CAPITULO II

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— ¡Evans! — me despierta una voz —

Me despierto lentamente.

—¿Qué sucede? —

—Debe venir con nosotros —

—¿De que se trata? — interviene Cárter — si es sobre la discusión de ayer en la cocina yo...— los oficiales le indican que guarde silencio —

— Apresúrense, debe prepararse para su libertad condicional — indica el oficial —

—¿¡Que!? — festeja Cárter — ¡ Eres libre Evans ! — y yo no se que decir, no creí que este momento llegaría en verdad — ¡vete ya! — me motiva y golpea mi hombro — ve, no metas la pata otra vez y has una fortuna para cuando yo salga — sonríe — tienes unos cuantos meses —

—Yo... —

—Ni se te ocurra negarte o despedirte Evans, no te libras de mi tan fácil — habla con algarabía — ¡Vete ya! — ordena y me guía a la salida de la celda, pero me detengo, volteo a verle y hablo —

— Gracias... Te espero afuera — es lo único que soy capaz de decir, él asiente —

—Anda vete ya, no me hagas llorar viejo — me motiva entre sonrisas —

Y así lo hago, sin poder siquiera creerlo, me llevan a las duchas, me entregan el smoking que traía puesto el día que me arrestaron, aquel último día que la bese, hace ya tanto tiempo; luego de vestirme me llevaron a firmar documentos, tomar una fotos y finalmente a retomar mis demás pertenencias, a excepción de mi móvil que seguramente utilizaron para la investigación.

—Sabe que hay términos y condiciones que debe cumplir Evans, pero oficialmente se encuentra bajo libertad condicional — me informa el oficial— la salida está por ahí — me indica y lo miro perplejo, ni siquiera me muevo de mi asiento — será mejor que se vaya antes de que la prensa llegué — me sugiere y casi de inmediato reaccionó —

—¡Muchas gracias! — hablo y me levanto de mi asiento —

Me dirijo a la salida, sin siquiera saber que haré, dónde pasaré la noche y a pesar de que me aqueja ya no hay marcha atrás, quizá aprendí a valorar lo que tenía seguro tras las rejas y que ahora perdí al ser "libre" nuevamente; tomo valor y salgo por la puerta principal, casi de inmediato logró reconocer tres caras muy familiares, que me traen paz.

Mi padre técnicamente corre hacia mi y me abraza, fuerte.

—¡Hijo!— habla y es fácil identificar que está llorando, le abrazo de vuelta y sonrió, jamás pensé que volver a ver a mi padre se sentiría así, tan emocional, tan intenso — te extrañe mucho —

—Y yo a ti papá — admito y lo abrazo como si nunca más quisiera apartarme de él, después de unos minutos nos apartamos sin realmente quererlo —

— No puedo creer que estés aquí —

—Créalo Señor Evans — interviene Hoffman —

—Es en muchos sentidos gracias a usted — miro al hombre de elegantes smokings — aún sigo sin entender, ni creer del todo sus motivos pero se lo agradezco — sonrió —

— Con que usted finalmente sea libre, aún siendo condicional, me doy por más que servido— sonríe — pero no crea que se libra de mi, estaré pendiente de usted Señor Evans —

—Gracias por todo Señor Hoffman, de verdad— él asiente —

—Me gustaría acompañarlos por más tiempo pero debo retirarme, hay un caso que me está esperando —

—No hay problema y muchas gracias — concluye mi padre y el señor Hoffman se retira —

— ¿Y bien? ¿A mí no me extrañaste? — bromea Fin y agradezco su presencia —

¿TODO CAMBIO?✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora