Llegó el médico y me dio la noticia que me daban el alta.
Gracias doctor - dije sonriente -
El doctor salió de la habitación haciendo un ademán con la mano.
Bueno mi querida Emy, ¿A dónde quieres ir? - Preguntó Daymon sonriente -
¿Vamos a ir a algún lado? - pregunté sonriente -
Tendrás el gran privilegio de salir con el maravilloso Day - respondió haciendo su típica cara de galán y mujeriego, que hace que se vea extremadamente bien. No, no, no. Emily Ann Parker Williams no acabas de pensar eso. No lo hiciste, es decir, es Day, mi amigo, y el que descubrió que tengo cáncer.
Mierda. Lo pensé, ¿Verdad?
Lo mire y solté una carcajada, actúa normal, como si nada pasara. Tu puedes Emily, tu puedes.
¿De qué te ríes? - preguntó fingiendo estar ofendido -
No, de nada, pero querido, ahora que me invitaste a salir tienes que esperar, mi ocupada agenda no tiene espacio. ¿Esperas hasta el próximo año? - me reí - Pero, si me llevas cargada en tus brazos como a una princesa, de repente puedo mover algunas fechas de mi gran agenda - dije tratando de sonar seria -
Él rió. Muy bien, lo estas consiguiendo. Sigue así chica, tu puedes.
Serás mi princesa Emy, hoy seré tu príncipe azul - respondió -
¿Quién dijo que un playboy no podía ser un príncipe azul?, bueno quizás y sea cierto, pero el mío podría ser verde, ¿cierto?... ¿Cierto?.
Miré a Daymon y alcé los brazos para que me cargara, y eso fue lo que hizo, me levantó en sus brazos, como a una princesa, estaba por salir y reconrdé algo sumamente importante.
Estaba con el camisón del hospital, no iba a salir así, miré a Daymon y me reí, me miro extrañado y después noto lo que tenía puesto.
Bueno,a menos que quieras que piensen que te robas a una muy hermosa paciente del hospital, puedes llevarme así a la calle - dije sonriente - y deja de babear, ya se que luzco hermosa en todo lo que me pongo - reí -
Caminó hasta la cama sonriendo y me dejo sentada en esta.
Pero te veías hermosa así, ese camisón resaltaba tus - se quedo callado y miró el escote del camisón - tus maravillosos riñones - sonrió -
Empecé a reír. Pero cálmence, no me enamoraré, no puedo por mi enfermedad y lo saben. Daymon me dedicó una última sonrisa antes de salir y cerrar la puerta tras el.
NARRA DAYMON
Maravillosos riñones, ¿en serio?, de todo lo que pude decir, ¿dije eso?. ¿Dónde carajos quedó mi sentido del humor?, que me maten, escucho la risa de Emy a través de la puerta, por lo menos la hice reír.
Caminé hasta un asiento al costado de la puerta. Además, ¿me puse a ver su escote?, la chica esta enferma y yo lo que hago es mirarle el escote. Bien hecho Daymon, te mereces un premio, suelto un suspiro, al levantar la mirada veo una máquina expendedora.
Me levanté y caminé hacia la máquina expendedora del hospital, meto una moneda y aprieto el código para que salgan mis Chips ahoys y las galletas se quedan atrapadas. Maldita maquina expendedora. Estoy seguro de que un día esas máquinas cobraran vida con ayuda de los extraterrestres y dominaran al mundo.
En ese momento empezó un pequeño temblor, deje la máquina y fui al cuarto de Emily, esta se terminaba de poner la camiseta, no me importó, entré y la cargué en mi brazos y la saqué del hospital y la cubrí con mi chaqueta al llegar afuera.