Estando cerca de BeomGyu, todo era tan confuso.
Si tuviera que calificarse a sí mismo, se sentía como un dinosaurio emocional. Tenía tantas preguntas para ser respondidas pero al mismo tiempo estaba cuestionándose si realmente necesitaba respuestas. Todo ese revoltijo mental se había aliado a los medicamentos que se le habían administrado hace horas para mitigar el dolor de la herida, haciendo que su estado psicológico fuera tan difuso que ni siquiera él mismo pudiese identificarlo.
¿Cómo estaba? ¿Qué pensaba? ¿Qué opinaba? ¿Qué sentía? No sabía, estaba en una especie de batalla consigo mismo para comprenderse, una como esa peleas por turno de los videojuegos. Solo que en su caso, él mismo cancelaba sus turnos, dejándose llevar por el curso de los acontecimientos.
Abrumador, tal vez era la palabra que más se acercaba a su estado psíquico. Sin embargo, había un debate más grande, más allá de lo que pudiera experimentar en ese momento.
Pero por los momentos, ignoró esa última interrogante, porque las manos de BeomGyu se sentían suaves sobre sus brazos y ese cosquilleo extraño que empezaba en la zona de contacto y corría hasta su corazón acelerado le resultaba más satisfactorio que despejar su atormentada cabeza.
Cuando había intentado ponerse de pie, BeomGyu se negó a volver a su camilla, argumentando que tal vez podría ocurrírsele de nuevo semejante tontería por su culpa, así que le pidió a una enfermera que le trajera una silla para poder sentarse a su lado.
—Oye... —TaeHyun articuló débilmente— ¿Crees que debamos hablar? ¿De lo que pasó?
En el intermedio silencioso, trinaban alegres los pájaros, ajenos al sufrimiento humano.
BeomGyu, quien había dejado descansar su cabeza en el borde de la camilla usando su brazo derecho como almohada, suspiró.
—No, aún no —su mano izquierda siguió acariciando el brazo del pelirrojo—, estás literalmente drogado —TaeHyun rió cansino, delatando su estado—. Además, tu herida está muy reciente, cualquier emoción fuerte podría hacerte daño. ¿Por qué no te tranquilizas un rato?
—Tienes razón... Descansa conmigo...
Ambos se dieron unas pequeñas sonrisas. BeomGyu le daba la espalda a la ventana, así que su figura estaba rodeada por un halo brillante creado por la luz del Sol. Sus cabellos negros y ondulados, bien cuidados, brillaban con la iluminación, dándoles un aspecto suave.
TaeHyun suspiró mirándolo. Los dedos del pelinegro seguían corriendo de arriba a abajo a lo largo de su antebrazo, y la mejilla presionada o más bien, apachurrada contra el brazo que usaba como soporte para su cabeza le daban un aspecto infantil le sacaron una sonrisa.
Miró al techo y cerró los ojos, sintiéndose somnoliento, producto de la tranquilidad y de los químicos que corrían por su torrente sanguíneo.
Su respiración se estaba haciendo más profunda y lenta. Estaba comenzando a quedarse dormido de nuevo.
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—TaeHyun... —el llamado lo percibió muy cerca pero a la vez muy lejos— TaeHyun, debes comer.
—Pero dijiste que debíamos descansar... —se quejó frunciendo la nariz
—¿Cómo voy a decirte eso si apenas acabo de llegar?
Esta vez, el pelirrojo frunció el ceño ante la respuesta, obligado a abrir sus ojos para saber de quién era esa voz extraña.
El enfermero que lo había atendido hace un rato, lo miraba con una expresión divertida, cargaba una bandeja de comida entre sus manos.
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∂µℓ૮ε αɠσɳíα || TaeGyu (CORRIGIENDO...)
Фанфик❝Era un día normal en la vida de TaeHyun, rutina monótona, las mismas personas, la misma escuela, la misma casa vacía, los mismos platos sucios, la misma sala. Todo era igual, simple y aburrido, hasta que un ladrón irrumpió en su casa. ❞ ...