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Era un tonto y un gran cobarde y lo sabía, pero ¿qué más podía hacer? Estaba asustado con todo esto, con las marcas que aparecieron en su muñeca y notó al regresar de clases, cuando estaba tranquilo bañándose para luego sentir que su animo caía en...

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Era un tonto y un gran cobarde y lo sabía, pero ¿qué más podía hacer? Estaba asustado con todo esto, con las marcas que aparecieron en su muñeca y notó al regresar de clases, cuando estaba tranquilo bañándose para luego sentir que su animo caía en picada al ver la luna y el sol que acompañaban a sus estrellas. No estaba listo para esto y nunca lo estaría, había pasado gran parte de su vida huyendo de los soulmates, escapando lo más lejos posible para no tener que afrontar el dolor que vendría.

Quería ignorarlo, dejarlo pasar, pero cuando escuchó la conversación de Jeongin y Jisung cuando estaba pasando por el pasillo y notó sus propias estrellas en sus brazos, no supo que más hacer que escapar, encerrarse en cuarto por dos días y regresar el viernes completamente cambiado, su mirada más fría y su actitud más cortante, esperando que de esta forma la pareja se alejase y nunca tuviese que afrontar de frente el hecho de que ellos eran sus almas gemelas, pero mientras más intentaba alejarse, más se acercaban, preocupados, llenando su buzón de llamadas perdidas y mensajes sin leer. Hasta Chan estaba preocupado pero se negaba a darle una respuesta, no quería hablar de ello, solo quería ocultarse, protegerse, no salir herido porque las almas gemelas podían también ser tan dolorosas y él sabía que si se dejaba llevar y decidía acercarse más a esos dos chicos, terminaría por romperse, porque ellos eran una pareja, una relación ya establecida, ¿y qué era él? Un simple intruso en sus vidas.

Su celular comenzó a vibrar a su lado donde se encontraba sentado abrazando sus piernas arriba de la cama, dirigió su mirada al aparato, el nombre de "Chris ♡" se iluminaba en la pantalla, había leído sus últimos tres mensajes a través de las notificaciones y ahora no se animaba a enfrentarlo. Sabía que lo había descubierto y no estaba dispuesto a discutir ahora.

La música se detuvo, otro mensaje en su lugar, "Respóndeme" es lo que podía leer, y tras otro momento de cobardía, decidió al final atender la nueva llamada antes de que el mayor pudiese llegar a cortar, con sus manos un tanto temblorosas.

Silencio, no soltó ni un solo ruido mientras escuchaba la voz de su mejor amigo.

—Gracias por responder –comenzó–. Estaba tan preocupado por ti.

Felix quería disculparse por eso pero no se animaba a hablar aún.

—Supongo que sabes porque te estoy llamando, ¿cierto? –asintió, susurrando un "si"–. Jeongin y Jisung son tus almas gemelas.

Frunció levemente el ceño, no quería esto, no quería una alma gemela en su vida.

—Ellos dijeron lo de su nueva marca, vi tus estrellas en sus brazos.

Suspiró, tirandose al colchón, con las sabanas desordenadas y hechas un pequeño desastre, mientras giraba y veía su muñeca, dejando el celular en altavoz y sacandose la muñequera, revelando sus estrellas y las otras dos marcas que las acompañaban, otro suspiro escapó mientras fruncía el ceño, una mezcla de emociones revolviéndose en su pecho, ¿por qué tenía que pasarle esto a él? ¿Por qué el mundo lo odiaba tanto? No quería saber nada de los soulmates, no quería hallar a su soulmate y mucho menos deseaba que fuesen dos chicos con los que se había llevado bien.
Pensó que tendría amigos, que podría integrarse al grupo de Chan pero no, el destino tenía otros planes para él, tenía que arruinar todo, tenía que separlos. O mas bien, él se veía obligado a hacerlo, no podía volver a acercarse, no podía arriesgarse a que Jeongin y Jisung descubriesen que las estrellas eran su marca.

—Felix... –la suave voz del australiano lo sacaba de su cabeza.

—Chris...

—¿Por qué no me lo dijiste? ¿Acaso no confías en mi? Podría ayudarte, puedo ayudarte.

—¡Confio en ti! ¡Por supuesto que lo hago! Pero no quiero esto –sus ojos picaban.

—Se que estas asustado y molesto, y entiendo por lo que pasó pero debemos hablar, debes hablar con ellos y decirles.

—No quiero hacerlo... –murmuró.

—Ellos no son malas personas, lo comprobaste tú mismo –seguía insistiendo, pero el rubio no quería hacerlo, no quería hablar, no quería enfrentarlos, no quería salir herido.

—¡No, Chan! –exclamó, sentándose–. Ellos son pareja y están bien juntos, no quiero que sepan que soy su soulmate como tampoco quiero involucrarme mas en esto –respiró hondo, intentando calmarse–. Intente huir toda mi vida de los soulmates para que de pronto dos marcas apareciesen en mi muñeca –se abrazó a si mismo–. No quiero hablarles, no quiero enfrentarlo Chan...

—¡No puedes solo seguir huyendo! ¡No puedes solo hacerte el idiota y seguir escapando!

—¡Pues veme hacerlo! –su voz se quebró al final.

—Felix...

Un sollozó escapó de sus labios, las lágrimas resbalando por sus mejillas.

—E-ellos son una pareja Chan –su cuerpo temblaba–. Yo no puedo formar parte de eso.

—Solo quiero que seas feliz mi pequeña estrella... –su tono dulce y tranquilizador–. Iré a verte ¿si?

—E-esta bien –moqueo y la llamada se cortó, acurrucandose en las sabanas mientras abrazaba su almohada con fuerza.

Pasaron unos minutos hasta que golpearon la puerta de su cuarto antes de que la figura del azabache entrase, observando con tristeza el estado de su amigo, acercándose lentamente hasta la pequeña bola temblorosa oculta bajo sabanas amarillas.

—Hey –llamó suavemente y Felix salió de su escondite, asomando sus brillantes ojos llenos de lágrimas.

—C-chris –tartamudeó, respirando agitado.

—Mi pequeña estrella, no llores –acercó su mano, secando las lágrimas con cuidado y ternura–. Aquí estoy.

El rubio se soltó de las sabanas, sentadose para poder tirarse encima del mayor, abrazándolo con fuerza y ocultando su rostro en su pecho mientras se ubicaba en su regazo, las suaves palabras de Chan confortandolo con cada caricia en su cabeza.

Se sentía como aquella vez donde eran niños, recostados en la cama del más grande, sollozando en el pecho de su amigo, su cuerpo temblando por los espasmos y sin ser capaz de controlar su llanto, se sentía tan mal por lo que estaba pasando en casa, por las discusiones y el estado apagado que lucía su mamá con cada día que pasada.

El azabache buscaba calmar a su pequeña estrella, ayudándolo a regular su respiración hasta que pudo hacerlo correctamente, la mueca presente en su rostro mientras veía el estado de su amigo, no le gustaba para nada el como su pequeño sol se iba apagando y rompiendo.

—Todo estará bien Lix –susurraba contra su cabeza, dejando un pequeño beso para luego tomar las pecosas mejillas del menor y acariciarlas suavemente, plantando un último beso en su nariz, sonriendole dulcemente–. Eso es, shhh –seguía murmurando mientras secaba sus lágrimas–. Estoy aquí y aquí siempre voy a estar –volvió a apoyarlo contra su pecho.

Y tal como aquella vez, el pecoso cayó rendido por el sueño, acurrucandose contra su mejor amigo.

—Todo estará bien...

Oh, como desearía Chan poder mantener a su estrella siempre en sus brazos.

Oh, como desearía Chan poder ser egoísta por una vez en su vida.

Oh, como desearía Chan poder ser egoísta por una vez en su vida

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Soulmates || JeongsunglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora