Capitulo 11

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-¡¿Quién te dio el derecho entrar a la oficina?!- grito el anciano mas que molesto. Había un despelote en todo el instituto porque alguien había entrado a la bóveda de los tesoros maldito y ahora el autor estaba en frente de él – Me debes obediencia, no tienen el derecho a hacer esto.

-cálmate anciano - tomo asiento en la silla con la gracia que lo caracterizaba – te puede dar un paro cardiaco y eso me quitaría la satisfacción de hacerte pagar todo lo que has hecho.

- ¿P…Pagar? – trago grueso – Solo me he dedicado a proteger la hechicería

- ¿Proteger de quién?...  Hacen algunos tratos con maldiciones para el beneficio del resto de los ancianos sin importar a quien tengan que sacrificar – puso sobre la mesa 2 cajas pequeñas que contenían dos dedos se Sakuna.

-Como te atreves a robar esos objetos – se altero golpeando la mesa – no te pertenecen.

-Ni a ti tampoco – contrarresto – se supone que les habían robado los último, ¿De dónde sacaron más? – pregunto. Según el pedido de misiones su grupo era el único encargado de buscar dichos dedos, pero por lo que veía les gustaba tener todo con un toque de misterio.

-Eso… eso…

-Nunca te había visto tan nervioso – se burló - necesito saber algunas cosas antes de que te hagas en los pantalones – le sonrió  - ¿Quién fue el que autorizo el ataque?

No esperaba que le respondiera con la verdad, solo quería ver su reacción respecto a ello, estaba seguro que había venido del consejo, pero necesitaba encontrar el cabecilla principal para tomar el control de todo de una vez por todas para darle un nuevo giro a la hechicería.

-No se de que estas hablando – se sentó tratando de mantener su postura – nadie ordeno el ataque contra itadori.

-Nunca dije que fue hacia Itadori- tomo las cajas guardándolas en su chaqueta sonriendo – así que si sabias de eso.

-No lo sé, pero es por el único por el cual pones problemas – trato de excusarse aún más nervioso

- ¿Qué más sabes?

-Ya te dije que no se de lo que hablas – levanto de nuevo la voz – detén todo lo que estás haciendo. La muerte del chico está asegurada y lo sabes, siempre fue así desde un principio.

-Los planes cambiaron, ahora yo soy el responsable de su destino – se puso de pie poniendo sus manos en los bolsillos- si me entero de que lo intentaron tocar no me detendré hasta matar a uno por uno, de la peor forma ¿Este claro anciano?

Tomo camino hacia la salida sin esperar respuesta, solo había venido a recuperar esos objetos malditos para no darles ventajas, por el momento solo seguiría investigando hasta encontrar el origen – No seas tan arrogante, el mocoso con su engendro estarán muertos tarde o tem… - no termino de hablar pues una pequeña esfera le había atravesado el brazo derecho dejándolo inconsciente.

-Anciano estúpido – cerro la puerta tras de sí.

Si ya los ancianos sabían del embarazo de Yuuji quería decir que la información se estaba filtrando más rápido de lo que planeo, lo mejor en el momento era que todos se quedaran en el templo por seguridad y debían empezar a planear su siguiente paso, el primero era no dejarlos tener los dedos de la maldición, el siguiente encontrar la mente detrás de todo. En este momento contaban con nueve dedos, tres comidos por él peli rosa y los otros seis en su poder resguardados en su dominio, solo faltaban once que según sakuna la mayoría de ellos estaban con sus respectivos guardianes.

Por el momento le transferiría a Mei Mei el dinero para que siguiera como infiltrada en el instituto mientras el se encargaba de proteger a su chico, no se perdonaba hacer sido tan descuidado dejándolo solo, Yuuji había luchado bien tratando de proteger al bebé y a partir de ahora no dejaría que nada malo les pasara a los dos.

Cuando por fin pudo ver a su chico por ordenes del doctor el aún estaba dormido y duro así durante tres días más, nada esta mal, sus heridas ya habían sanado, pero simplemente dormía, tan sereno y tranquilo que le era difícil aceptar lo que había sucedido en el ataque.

Saludo con cortesía a los monjes que aun se encontraban en el pabellón de medicina, abrió despacio la puerta de la habitación encontrándose con un Yuuji despierto con las dos manos en su vientre concentrado con cara de frustración. Su vientre ya era evidente y a su parecer lo hacia lucir hermoso y radiante

- ¿Sucede algo? – pregunto con curiosidad asustando al presente mientras que se acercaba a la camilla.

- ¿Cuándo llegaste? – se asustó – no pasa nada – le sonrió recibiendo un beso en la frente – el doctor dijo que él bebe se mueve, pero no logro sentir nada aun… así que – sonrojo sus mejillas desviando un poco la mirada – estaba tratando de concentrarme.

-Ya veo – Grito por dentro al ver a su chico tan malditamente tierno- demás que es tan perezoso como su papi – rio por el golpe que recibió.

-Que malo eres- Tomo las manos de Gojou sensei poniéndolas en su vientre – ¿Cierto que si Go-chan?

Los dos quedaron con los ojos abiertos por la sorpresa, de pronto la emoción del momento les estaba haciendo creer cosas que no eran. Sin embargo, un segundo golpe corroboro lo de antes, el bebé se estaba moviendo y lo hacia por que estaban sus dos padres. Yuuji dejo escapar unas cuantas lagrimas por la felicidad que sentía en ese momento, a pesar de todo lo que había pasado y de lo que podía pasar, estaba agradecido con el cielo por tan maravillosa oportunidad que le estaba brindando

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-Eso solo comprueba que ellos son los responsables – aseguro Nobara después de haber escuchado todo el relato del sensei.

-Es lo mas seguro pero no tenemos las suficientes pruebas para llevarlos a una corte marcial y poder derrocarlos- dijo el sensei concentrado en el celular.

-¿Aun piensas que podemos arreglar las cosas por las buenas?- fue esta vez megumi quien hablo.

-No lo creo ni lo quiero hacer, pero no puedo actuar irresponsablemente – puso el teléfono en la mesa donde estaban todos reunidos mostrando un mapa – Si algo sale mal y atacan a Yuuji quien esta indefenso por el bebé; todo sería en vano, si matamos a los ancianos para tomar el control la represalia será aún más grande contra nosotros y la gracia de hacer todo esto es no tener que matar a nadie innecesariamente, es decir no puedo tomar el control de una organización si no tengo quien me siga.

Todos asintieron al notar el punto, a pesar de que podían contra ellos no había mucho que pudieran hacer y lo importante era cambiar el poder de la hechiceria.

-Este mapa es el que han estado usando los ancianos para encontrar los dedos – señalo un punto – debemos obtenerlos todos para que entiendan que no solo los podemos controlar a ellos si no a todas las maldiciones.

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