Epílogo

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Años después...

Un humilde pescador se encontraba pescando con su pequeña hija en el mar, cerca de un castillo abandonado. Le deba escalofríos el solo pensar en todas las horribles cosas que sucedieron allí, el asesinato del Rey Eric y La Reina en su noche de bodas, en la muerte del padre del rey, la familia Atlante y la bruja Úrsula, todos ellos murieron de una forma estrepitosa, la misma noche por causas diferentes pero sin dejar de ser aterradoras.

Sin embargo no podía negar que en ese punto específico del mar la pescadería era un prodigio. Los mejores y más grandes peces nadaban por allí como esperando a ser emboscados, cada pez era único, peces de todos los colores y variedades de todos los países del mundo, incluidos los Polos Norte y Sur. Era un fenómeno extraño al que, aún no se le daba una explicación coherente, algunos creían incluso que esto era debido a la catástrofe que ocurrió en el castillo.

─Papá ¿qué es eso? ─preguntó con curiosidad la pequeña de nueve años recién cumplidos.

─Es un pez Andrina ─respondió sin mucho interés, su hija estaba en la edad en la que quería saber todo.

─Pero es muy grande, parece una persona.

El hombre enseguida se espantó y quiso corroborar su idea de que podría ser. Se asomó fuera del bote y efectivamente era lo que pensaba, era el monstruo de las leyendas, era La malvada sirenita de los cuentos de terror escritos para asustar a los niños.

"Se cuenta, que una hermosa chica fue maldecida y condenada por una bruja a vivir en las profundidades del mar Áureo cerca del castillo del legado Velmont, debido a sus múltiples crímenes cometidos hacia almas puras e inocentes, y desde entonces vive con la apariencia de una sirena deforme... cada diez años sube a la superficie y hunde a los pescadores para devorárselos y de sus órganos extraer la pureza para poder volver a la normalidad..."

Otros decían que el agua es como un espejo que refleja tu alma, y al hacer contacto con ella, la oscuridad que albergaba en la joven, salió a relucir como un monstruo.

Puras tonterías ─pensó el hombre.

De repente el pequeño bote de madera se removió bruscamente sobre el agua. Él hombre asustado comenzó a remar y remar para alejarse lo más pronto posible de ese lugar, cuando una fuerza submarina le arrebato los remos, el hombre se esperaba lo peor mientras abrazaba a su hija, espero por varios minutos, en donde todo parecía transcurrir lo más normal y calmado posible como si nada hubiera pasado.

Suspiró aliviado y se dispuso a buscar los remos de repuesto cuando una mano verde y escamosa se apoyó rápidamente en el bote, la pequeña gritó de puro terror, y el hombre se encontraba paralizado de miedo. No podía ser posible, eso no podía ser verdad se repetía una y otra vez, otra mano se apoyo para impulsarse y saltar dentro del bote, era horrible, espantoso ver aquello. En lo primero que se fijó el pescador fue en los dientes tan filosos como los de un tiburón, luego en los ojos negros tan profundos que parecían pozos infernales, y por último en su cuerpo cubierto de escamas y branquias.

La niña seguía gritando y llorando de miedo, pero eso a la sirena no le importaba, no la podía oír, su mirada estaba fija en lo que sería su próxima víctima, el pescador. En un rápido movimiento lo agarró y se lo llevó al fondo del mar, mientras él forcejeaba para liberarse e ir a casa con su pequeña, que era lo único que tenía en la vida.

─Andrina, hija ─gritaba desgarradoramente─. Te amo.

Esas fueron sus últimas palabras antes de morir ahogado, para luego ser devorado por la sirena.

─Yo también te amo, padre.

La pequeña niña sonrió, esa escena más que haberle asustado le había gustado, tomó los remos y remó hasta su antigua casa, donde vivió con su padre y madre antes de que esta muriera, entró a la casa y lo primero que notó fue el cadáver de su madre, devorado por el paso de los años y los gusanos.

─Hola madre ─siguió de largo hasta su antigua habitación.

...

Ariel acababa de devorar al pescador, y aún no se satisfacía, volvería a subir para cazar algo más, mientras más personas consumía más hambre sentía, la maldad la había consumido en su totalidad, ya no era la chica con genes de asesina que fue manipulada por quien creía amar, y menos la chica arrepentida luego de descubrir una desgarradora verdad, ahora... ahora era un monstruo caníbal del mar, su cerebro ya no enviaba y recibía las mismas ondas de antes, su cuerpo era el de un humano deforme, pero su cerebro era el de un depredador marino, ya no era ella, de hecho nunca fue ella en verdad.

Apenas el intercambio de cuerpos surgió efecto, Ariel lo notó y se deshizo de su hermana tirándola al mar para que se ahogara, pero al no estar terminado del todo la bruja hizo provecho de su última oportunidad antes de morir adelantando el proceso. Andrina murió ahogada en el fondo del mar, por esta razón Ariel se convirtió en un monstruo marino, murió ahogada en su oscuridad y la bruja había cobrado su deuda para luego morir.

Aquella noche fue trágica para todos... casi todos en aquel castillo, reyes, sirvientes y todo a su alrededor, había tanta maldad y oscuridad albergada en un mismo sitio que era necesario ser eliminado, por lo que Andrina, luego de haber reencarnado en un pequeño cuerpo de niña inocente decidió acabar con todos, cobró venganza a su desdichada familia, al rey y a los sirvientes para que no quedara un solo testigo vivo.

Solo le faltaba la puta de su hermana pero esa, es otra historia.

Andrina se paseaba feliz por su casa mientras trazaba un plan para vengarse de su hermana, para solo así poder descansar en paz.

─Acabare contigo, desgraciada.

Rió como una loca... era hermana de Ariel, sangre de su sangre, compartían la misma locura.

La malvada Sirenita [+18].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora