Todo era igual al día anterior. A excepción de que ese día era viernes.
Amado viernes, odiado viernes. Como prefieras verlo.
Su suposición de que su sábado sería igual que todos no estaba muy lejos de la realidad. Declinó las invitaciones de esa noche, demasiada tarea incluía demasiado esfuerzo mental, que traía como consecuencia un gasto de energía, que a su vez producía un sueño descomunal. No anhelaba llegar a casa, tampoco planeaba dormir. Ya era demasiado tarde para avisarle a sus amigos para ir a alguna fiesta. No es como que quisiera ir, el ambiente que creaba la aglomeración de gente le pesaba, pero estar en su hogar le resultaba fastidioso.
Como solución, se resignó a nadar un rato en la piscina del fondo. Tal vez practicar natación le entretendría un largo rato, así podría irse a dormir, sin sentir que su vida era un total malgasto.
De oxígeno, de vitalidad, de salud, de alimento, de agua, de electricidad, de gas, de todas las cosas que se invertían en una vida humana, y lo que la hacía invaluable. Sí, sentía que su vida tenía como único fin, vivir su día a día. Como un zombie, no había nada que lo hiciera sentir vivo. Nada le conmocionaba porque todo le resultaba tan igual. Tan rutinario, muy repetitivo. Al punto de que su vida terminó por parecerle cansada.
Tal vez, un fin que perseguía, era hacer que sus padres sintieran que hacían bien su trabajo. Aunque no estaba del todo seguro que hacía eso bien, simplemente cumplía con los requerimientos del hijo perfecto. Sin fiestas, no salía mucho, pero si lo suficiente como para que no pensaran que era un inadaptado social. Sin chicas, le daban repelús con sus hormonas alborotadas y sus cabezas huecas. Nada de amistades tóxicas, o algo que le hiciera quedar con traumas.
Lanzó una mirada a través de la ventana, observando con suavidad las siluetas recortadas de los edificios.
Por primera vez en su vida, lo habían dejado solo en su casa. Tenía un fin de semana entero para hacer lo que quisiera, pero no podía pensar más allá de lo que iba a hacer esa noche.
Sentado en el autobús camino a casa, recordó la nota de su madre. Releída más de un par de veces.
"Tu padre y yo tendremos un fin de semana romántico en un hotel, en la costa. No olvides hacer tus deberes, puedes salir, hacer una fiesta en casa, con tal y te hagas responsable por lo que pase. ¡Vive tú vida TaeHyun! Aprovecha de perder tu virginidad, no sé, enamorarte de una chica, o tal vez patinar en la plaza. Si llego y me dices que estuviste en casa el fin de semana, te cortaré el internet para que no puedas hacer la tarea."
Patético, de parte de su madre, pensar que la falta de internet le impediría hacer la tarea.
Era su estilo de vida, ir a la escuela, hacer tarea, ir al club, cantar en el coro, a veces, tocar el piano, ir a casa, comer, dormir. Sin tiempo para fiestas, ni espacio para chicas. Nada de eso, iba a arruinar su promedio perfecto, aunque eso significara morir lentamente.
Si, tal vez se estaba muriendo por dentro. Eso pensó, bajando del autobús frente a casa.
Casa. No se sentía como un hogar. Para él, hogar era una palabra hueca. Dentro de esas paredes no se sentía cálido, ni acogedor, sólo vacío. Incluso cuando sus padres estaban ahí.
Pasó el cerrojo con su llave, caminando en el interior amarillo de la sala. No, ese color no le gustaba. Prefería el rojo. Como el rojo de su cabello.
Como el rojo de la sangre.
TaeHyun tampoco se permitía pensar en cosas fuera de lo común. Su mente cuadrada, solo tenía espacio para sus materias de la secundaria y la música. Ignorante de la existencia de la pornografía, no sabía de relaciones de ese tipo más allá de la magnífica charla que le habían dado sus papás.
Subió las escaleras, solfeando armónicamente alguna canción que se instaló en su cabeza.
Encendió su estéreo primero que el bombillo, puesto que la música que llenaba sus oídos parecía llenar su corazón, era muchísimo más importante que la luz. Después de todo, le agradaba la oscuridad.
Era de tarde, alrededor de las seis. El Sol aún se mostraba en el horizonte, dejando que sus rayos iluminaran vagamente su sencilla habitación. Sin posters en la pared, dejando como única decoración el azul claro, porque el rojo que tanto le gustaba, no era un buen color para una habitación. Marcos blancos, ayudaban a resaltar las frías paredes.
Los rayos del sol se colaban a través de las delgadas cortinas de seda celeste.
A TaeHyun no le gustaban las cortinas de seda, pero había decidido dejarlas. Así podía saber cuándo atardecía y ver como el sol se escondía, aun imponente, detrás de las edificaciones de la gran Seúl. Uno de los pocos placeres que su naturaleza rígida se permitía, acompañado de esa música lenta, que le brindaba un aspecto estético a la escena.
Ahí estaba, admirando como el sol se ponía, sus codos apoyados sobre la ancha base del ventanal, podía ver las distintas casas, los techos oscuros de un lado, las sombras alargadas de los postes de luz, su cuerpo doblado ligeramente hacia el frente. Miraba, con ojos tristes, la puesta de sol.
Oh, como deseaba poder compartir esos pequeños momentos felices con alguien.
Una melancólica sonrisa, seguida de un suspiro. Cerró su ventana, el verano apremiaba con un calor que derretía los helados de los amantes. Su aire acondicionado no podía encenderse hasta que fuera hora de dormir, él planeaba nadar, así que su cuarto estaba caluroso. Sudaba como en un sauna, cosa que nada más noticeó cuando se quitó su uniforme.
Entró a darse una ducha corta, obligatoria antes de entrar a su piscina. El agua fresca redujo su temperatura corporal, haciéndolo sentir menos sofocado. Pensó un poco, la semana de exámenes ya había terminado, lo que significaba que tendría el fin de semana libre. Tal vez, por primera vez en sus largos años de secundaria, iría a una fiesta.
Sí, tal vez bebería, se emborracharía y perdería la virginidad, tal como su madre lo había escrito.
Sólo era una probabilidad. Que analizaba con detenimiento, vistiendo su traje de baño.
Tomó su celular junto al parlante portátil que había comprado para escuchar música en el estudio.
A veces, se cuestionaba qué sería de su vida sin ese parlante. O sin la música.
Tal vez se hubiese vuelto loco hace tiempo.
Ese pensamiento, lo acompañó durante el trayecto desde su habitación hasta la sala. Luego sólo debía doblar a la derecha y después a la derecha para llegar al patio.
Pero no puedo ni bajar el segundo escalón, puesto que dos extraños, vestidos de verde militar, miraban con cuidado la sala. Altos e intimidantes, los etiquetó.
Se sintió como si hubiese visto a Medusa, intentó gesticular algo, pero su inteligencia no lo abandonó a pesar del pánico y con el mayor sigilo posible, aunque sus pies pesaran por el miedo, corrió al cuarto de sus padres.
Ahogó un pequeño grito en su garganta mientras se recostaba en la pared.
Esa, en definitiva, sería una larga, larga noche
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¿si interactuo más con mis lectores, qué pasaría? (((cuáles lectores alaverga))).
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∂µℓ૮ε αɠσɳíα || TaeGyu (CORRIGIENDO...)
Fanfic❝Era un día normal en la vida de TaeHyun, rutina monótona, las mismas personas, la misma escuela, la misma casa vacía, los mismos platos sucios, la misma sala. Todo era igual, simple y aburrido, hasta que un ladrón irrumpió en su casa. ❞ ...