Ayer fui a tu casa, tu madre me dejó pasar. Hable un rato con ella y luego jugué con Ruthie. Antes de irme fui a tu pieza, estaba muy ordenada. Me acosté en tu cama, tu olor me invadió por completo, y sonreí, una sonrisa verdadera. Como las que tú solías sacarme. Por un momento, te sentí viva.
-m.