Capitulo III

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A la mañana siguiente me levanto con toda la energía positiva, tomo una ducha y me visto visto con una camisa de mi antiguo yo y unos jeans para aplicar en cualquier entrevista en caso de que hiciera alguna, desayuno algo y salgo del departamento sin ningún rumbo. Entrego mi currículum en cada establecimiento que veo, se que no será fácil pero por mi padre y por mí lo voy a lograr, estoy dispuesto a aceptar cualquier trabajo legal y digno.
Peluquerías, tiendas, restaurantes, manufactureras, zapaterías, supermercados y muchos lugares más visito, pero en la mayoría sucede exactamente lo mismo, me reconocen, solicitan una foto y concluyen con que tienen temor de que mi presencia  "desprestigie"  sus negocios por haber estado en prisión.

Una semana después de buscar trabajo sin parar en un restaurante me ofrecieron dos horas de trabajo lavando los platos, pero me dejaron muy en claro que ningún comensal podría verme, por obvias razones acepté pero al finalizar me pagaron las horas y me indicaron que no había más trabajo para mí ahí, que resultaba demasiado "arriesgado" que se percataran de mi presencia.

Y así mismo sucedió por semanas en muchos lugares más, me ofrecían trabajos de un par de horas y me solicitaban que no volviera. Aunque la situación se estaba presentando peor de lo que imaginé en aquellas noches sin dormir en mi celda, agradecía no estar solo, tener el apoyo de papá, el recuperar o volver a crear una amistad con Fin, Bruno, Ian y Sebas, también agradecía que se me presentaran aquellos trabajos ocasionales al lado de no tener nada resultaban un alivio.

Al cumplir el mes de mi "libertad condicional" me presenté a la oficina que me corresponde, tomaron mis huellas, firmas y demás pero poco después volví a salir a la calle, de regreso al departamento veo una publicidad que indica que se busca auxiliar de contabilidad y sin lugar a duda me dirijo al lugar, es un bufé de contador, me acerco al escritorio que se presenta frente a mi y me encuentro con una chica rubia, de quizá mi misma edad.

—Buenas tardes señorita — saludo con una sonrisa — estaba observando que tienen una vacante como auxiliar de contabilidad —

—Si joven, justo el jefe entrevistará a aquel joven en unos minutos, si gusta toma asiento y le consulto si podría atenderle a usted también —

—Muchas gracias —

—Solamente indíqueme dos cosas, su nombre y si tiene experiencia —

— Mi nombre es Andrew Evans y si, trabajé varios años en una corporación —

—Espero que usted sea el funcionario que estamos buscando, si gusta tome asiento al lado del joven — yo acato sus indicaciones —

— ¡Hola! — me saluda un chico de aproximadamente 22 años —

—¿Cómo estás?—

—Nervioso — confiesa entre risas —

— ¿Es tu primera entrevista? — él asiente — en ese caso será mejor que mantengas la calma — intento tranquilizarle —

—Gracias, es solo que este sería mi primer trabajo y realmente lo necesito a pesar de que quizá no soy su mejor opción  —

—Caballeros — atrae nuestra atención la misma mujer — pasen por acá —

Nos guía a una oficina, entramos y nos encontramos con un hombre bastante mayor en frente a un escritorio.

—Caballeros— nos saluda y estrecha nuestras manos, pero al mirarme a la cara ocurre lo que me temía — ¿Señor Evans? — mira el documento donde la secretaria anoto mi nombre — ¡Que gusto señor Evans! Finalmente tengo el placer de conocerlo en persona ¿Usted es quien está aplicando para el puesto? —

¿TODO CAMBIO?✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora