Mi platónico - Wosani

99 9 24
                                    

Narra Daniel





Siempre tuve problemas para encajar en el colegio, y aún más después de que se enteraron de mi orientación sexual. Los chicos de cursos más grandes se encargaban de recordarme "lo raro que era", recibía día a día sus amenazas, golpizas, insultos y desprecios inclusive de los adultos que me rodeaban. Como siempre, en el mismo receso y en el mismo baño, los mismos chicos de siempre me habían increparon, hacía tiempo que mi voz dejó de escucharse y parecía que a nadie le importaba. La mayoría de maestros sabían de este abuso que sufría recurrentemente, pero nadie hacía nada, o eso pensé. Todavía recuerdo la primera vez que lo vi, fue inesperado. Esa mañana cuando lo vi pensé que era un ángel... Okey, quizá estoy delirando un poco, pero eso fue lo que sentí en ese momento.

-¿Qué hacen?- una voz retumbó en mis oídos-. Déjenlo ya mismo.

-¿Quién mierda te crees que sos para hablarnos de esa forma?- dijo el morocho que me tenía agarrado de la camisa.

-Me llamo Valentín Oliva- dijo entrando en mi campo de visión limitado-, soy el nuevo preceptor.

Mis agresores se vieron entre ellos por unos segundos para después comenzar a reír como si del mejor chiste que habían escuchado en su vida se tratase. La verdad es que el chico rubio de ojos claros que decía ser el preceptor era demasiado joven para serlo, yo también reiría si no estuviese en esta posición.

-Voy a amonestarlos si no se largan en este momento- su voz fue seria, demasiado diría, pero nadie le prestó atención.

-Fuera de aquí idiota- volvió a hablar el morocho-, después me voy a encargar de vos.

-Es suficiente- Valentín parecía no querer darse por vencido-. Están los tres amonestados, suelten a ese chico.

-Deshazte de él- la voz del morocho ya era de frustración.

-¿Qué esta pasando aquí?- el profesor de gimnasia, el señor Gonzalez, entró junto con Oliva al baño-. Señor Lombardo, deje a su compañero y vaya ya mismo a la dirección- sin decir nada me soltó-, y ustedes también- señaló a los compañeros de Lombardo-. En cuanto a usted señor Ribba, le he dicho en reiteradas ocasiones que debe aprender a defenderse. No siempre va a haber un profesor o un preceptor para hacerlo- agaché la mirada y me quedé en el piso esperando a que se fuera-. Quédese con él Oliva, y cerciórese que asista a sus clases.

-Sí, gracias por ayudarme profesor.

El lugar se quedó en silencio cuando Gonzalez salió de la habitación, Oliva se mantenía parado en su sitio observándome mientras yo intentaba mantener la calma y no llorar, como siempre lo hacía cuando me quedaba solo. Estar en esta situación, con alguien al que prácticamente no conocía, era extraño. Sentí una presión en mi rodilla que me obligó a levantar mi vista y llevarla hasta los ojos azules que me miraban fijamente. La sonrisa cálida de aquel chico me calmaba, cualquiera se podría volver adicto a ella.

-¿Se siente bien señor Ribba?- hace una cara de disgusto ante la palabra "señor", ese era mi viejo.

-No me llames así- pedí-, me llamo Daniel- le extendí mi mano.

-Un gusto Daniel- estrechó mi mano- ¿Quiéres salir de acá? El receso termina en unos minutos.

-La verdad es que no iba a ir a clases- le confesé-, ahora nos toca educación física y no quiero salir lastimado por esos tontos- su sonrisa se amplió.

-Me parece tierno que sigas usando la palabra "tonto"- dijo mientras se levantaba-, es una palabra que usarían niños de primaria.

Apoyé mi frente entre mis manos que estaban sobre mis piernas, hacía ya dos años que había dejado la primaria, aún así seguía siendo el mismo niño tonto.

One Shots - FreestylersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora