Las buenas historias siempre tienen dos puntos de vista, así lo veía Ares quién siempre miraba con ambición lo que le gustaba, toda su vida se había esforzado por superarse a si mismo en lo que hacía, desde niño miraba con admiración las cosas y se decía a si mismo que algún día sería el mejor del mundo en todo, sería el mejor nadador del mundo, el mejor basquetbolista, el mejor futbolista, el mejor guitarrista, etc. No fué hasta que cumplió 13 años que se le vino a la mente la idea de que no le alcanzaría la vida para cumplir sus sueños si no empezaba al instante, puso manos a la obra, pero algo pasó solo una semana después, su padre, Adán, falleció en un accidente automovilístico, cuando el padre se disponía a girar en retorno por la avenida Azaleas a punto de llegar a su casa cuando un auto con cuatro personas y un conductor muy ebrio salió de repente y lo chocó por detrás de manera diagonal haciendo que el auto del padre perdiera el control y solo consiguió que el auto girara mientras se volcaba, por el impulso el auto dió una vuelta más y se estrelló contra un poste del lado del conductor lo que provocó que el padre del joven se rompiera varios huesos, entre ellos el cuello y quedó prácticamente aplastado, al instante le provocó la muerte, era una escena muy fuerte de la que se enterarían todos a la mañana siguiente en las noticias y el periódico (si es que alguien en la isla lo leía), al cabo de 3 horas después del accidente la notícia llegó a la angustiada familia que sin duda estaban preocupados pues Adán, el padre, no solía llegar más de 20 minutos después de lo común y ya hacía casi 4 horas que no respondía a las llamadas o mensajes, cuando Alguien tocó la puerta, la madre de Ares había sentido la paz pues creyó que había sido su marido con unas cuantas horas de retraso pero sano al fin, grande fué su sorpresa al abrir la puerta con alto entusiasmo sin embargo este al instante se apagó después de ver un agente de policía fuera de su casa al abrir la puerta, el policía inclinó la cabeza a manera de respeto y pidió pasar, sin perder cada detalle le contó a la familia lo que había ocurrido, el padre de Ares murió de una forma triste y dolorosa...
El jóven era el mayor de sus otros 3 hermanos, una niña de solo 6 años llamada Kanty y dos gemelos de 9 Emil y Elio (los nombres de los niños fueron elegidos por la madre de Ares a quien simplemente le gustó llamarlos "los Emilios") ahora al jóven le tocaba cuidar de sus hermanos hasta que su madre procesara la noticia, su madre sollozando salió de la casa acompañada del policía y fuera los esperaban otros 3 oficiales, los niños se quedaron dormidos entre lágrimas y sollozos y en medio de esa escalofriante paz se permitió llorar y sufrir lo que no pudo antes, acababa de perder a quién más había amado de la forma más sana y pura, ¿realmente había pasado? Tal vez no había llorado no porque no quisiera sino porque ni siquiera creía que fuera verdad lo que había pasado, era demasiado, se había despedido de él antes del trabajo, había estado confiado de verlo en la noche, tan confiado que ni siquiera pensaba en eso, había pasado tanto tiempo con su padre en todos estos años pero ¿Era suficiente? No, nunca fué suficiente y nunca lo sería, porque cuando perdemos a alguien buscamos cualquier pretexto para recordar que nos hace falta, prácticamente nos mutilamos mentalmente para recordar cuanta falta nos hace un ser querido, porque cuando se ama no bastan uno o cien años.
Ahí se encontraba Ares en el comedor justo detrás de la sala después de un pasillo que los separaba de manera horizontal, estaba sentado en la silla en la que siempre se sentaba Kanty en el comedor por las mañanas al desayunar, miraba atento y con los ojos cuál uvas a la silla de su padre, una vez más «¿Realmente pasó?» para su desgracia, si, había ocurrido, la silla frente a él nunca más sería ocupada, habría un vacío en esa casa, en esa familia. Cómo si fuera un espectador viendo una película de su propia vida recordó las comidas, las cenas, las navidades, los cumpleaños, las salidas, etc. Cada momento con su padre y sin permitírselo realmente pero sin lograr contenerse, comenzó a llorar, las lágrimas le escurrían por las mejillas como el rocío de las mañanas, quiso contenerse, falló, la nariz se le tornó roja, apretó los labios y chasqueó la lengua, se sentía impotente, ¿Cómo pudo salvar a su padre? Se preguntaba como si fuese su culpa a pesar de no estar ni cerca de la situación, los ojos se le hincharon, apretó el puño y la nariz se le llenó de mocos en un instante que le impedían respirar, tomó servilletas y sonó su nariz para deshacerse de la mucosidad pero no estaba ni cerca de lograrlo, por la ventana entraban las luces azules, rojas y blancas de las patrullas de policía, no quería que entrara un policía, no quería que lo vieran llorar, no podía parecer débil frente a sus hermanos, su padre nunca lo hizo, y tampoco frente a los policias, tampoco podían verlo como un chico débil, no debía permitírselo, el chico siguió sollozando tratando de hacerlo con el menor volumen posible cuando de repente entró su madre por un abrigo y las llaves de la casa.
—A dónde vas?— preguntó el jóven en un intento, fallido, de ocultar sus lágrimas a su madre, su madre lo vió, frunció los labios y al instante rompió en llanto y caminó hacia el, ambos se abrazaron llorando y se brindaron apoyo casi completamente en silencio, bueno, el mayor silencio que podían hacer entre sus chillidos, su madre se retiró de él y con ambas manos lo tomó de la cara.—En seguida vuelvo cariño, los policías me llevarán al hospital a ver a tu padre.
—¿Puedo ir?
—No...— nuevamente casi rompe en llanto —No quiero que veas así a tu padre, no sé cómo esté, pero fué un choque fuerte, necesito que te quedes aquí siendo fuerte porque no sé que hacer, ni siquiera puedo...— dijo pausandose para no llorar y finalmente rompió en sollozos otra vez.
—creerlo...— completó Ares lenta y pacíficamente con una voz aerosa casi callendo en la lastima, no encontraba palabra alguna para describir el dolor que sentía en ese momento, estaba seco, dolido y quién sabe que más, el mismo no entendía que sentía.
Su madre se despidió y entre llanto salió de la casa a la compañía de dos policías, uno a cada uno de sus costados, Ares quedó solo en el comedor, estaban solos él y la tristeza, se permitió llorar a mares, estuvo esperando por casi 5 horas a que regresara su madre pero esto no sucedió en ese periodo de tiempo, sin duda se tardaría mucho más así que Ares subió a dormir –o al menos intentarlo–, finalmente logró dormir pasadas las 5:00am y se despertó a las 11:00a.m. al levantarse corrió a cuarto de su mamá a ver si había llegado durante la noche, ella no estaba ahí pero las sábanas estaban descendidas, seguramente había intentado dormir pero no pudo, debió haber llegado aproximadamente a las 8:00 o quizás más tarde pero sin dudas perdió el sueño. Ares percibió un olor a hot cakes que venía de abajo, bajó y se encontró con su madre en la cocina haciéndolos, tenía una expresión triste y los ojos hinchados, estuvo llorando toda la noche de seguro, Ares se acercó a ella, le dió los buenos días y la abrazó, quiso hablar de lo que había hecho su madre dura te la noche pero ella se negó, todavía no estaba lista, había recibí el más fuerte de los puñetazos al estómago con la noticia de anoche, simplemente se abrazaron y lloraron un poco, ninguno de los dos quería llorar para no entristecer al otro, pero no sabían que ambos ya estaban lo más destruídos que podrían estar, a los 30 minutos bajaron los hermanos de Ares y ellos sin dudas rompieron en llanto, fué un día muy difícil para la familia, nunca lo olvidarían.
Pasadas las 7:00 p.m. llegaron los mismos policías del día anterior a casa de Ares para hablar con su madre acerca del cómo procedería la situación del padre fallecido, su madre no quería que sus hijos escucharan nada para no sufrir más así que la señora Davis –vecina de Ares– se llevó a los niños para cuidarlos y la madre mandó a Ares a una ferretería por el centro con el pretexto de que había que comprar unas cosas para arreglar algo en el patio trasero, no tenía sentido pero no puso resistencia, simplemente obedeció a su madre y salió, todo el camino estuvo pensando en su padre, no quería encontrarse con nadie, no quería que nadie le hablara y no quería ni siquiera existir, finalmente llegó a la ferretería y tras comprar las cosas que le pidió su madre, salió en el momento preciso en el que un chico que parecía de su edad o quizás un año más joven se le quedó viendo mientras iba en su bicicleta, hasta que perdió el control y cayó de su bicicleta, la bicicleta avanzó aproximadamente un metro más de dónde cayó el muchacho, la cabeza de Ares quiso ayudarlo a levantarse pero en su lugar su cuerpo solo lo miró de manera casi repulsiva y se fué fríamente, lamentaba no haberlo ayudado pero primero necesitaba que alguien lo ayudara a él, estaba más triste que nunca y nadie lo notaba.
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Ojos de Sol y Luna 1
Teen FictionDaniel es un chico. Ares es un chico. A Daniel le gustan las cosas sencillas. Ares es ambicioso en lo que le gusta. Daniel odia a Ares Ares odia a Daniel A Daniel le gusta Ares ¿Ares conoce a Daniel?