Yuuji estudiante de Hechiceria quien se relaciona con su maestro de manera íntima se lleva una gran sorpresa al enterarse de varios secretos en su vida, uno de ellos... esta embarazado, ¿Cómo afrontarlo? ¿Cómo decirle a su sensei? y lo mas important...
Si era cien por ciento lo que Mei Mei había enviado a su celular tendría que estar completamente alerta, ya el consejo se había enterado de que tenían el mapa por lo que debían adelantar la operación para terminar de obtener los cinco dedos que quedaban, aunque debía agradecer de que hubieran tardado un mes en enterarse, al parecer la vejez les estaba haciendo efecto o su adictiva amiga era demasiada buena.
Todo el plan marchaba como debía, cuando robo los últimos dedos del instituto sucedió lo que predijo, los habían puesto frente a todos como traidores quienes se habían aliado con Sakuna para acabar con los magos, para su fortuna no tuvieron pruebas que demostrar y mas de la mitad les estaban dando el beneficio de la duda pues siempre se oyó de su grupo quien estaba en pro de los humanos, gracias a eso lograron poco a poco sacar a la luz evidencias de los altos rangos quienes si estaban aliados con las maldiciones convenciendo a más de uno de quienes eran realmente los culpables.
Suspiro cansado, eran muy poco para todo lo que debían hacer y le hubiera gustado esperar a que su hijo naciera, pero entre los actos del consejo y poderes desconocidos de Yuuji tenia que tratar de asegurar su mayor bienestar, si lo hubiera dejado todo al final como tenía planeado se arriesgaba a que atacaran a Yuuji en pleno parto siendo la peor desgracia que no estaba dispuesto a dejar pasar. Camino en dirección a la habitación que estaba ocupando con su chico gracias a la hospitalidad del abuelo que sin reparos los dejo quedar y les estaba proporcionando toda la información.
- ¿Yuuji estas despie…? - quedo con las palabras en la boca al ver tan escena, su chico frente al espejo semi desnudo dejando ver a la vista desde su vientre hacia arriba.
- ¡Es que no sabes tocar! - grito en respuesta con la cara roja, que lo vieran en esta situación era mas que vergonzoso, si tan solo sus camisas sirvieran – aléjate, lárgate – tomo la primera prensa que vio en el piso y se la lanzo en la cara.
-Ya... ya, lo siento fue mi culpa – sonrió mientras avanzaba esquivando los objetos – pero me puedes decir ¿Qué hacías? – le tomo de las manos suavemente impidiendo que lo golpeara.
- … nada
- ¿seguro? - lo observo de pies a cabeza volviendo a su redondo vientre que ya era suficientemente grande, con seis meses de embarazo no había forma de ocultarlo, aunque para Gojou no había necesidad, le gustaba ver a su hijo crecer – vamos dime – le dio la vuelta recostándolo en su pecho quedando en frente del espejo - ¿Acaso dolía algo? – Yuuji negó agachando la vista, dios estaba tan avergonzado.
-Es que ninguna camisa me sirve… quería ver si estaba muy gordo- confeso con pena – pero no importa buscare algo que me sirva- se trató de alejar sin embargo el sensei no se lo permitió mientras posaba sus manos en su vientre.
-A mi me parece que estas mas que hermoso y en forma – le sonrió sobando toda la zona – es normal que tu vientre crezca, nuestro hijo esta allí, eso solo quiere decir que papi está poniendo todo de si para que el sea un bebé sano – volvió a sonreír trasmitiéndole toda la confianza posible.
-Eres un idiota – comenzó a llorar por el apoyo que siempre recibía, tal vez eran las hormonas o simplemente estaba agradecido por lo que la vida le estaba dando. No paro de llorar sino después de un rato, cuando ya se encontraba en el mueble con una camisa del sensei quien estaba sentado con el celular en mano y con la otra seguía sobando su vientre - ¿Cómo van las cosas?
- Mmmm – Que decirle, no quería preocuparlo con cosas innecesarias porque sabia que de alguna forma trataría de hacer algo – Van bien, falta poco para tener todos los dedos.
¿Cuándo piensas atacar el instituto? – se dejo llevar por las caricias entre cerrando sus ojos.
-Mas que atacar el instituto iré por la cabeza de los ancianos quienes se reúnen en Tokio, en la sede principal – le explico un poco – lo mejor es que tenemos a los del segundo año con varios hechiceros a nuestro favor.
-Solo espero… - bostezo acomodándose mejor en el mueble – que todo salga sin que haya ningún muerto
-Yo también – lo vio dormirse – Pero… no me hare responsable si intentan tocarte.
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Doblo a la derecha hasta llegar al cuarto donde estaban curando a Megumi quien había sido herido por un maldito demonio que habían mandado los ancianos. Malditos hijos de puta, no se habían contenido al atacar a su equipo y esperaban que no hiciera nada. Debian actuar lo más rápido posible, tomar la mayor ventaja y derrocarlos del poder.
-Lo siento – hablo en azabache adolorido – solo pude traer tres, ellos lograron los otros
-No te preocupes, esto es más que suficiente – le recibió los objetos- por el momento esperaremos que descanses y te puedas recuperar, apenas este bien atacaremos.
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