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Suspiró, saliendo del aula tras guardar sus libros en la mochila, sin esperar a sus amigos que lo llamaban, tan solo retirándose en silencio mientras se hundía en su cabeza, en los diversos pensamientos que rondaban en esta y salía al patio, sentá...

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Suspiró, saliendo del aula tras guardar sus libros en la mochila, sin esperar a sus amigos que lo llamaban, tan solo retirándose en silencio mientras se hundía en su cabeza, en los diversos pensamientos que rondaban en esta y salía al patio, sentándose en una de las bancas disponibles, el ruido de los demás alumnos que se encontraban cerca se veía opacado por la intensidad de sus pensamientos.

Seungmin volvió a suspirar, cruzando sus brazos sobre la madera de la mesa para poder descansar su cabeza en ellos, fijando su mirada en una pareja de soulmates que reía fuerte, molestándose entre ellos, sonriendo inconscientemente al pensar en Changbin y él, lo ruidosos que podían ser mientras se molestaban y bromeaban.

Ah, su pecho se sentía cálido pero también siempre estaba presente esa molesta picazón, esa punzada que venía una y otra vez cada que recordaba ese algo. Sacó su mano del peso de su cabeza para poder admirar las marcas que había en esta, un copo de nieve y una telaraña, una al lado de la otra, con sus puntas casi tocándose, volvió a sonreír, apoyándose en su antebrazo para poder acariciar con su otra mano la marca, sus ojos brillando de amor y cariño. Amaba a Changbin, no había duda de ello, lo amaba tanto y sabía que el mayor también lo amaba, porque si no fuese así entonces sus marcas no brillarían con la intensidad en que lo hacen, pero eso no apartaba el temor, no quitaba las inseguridades.

Estaba actuando sospechoso y los demás lo estaban notando, sintiendo sobre todo la intensidad de la mirada de Hyunjin y Jeongin sobre él, ambos preocupados, sin conocer lo que estaba pasando en su cabeza.

¿Debía hablar? ¿Debía enfrentarlos de una vez y buscar las respuestas que tanto necesitaba? Pero no podía hacerlo, era un cobarde que tenía miedo de llegar a perder a Changbin, lo amaba pero igualmente estaba furioso, quería gritarle, quería abrazarlo, quería rogarle que por favor no lo abandonase y al mismo tiempo golpearlo con fuerza.

Una lágrima solitaria se deslizó por su mejilla y lo trajo a la realidad, limpiándola rápidamente antes de que sintiese la llegada de Hyunjin, volteando a verle.

—Hey –le llamó suavemente el azabache, con una sonrisa torcida y sus ojos tristes.

Había actuado distantes estos días, debería disculparse por esto, es solo que hay momentos donde quiere estar lejos de todos, donde reflexiona y se hunde a si mismo antes de poder volver a salir y mostrar el Seungmin que era siempre ante todos, el chico inteligente, sarcástico y bromista, que era débil por los halagos y le gustaba molestar a sus amigos, que tomaba la mano de su mejor amigo Hyunjin para ir a casa juntos todos los días.

—¿Está todo bien Minnie? –un tanto dudoso, acercó su mano a la más pequeña, ofreciéndole una suave caricia–. Sabes que puedes decirnos si algo te sucede, siempre puedes contarme las cosas.

Pero ¿cómo podía hacerlo? Si le decía, entonces el azabache también saldría herido y odiaría ver los brillantes ojos de su amigo llegar a apagarse.

Soulmates || JeongsunglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora