La cafetería de la escuela constaba de 25 mesas para 8 personas, eran un tablón naranja de 1 metro de ancho por 2 de largo con otros dos tablones más delgados a los lados para poder sentarse. Era el primer día pero Ares ya era conocido por los demás, su apariencia imponía incluso sin que él lo quisiera, a la mitad de la escuela le
había llamado la atención al instante esa piel dorada y cabello castaño con un peinado típico de chico malo y deportista, la cafetería entera lo miró y el solo avanzaba con indiferencia un tanto forzada, se encontró con 2 chicos del equipo de basketball de la escuela antes de siquiera llegar a la mesa de Daniel y en seguida se le pintó una sonrisa en el rostro, comenzó a bromear con los dos chicos y uno de ellos le puso un brazo en el hombro como símbolo de hermandad, los tres caminaron con dirección a la mesa en la que se encontraba Daniel pero la pasaron sin ni siquiera dar un vistazo a esta, siguieron hasta salir de la cafetería y se dirigieron a la cancha para "practicar unos tiros" como había mencionado uno de ellos, Ares se sentía confiado, el basketball era su terreno, no sería de extrañar que lo reclutaran para el equipo oficial de la escuela, pero claro, había practicado mucho para eso, Ares estuvo jugando un rato y de vez en cuando volteaba la mirada en busca del chico de ojos azules que podía ver desde la cancha, sin embargo en un momento dejó de estar ahí
¿Importaba?
No, regularmente no, pero
¿Por qué le importaba ahora?
Quién sabe, no debería, ni siquiera sabía quién era el chico en sí.La quinta hora de clase terminó, es decir que faltaban solo 2 horas para salir de clases ese día, ambas horas corresponderían a la materia de Ética impartida por la maestra Liz, una mujer delgaducha de no más de 35 años con un aspecto realmente bello, tenía cabello castaño que regularmente sujetaba en una coleta dejando solo dos mechones sueltos en frente los cuales le enmarcaban el rostro de una manera muy linda, era tan blanca como la tiza que utilizaba para escribir en la pizarra y muchas pecas que contrastaban con su tez blanca, sus manos semi huesudas no llevaban ningún anillo lo que suponía que no era una mujer casada, en otra época se le consideraría una mujer dejada, pasar de los 25 sin casarte significaba que la vida se te había ido y que sería difícil que un hombre se fijara en tí ahora, sin embargo a la señorita Liz esto la tenía sin cuidado, era segura, casi egocéntrica y a pesar de su baja estatura, aspecto delgado y voz un poco chirriante sabía cómo imponer con su presencia ¿Y cómo no si había estado casi 10 años tratando con adolescentes tercos? Sabía que si quieres tratar con esos "mounstros de edad mediana" como solía llamarlos a veces –nunca frente a los alumnos– tenías que desarrollar un carácter fuerte pero tenerles paciencia para no provocarlos.
Ese día iba muy relajada a pesar de llevar la tercera taza de café del día, el semestre apenas iniciaba y ella ya se notaba un poco cansada, supongo que es normal a esa edad, una especie de crisis de los treinta o algo así.
Durante la clase Ares y sus amigos habían estado tranquilos –raro, regularmente se la pasan parloteando pero sin perder el hilo de la clase– La señorita Lis aviso que los cambiaría a todos de lugar, se sentarían con un compañero al azar y con esa persona tendrían que realizar un proyecto a lo largo del primer y segundo parcial (4 meses).
–Hablé con sus otros maestros, forzosamente tendrán que sentarse de la misma manera que yo los acomode en todas sus materias ¿De acuerdo?
La clase no protestó en contra, era inútil.
–Por el momento solo les daré su respectivo lugar con su compañero y después podrán irse a sus casas pues los maestros fuimos requeridos para una junta con los directivos, así que agradeceré que me pongan atención para agilizar el proceso y así terminar pronto ¿De acuerdo?.
Todos asintieron, la señorita Liz comenzó a emparejar a los alumnos.
–Eddie y Flor, ustedes irán juntos, Alicia y Cassie, ustedes igual...– la señorita Liz continuó con lo suyo casi sin interrupciones, justo como ella quería, Ares y Daniel a la espera de su Nombre.
–Ares...– Ares abrió los ojos como si escuchará a través de ellos, el segundo que tardó la Señorita Liz en decir el nombre de aquella persona que sería su compañera le pareció un largo momento, más aún cuando al fin lo soltó
–...tu con Daniel.
Ambos chicos estaban igual de sorprendidos, entre 40 alumnos en ese salón de clases justamente les tenía que tocar el uno con el otro, era casi demasiada coincidencia, Ambos pensaron en objetar pero ninguno de los dos pasó de su mejor cara de póquer e hicieron parecer que les era indiferente la situación.
La señorita Liz terminó de dar los nombres y les pidió a todos que se sentaran con el compañero que les había asignado, el salón obedeció al instante y comenzaron a moverse, Ares no tenía ni la más mínima intención de levantarse, si Daniel quería podía ir caminando hacia él, de lo contrario ambos estarían solos. Sorprendentemente Daniel se movió rápidamente, no que estuviera muy entusiasmado sin embargo no tenía otra opción, no le agradaba Ares, eso era claro, sin embargo se juntaba con los "populares" por no llamarlos "imbéciles que se creen superiores" y le ganaba por casi 20 centímetro de altura, sin duda era intimidante y sabía que nunca se movería; Daniel tomó asiento y le extendió la mano a Ares, este solo lo miró y volteó la mirada sin olvidar hacer una ligera mueca antes, Daniel bajó la mano y miro al frente, era claro que el otro chico no tenía intenciones de fraternizar, al menos no por el momento. La señorita Liz se aseguró que todos estuvieran dónde los asignó.
–el tema se los daré en la próxima clase ¿de acuerdo?– el salón entero asintió –Mientras tanto pueden comenzar a conocerse, sospecho que la mayoría se harán muy buenos amigos de su compañero, por el momento pueden retirarse, nos vemos luego.
Ares tomó su mochila casi como si tuviera prisa, se levantó y salió rápidamente sin mirar hacia atrás, no como si escapara de algo, más bien como queriendo alcanzar algo más. Daniel se levantó, tomó su mochila y esperó a que saliera la mayoría del aula, caminó por el pasillo y se topó con Cassie.
–hey ¿Qué tal extraño?.
–¿Qué tal Cassie?.
–Hey, no eres un "extraño" si sabes mi nombre.
–Si... Supongo que así funciona
–¿Ahora qué tienes?– comenzaron a caminar en la dirección de la que Cassie venía.
–Realmente no lo sé, tal vez solo un pequeño lapzo de confusión, ya pasará ¿Y tú qué tal?
–Ashh, terrible, la anciana de ciencias sigue diciendo que debería ser más amable con los chicos si quiero casarme con uno, ¿Cuando entenderá que no es lo que buscan todas las chicas hoy en día?
–Tal vez sea por la edad
–puff tonterías, mi abuelo es casi de su edad y no le importa, además, estoy casi segura que es por el cristianismo, si esa mujer pudiera convertiría esto en un convento y daría catecismo.
–¿No es curioso que una maestra de Ciencias sea tan religiosa? Digo, ambos conceptos no van muy de la mano.
–Ahora que lo mencionas tal vez sea cierto.
Ambos continuaron conversando y caminando en busca de Ares para almorzar juntos, era difícil no reconocerlo al pasar, era igual de alto que Ares, solo que con un cabello anaranjado muy particular, estaban por llegar al patio principal cuando lo vieron justo ahí acechado por 3 chicas –seguramente amigas– que de seguro estaban tratando de conquistarlo y probar suerte por ver con cuál de las tres le gustaría salir, ellas no lo sabían pero Alex las habría rechazado al instante ya hace un rato pero no quería parecer alguien grosero o alzado, suerte para él que pudo divisar a sus dos amigos a lo lejos y tuvo la excusa perfecta para sacarse de esa. Se acercó a los otros dos y los saludó con un abrazo.
