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(Beso/puñetazo).

Querida Kitty:

Soy un fracaso en la vida. No es chiste, enserio soy un fracaso. Soy tan fracasado que no pude dejar de escribir en ti por más de dos semanas. Dejo de escribir el dieciséis y escribo el treinta de nuevo. ¿Lo ves? Fracaso.

Seguro te preguntas por qué te he vuelto a sacar de tu escondite en la cesta de ropa (no sucia, sólo abandonada) debajo de mi cama. Bueno, la respuesta es sencilla: Necesito hablar con alguien y no creo que mis amigos sean una buena opción. Necesito soltar lo que llevo pensando las últimas dos semanas y ver si eso me hace bien.

(Y no, no voy a leer las páginas anteriores porque me aterra el estado en el que pueda terminar).

Hoy es sábado. El miércoles fue 27 y, como espero sepas, fue el cumpleaños de Tom. Maravilloso. La tensión bajó y Edd y yo nos hemos estado acoplando a la nueva dinámica (manos entrelazadas, palabras cariñosas de repente, abrazos e incluso besos, aunque me sorprende que hay un poco de resiliencia entre ellos) en estos días. No es agradable y no es algo que quiera hacer pero, y después de todo, vivimos juntos. En fin, que el martes Tord nos pidió ayuda para organizar algo a Tom y, como los buenos amigos que somos, decidimos tirar la casa por la ventana en día laboral. No muy buena idea, si me lo preguntas.

Por supuesto que es raro hacer cualquier cosa cerca de Tord o hacer algo para Tom, que es el caso. No es que haya dejado de convivir con ellos por completo después de la noticia, por supuesto que no, pero si he reducido todo a no tener que hablar con ellos de no ser sumamente necesario. Llevo tratando de convencerme de que está bien y que, si Tom está bien, también yo debería, pero no es sencillo. Sigo sintiendo ese vacío horrible donde se supone que debería haber algo más.

Tal vez es que no sé cómo es el amor, después de todo.

Oh, dulce Narciso, no recuerdo cómo contar una historia sin desviarme. En fin, organizamos una "pequeña" fiesta en la que los cuatro terminamos medio borrachos y, para variar, conviviendo como si las cosas fueran normales.

No recuerdo muy bien esa parte, pero estoy casi seguro de que Tom me abrazó.

Y después pasó la catástrofe.

Era de madrugada. Teníamos trabajo al día siguiente pero no nos pareció importante. Tord había caído dormido en el sillón y Edd, siendo el único con sentido común, se había ido a su cuarto. Tom y yo estábamos en la cocina, yo tratando de recoger un poco (no estaba tan borracho, pero sí un poco) y él observando a la puerta con su botella en la mano. No es difícil saber que observaba.

Deberías llevarlo a la cama — dije, sin pensarlo mucho —. A dormir, a eso me refiero — me corregí y Tom se rió un poco. Se dio la vuelta y me observó en silencio. Me puse nervioso (por supuesto), y después habló.

Está muy gordo, no quiero — habló, arrastrando las palabras, Narciso, estaba borracho. Sonreí con su comentario. Había terminado de recoger las botellas y algunos platos que no planeaba lavar (Edd aceptó ayudar si Tord lavaba los platos y el baño por una semana) y quería irme a acostar, pero la mirada oscura de Tom me había paralizado. Se acercó a mí y, justo cuando le iba a preguntar si necesitaba algo (piensa en el gato que no necesita cariño, se ese gato, se ese gato), volvió a abrir su bocota — Matt, yo...

Nervios. El rubor me subió a la carota y me sentí atrapado. ¿De qué sirven dos semanas de tratar de actuar con normalidad si voy a bajar la guardia en el peor momento? Esperé a que hablara, y no sé qué esperaba, pero supongo que debió haber sido algo más cálido que lo que dijo.

— No te odio.

Lo golpeé, Kitty. No sé qué pasó por mi mente (aparte de la tristeza y decepción), pero le dí una cachetada. Estaba muy cerca de mí, yo estaba rojo y él también, pero por el alcohol. Le dí una cachetada y reaccionó. Me preguntó qué carajos me pasaba y le dije, medio borracho, que estaba harto.

