Yuuji estudiante de Hechiceria quien se relaciona con su maestro de manera íntima se lleva una gran sorpresa al enterarse de varios secretos en su vida, uno de ellos... esta embarazado, ¿Cómo afrontarlo? ¿Cómo decirle a su sensei? y lo mas important...
***ALERTA: No sigo el manga, si encuentran alguna coincidencia es pura casualidad, sin más que lo disfruten***
---------------------------------------------------------------------- - ¡¿De qué carajos estás hablando?! – maldita maldición, estaba loco, acaso lo estaba afectado estar encerrado o que broma estúpida le estaba diciendo.
-Bueno… no se si es un engendro tuyo, pero como eres el único que lo profanas, cada noche y en cada oportunidad que tienes – dijo con burla mientras sonreía con sorna al ver la molestia del anciano, quería asesinarlo y el sentimiento era mutuo – No es que me interese verlos coger. Además el mocoso sabe usar muy bien las barreras, eso gracias al infierno me evita ver a un anciano en celo.
-No sabes lo que te pierdes - termino de cambiar a Yuuji tratando de mantener la calma, siempre fue tranquilo, se tomó todo con calma y esta no sería la excepción- explícame bien que es lo que está pasando.
-No tengo por que decirlo, me entretiene un poco lo que esta pasando, pero no veo por qué deba
-Lo harás – aseguro sin titubear mientras se aseguraba por ultima vez que su chico estuviera bien – estas tentando la suerte.
-No creo que puedas hacer algo, si muero yo, muere el chico, de eso me asegurare.
-No estés tan seguro – relajo los hombros sonriendo como de costumbre – tengo una forma de garantizar la vida de Yuuji sin que tu estés.
Esta vez fue el demonio quien chasqueo la lengua para sus adentros, en cada época había humanos que era una patada en el trasero y este particularmente era demasiado fuerte, no quería caer en su juego, pero como él lo había dicho, no podía dejar que este viejo dañara todos sus planes – No hay mucho que pueda decir, el mocoso está gestando un feto en su vientre, hasta ahora solo se que los demonios íncubos son los últimos demonios en engendrar vida en los seres humanos.
-Según tengo entendido el incubo solo tiene relaciones con las mujeres sin pasar a más.
-Acaso quieres que te de una clase- dijo molesto, no le bastaba con mandarlo- a diferencia de lo que se cree, un incubo no solo perversa a la mujer; con cierta cantidad de mujeres es capaz de dejar su semilla y es ahí de donde se originan los demonios súcubos siendo su contraparte femenina.
-Pero eso no explica el por qué dices que Yuuji esta engendrando.
-Como dije antes, ni eso yo lo sé, no hay mucho que sepa del mocoso… Hasta ahora ha sido el único humano que soporta mi poder o mas sorprendente es el único que me restringe – era cierto no tenía mucha respuesta y por lo que sabía él solo había vivido con su abuelo y nunca quiso investigar su pasado – Hubo una vez el rumor de un experimento pero el humano murió y eso fue hace demasiados siglos, provocó la extensión de una raza demoníaca, llevándose consigo toda la información al respecto, solo puedo asegurar que este chico tiene un útero y gracias a tu semilla o eso supongo, se generó el engendro por qué es completamente humano, no tiene ni una pizca de demonio.
Increíble lo que estaba escuchando, en todo su vida, en todo su conocimiento nunca había oído tal cosa, ahora entendía el comportamiento del niño… No había tiempo que perder necesitaba ayuda de la doctora, es quien podría ayudar en este momento y solo por ahora tener todo en secreto.
************************* Recuerdo de Itadori **********************
¿Dónde estaba? ¿Qué eran esos gritos que se escuchaban? ¿Estaba muerto? Era tan confuso, su cabeza dolía al igual que su cuerpo intento abrir los ojos y así mismo los volvió a cerrar, había un líquido caliente corriendo por su cara. Se dio la vuelta limpiando en el proceso su ojos los más que pudo, cuando al fin logro enfocar su vista se dio cuenta que estaba en una especie de jaula, había dos puertas de rejas a cada extremo, miro sus manos un poco confuso, era más pequeñas de lo que recordaba. -Ya estás despierto, eres muy buen recipiente. – escucho decir desde el fondo de la habitación tan fuerte que lo hizo retroceder, estaban abriendo la reja.
Miro el lugar asustado hasta ver su reflejo en un vidrio alto en la pared, su aspecto era como un niño de cuatro años… No entendía que estaba sucediendo pero tenía miedo, mucho miedo.
Grito tan fuerte como sus cuerdas vocales lo dejaron al sentirse apresado entre unos horribles y viscosos tentáculos
– ¡Suéltame! – no quería esto, todo era tan confuso - ¡Papá! ¡Papá! - ¿Por qué estaba gritando eso?
-Quieto!- lo aprenso con más fuerza mientras lo empezaba a desvestir – tu estúpido padre no vendrá, eres la ofrenda que el creo para mí – casi tuvo arcadas al sentir ese aliento fétido en su espalda – eres solo un instrumento, ya tiene en tu interior lo que te permitirá llevar a mis demonios, ahora por fin dejaremos de obedecerles a las maldiciones.
¿De que estaba hablando? No sabía nada de lo que estaba pasando, nunca tuvo estos recuerdos, nunca conoció a su padre, nunca había visto nada respecto a la hechicería hasta el incidente de la escuela. ¿Qué podía hacer? ¿Esto era un sueño o estaba viajando al pasado, o estaba delirando?.
-Yuuji - ¿Quién lo estaba llamando? Era la voz de una mujer – aquí estoy
Sintió ser lanzado con tanta fuerza que al chocar con la pared y caer al suelo lo único que pudo hacer fue toser sangre, su vista era más borrosa, no entendía quien era esa mujer, por qué estaba aquí y que era esa cosa…
Aún aturdido trato de arrastrarse hasta esa mujer que estaba peleando con esa bestia, no supo por qué pero su pecho dolía, sus ojos estaban escurriendo lágrimas y grito con más fuerza cuando vio a esa mujer ser atravesada ante sus ojos.
-¡Ahhhh! ¡NOOOOOOOOOOO! – se incorporó de golpe tratando de calmar su respiración, ¿Dónde estaba? Su cuarto, estaba en su ¿cierto?. Las paredes eran las mismas, estaba bien... Solo había Sido una pesadilla sin sentido.
Sin poder aguantar y sin tiempo de ir al baño devolvió lo poco que había en su estómago al lado de su cama, por su cuerpo se deslizaba un sudor frío, su manos y pies se sentía helados. Los temblores de su cuerpo aumentaron a cada segundo y cuando sintió que alguien lo iba a tocar por puro reflejo manoteo hasta echarse para atrás.
-Esta bien, tranquilo. Soy yo – hablo Gojo – sensei apretando el puño de su mano sin acercarse.
-Lo siento... yo... - sus ojos no paraban de llorar - por favor no me toque… ahora no… - abrazo sus piernas tratando de encontrar refugio.
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