–Gracias, no sé que hubiera hecho sin ustedes– dijo con un rostro de alivio.
–Uyyy, tres chicas te hablaron amistosamente, debe ser un infierno– contestó Cassie burlona –¿Por qué no solo les dices que no quieres nada por ahora y ya?
–Ay ay ay, mi querida Cassandra, no lo entenderías, explicaselo Daniel.
–En realidad yo tampoco lo entiendo.
Alex suspiró, los tres rieron y buscaron dónde sentarse, al llegar a la cafetería todas las mesas estaban ocupadas así que optaron por ir a la zona exterior, constaba de otras 20 mesas metálicas pintadas algunas de azul y otras de gris, estas redondas con una sombrilla en el centro y tres bancas alrededor, desde ahí se podía ver directamente la cancha de fútbol, y la zona de deportes, por el otro lado daba hacia la biblioteca y el salón artístico, además de una bodega que se le proporcionaba a algún conserje para resguardar sus cosas, en esta se encontraban desde escobas y productos de limpieza hasta herramientas y una que otra cosa personal del conserje correspondiente, parecía incluso una oficina, una muy decente de hecho, con ventana, aire acondicionado, sillas, un escritorio e incluso una televisión que quizás no sería de última generación pero se podía ver Netflix en ella, el conserje Tenía llaves de casi cualquier sala de la escuela, incluso de la entrada principal de la escuela, supongo que si se divorciara de su esposa podría vivir cómodamente en su bodega/oficina y probablemente nadie lo sabría, muchas veces Daniel había pensado en ello, podría bañarse en las duchas de la escuela durante la noche y lavar su ropa dónde mismo que la escuela lava los uniformes oficiales de los equipos de la escuela, es decir, incluso el club de ajedrez tenía un uniforme. Podría alimentarse de cosas de la cafetería y por las noches mientras está cerrada ir a un burger King o algo por el estilo, no sería una mala vida, sin pagar impuestos ni la renta, sin embargo Daniel solo podía pedir estar lo más cerca posible del océano y la preparatoria estaba casi al centro de la Isla.
Tomaron Asiento para comenzar sus "30 minutos de hablar de nada y de todo"
–¿Oigan, entonces no les molesta si invito a mi amigo a nuestro plan del Viernes?
–No te preocupes Alex, por mí no hay problema, quizás tenga alguna amiga y dejaré de ser la única chica del grupo jaja
–Por mí tampoco hay problema, siempre y cuando no sea uno de esos típicos chicos que se creen filósofos y su película favorita es una francesa que nadie conoce pero el llama "clásico".
Los tres echaron a reír, resultaba realmente agradable ser solo ellos tres, pero ser cuatro no estaría nada mal.
–¿Y quién es ese chico?– interrogó Cassie genuinamente intrigada, ninguno de los tres había intentado llevar a alguien más al grupo.
–Ya lo conocen, no sé si hablen con él pero está en algunas de las clases que tenemos juntos– Eso ya reducía a los posibles un ochenta porciento, tenía que ser alguien que estuviera en las clases que tenían los tres juntos, en la mente de Daniel empezó a formularse una especie de "Adivina quién" descartando estudiantes con cada cosa que Alex mencionaba.
–Es un chico muy atlético, en realidad casi demasiado, inclusive está en el club de Fútbol, basketball y Natación atlética, a este último acaba de integrarse así que supongo que no lo habrás visto aún Daniel.
En la mente de Daniel empezó a surgir una idea, pero traía consigo un mal presentimiento.
–El hombre es realmente cool y no voy a mentir, se ve muy bien con ese cabello suyo y su cuerpo marcado, Ares es genial, les va a caer muy bien.
–¿Ares?– cuestionó Daniel
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Ojos de Sol y Luna 1
Ficção AdolescenteDaniel es un chico. Ares es un chico. A Daniel le gustan las cosas sencillas. Ares es ambicioso en lo que le gusta. Daniel odia a Ares Ares odia a Daniel A Daniel le gusta Ares ¿Ares conoce a Daniel?