Santo Narciso, ¿Qué está mal conmigo?

Le dije que se largara. Estaba llorando, carajo, estaba llorando. Tom quería decir algo ("Matt..."), pero no lo dejé. Le dije que estaba harto de él y de sus estupideces y de su vómito y de sus "libros azules" y... Oh, lo siento si hay lágrimas en esta parte, no pude evitarlo. Me miró todo el rato y, cuando me callé, me dí cuenta de que no estábamos solos.

Mierda, Tord estaba observando.

Yo estaba llorándole a Tom y su novio estaba mirando.

Me fui de la cocina y caminé (no muy rápido) a mi habitación. Escuché como Tord le llamaba "Bebé" a Tom y pude imaginar que lo había abrazado. Es asqueroso.

El jueves no pude faltar al trabajo, aunque me dolía la cabeza y quería llorar. Mejor, la verdad. Me salí temprano de la casa y no aparecí hasta muy tarde. No escuché a nadie, no hablé con nadie y estuvo bien.

Salvo que no estuvo bien.

Tord me vino a molestar en mi habitación. No le quería dejar pasar pero entró de la nada y se sentó en mi cama. Preguntó si estaba bien y, sin dejarme contestar, empezó a hablar.

¿Sabes que quiero a Tom? — dijo, acomodado como si fuera su casa (sabes a lo que me refiero). Asentí, desde la puerta. Quererlo, claro —. ¿Tienes algún problema con eso?

Narciso sabe que los tengo. Narciso sabe que estoy dolido y tú sabes cómo me siento.

Ninguno — dije. Soné tranquilo, indiferente —. ¿Quieres largarte de mi cuarto?

— ¿Estás seguro?

— Si, sal de mi cuarto.

Se levantó, pero no salió. Sólo se acercó a mí.

No quiero pelear contigo, Matt, pero me estás dando motivos para hacerlo.

Si soy sincero, yo tampoco quiero pelear con Tord. Técnicamente he peleado con él antes y la cosa no salió bien (literalmente terminé muerto mientras él iba al cielo). Y no creo que buscarme una pelea sea una buena idea, así que no lo voy a hacer.

— No te estoy dando motivos. Tom y tú son pareja y se aman. No hay mucho que decir, ¿Cierto?

Levantó una ceja y me observó. Es más o menos de mi tamaño así que nos estábamos mirando a los ojos.

Entonces controla tus reacciones, rubio fresa. No quiero tener que hacer algo en tu contra.

Y salió y quise detenerlo y golpearlo y tirarlo por las escaleras. No hay escaleras en la casa, pero se entiende. No quiero ver a ese maldito cabeza de demonio en la vida ni a su novio cara de piña ni a nadie y... Quiero gritar, quiero llorar y quiero tirarme por la ventana.

El viernes también escapé y dije que tenía "algo que hacer" en la noche con fin de no convivir con ellos. Edd, que fue a quien le dije, preguntó si tenía una cita o algo así. Claro, eso suena a algo que haría cuando sólo han pasado quince días de que me encontró llorándole a Tom. Le dije que no y me fui.

Mi destino fue ir a una cafetería de veinticuatro horas y quedarme ahí un buen rato. Lo hice, volví más tarde de lo esperado y cuando llegué, estaban todos dormidos.

Y ahora estoy escribiendo aquí porque me gusta hacerme sufrir.

En fin. Ahora me toca evitar al idiota de Tom y al cabeza de demonio. Suena divertido.

Me odio, Kitty. Voy a dormir y mañana pensaré si quiero guardarte de nuevo o volver a contarte mi vida.

M@.

Hagamos algo: Cuando lleguemos a 1K de vistas, les escribo y publico la escena completa, que créanme que es más interesante y tiene más cosas de las que Matt notó. Un poco como la escena del club en El Cisne Negro.

Les quiero.

- El Héroe De La Historia.

𝘼𝙗𝙤𝙪𝙩 𝙇𝙤𝙫𝙚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora