Hany despertó un día dentro su kdrama favorito, ahora siendo un personaje extra llamada Hany Park no tiene más que hacer que animar a sus protagonistas favoritos y ver como se desarrolla su historia de amor; sin embargo qué sucederá cuando quiera ay...
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Hany
Al salir de ahí podía sentir como mi corazón tamboreaba en mi pecho, no tenía planeado llegar tan lejos cuando le di el pastelazo a Jun Pyo, pero esperaba que con eso se tranquilizara y me dejará en paz por lo menos por el resto del día. Ya después vería como hacer para atenuar la sádica personalidad de mi chico lindo. Mientras pensaba en ello ingrese sin querer al bosque de la escuela, en realidad no era un bosque tenía un camino aunque la gran parte de la vegetación lo cubría y los alrededores estaban llenos de árboles por lo que podían fácilmente hacerte perder la ruta, así fue como entre y me perdí en el medio. Se suponía que buscaría a Ji Hoo para entregarle su chaqueta y hablarle sobre Jandi, pero ahora ni siquiera sabía en donde estaba parada.
—¡Por amor al cielo! ¡Nadie puede tener peor suerte que yo! —exclamé furiosa, rescostándome en un árbol pues no tenía a donde ir y si seguía avanzando tenía el presentimiento de que solo empeoraría mi situación.
—¿Qué haces aquí? —escuché la voz de alguien muy cerca de mí y me levante del árbol de inmediato para buscarlo.
Las hojas del otro lado del árbol se empezaron a mover ya que alguien se levantaba del suelo, Ji Hoo estaba ahí y se acercó rápidamente al verme.
—Te pregunte que haces aquí —repitió.
Sin darme cuenta me había quedado callada mirándolo de frente, así que sacudí mi cabeza para despejarme de la sorpresa que me llevé al verlo y respondí.
—Ah, lo siento por accidente perdí el camino y terminé aquí yo... —casi olvidaba que lo estaba buscando—. Esto es tuyo olvide dartelo la última vez que nos vimos, lo lave asi que esta limpió —quise darme una bofetada por esa última frase.
¿Lo lave así que esta limpió? Por supuesto que esta limpió si dije primero que lo lave, no, ese no es el problema ¿Por qué estoy hablando de limpieza ahora? ¡Por amor al cielo! Esto no podría ser más vergonzoso.
—Está bien —aceptó sin avergonzarme recibió la bolsa de papel y luego giro para irse dejándome atrás—, ¿no vienes? —preguntó girándose y extendiendo su mano hacia mí invitándome a seguirlo.
