III

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Esa noche hicieron un nuevo intento.

Lucifer consiguió algo de ácido puro para dárselo a Pierce, este lo toma sin siquiera pensarlo, no tenía nada que perder.

De repente el cuerpo de Pierce no tarda en convulsionar y cae de golpe al suelo. Lucifer lo presencia, cuenta hasta diez para que este de levante como lo hizo la primera vez,  no funciona, vuelve a contar dos veces más, ¿de verdad lo había logrado?.

Se acerca a Pierce, sorpresivamente sus signos vitales son casi nulos, todo su sistema estaba colapsando. Por alguna razón Lucifer se preocupa, no podía dejarlo tirado en el suelo, se las arregla para transportarlo al ático y colocarlo sobre su cama, sus signos vitales siguen disminuyendo, toma su mano y su tacto es frío.

En su mente vuelve a rondar la pregunta:

¿Realmente lo conseguí?

Se prometió no entrar en pánico, después de todo ese era el trato, Lucifer era un demonio que cumplía su palabra...

Aunque si era sincero, ni si quiera con ese pensamiento en mente el peso de la tristeza se hizo presente. Semejante a la vez que perdió a su amigo, el cura, con menor intensidad pero igual de molesto y añadiendo parte de  responsabilidad sobre sus hombros, ¿quien diria que el diablo tiene conciencia?.

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Pierce despierta con el sonido de la música de piano, está situado en una gran cama con sábanas rojas.

Inmediatamente siente malestar.
Él teniente rueda sobre su costado corriendo al baño, directo a vomitar todo lo que había consumido la noche anterior, no se trataba de cualquier cosa, recordó que habían hecho el intento de consumir ácido para terminar con su vida.

Mala idea, ahora puede sentir cómo sus órganos internos se reconstruyen. Es incómodo, pero no tanto como  es continuar con su miserable vida.

Lucifer está tocando el piano. Pierce baja en el ascensor hasta donde provenía el sonido, el demonio se ha quitado la chaqueta y el forro de seda de su chaleco.

Las luces reflejan la ciudad al otro lado de la amplia ventana.
Es una vista increíble para cualquiera, sin embargo, para Pierce esa es imagen muy repetitiva.

— Fallaste otra vez — Dice el teniente en un tono de reproche, ahora tenía que lidiar con el arreglo de sus órganos internos y se sentía incómodo y muy molesto por eso.

Escucha al demonio suspirar, su aspecto no se veia nada bien, además, no da ningún comentario irónico o bromista como era costumbre, Lucifer deja de tocar el piano y el silencio se adueñó del lugar por largos segundos

— Yo... Realmente pensé que había funcionado — murmura en un tono casi inaudible, mientras voltea a verlo con una mirada seria, y hay algo en su voz en lo que Pierce no quiere deducir, estuvo el tiempo suficiente en la tierra para saber que la voz temblorosa tenía un significado profundo, ¿tristeza tal vez?.

— En fin, mejor suerte la próxima vez, supongo.

Cuando su mirada choca con la de Lucifer, parece que se le concedió la devolución de su alma, ya no estaba tan pálido como hace un momento.

Pierce sospecha que el ácido que bebió no es la razón del nudo en la garganta que no le deja tragar o pronunciar mas palabras al respecto.

❝ 𝐓𝐎𝐆𝐄𝐓𝐇𝐄𝐑  ❞ | Lucifer X PierceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora