Capítulo 10 Final

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Cuando Isabella llegó a su habitación y tuvo la oportunidad de apreciarla con más calma, se dio cuenta de que era una lástima que no pudiera pasar más tiempo allí dentro. Era moderna y cómoda, con un pequeño balcón con vista al río Han, que a esas horas de la noche era todo un espectáculo de luces.

Respiró profundo y se imaginó a la orilla de él tomando unas cervezas junto a aquel hombre. Era el plan perfecto después de su agitado día y su emocionante encuentro, pero sabía que no podría estar con él en lugares públicos ni podía arriesgarse a salir sola a las 9 p.m. a un lugar que ni remotamente conocía.

Entonces optó por una copa de vino y un baño relajante que fue interrumpido por el sonido del timbre una, dos y tres veces, mas ella lo ignoró. No había pedido servicio de habitación, no esperaba ninguna visita ni tenía ganas de salir de la bañera.

Volvieron a tocar con tal insistencia que Isabella se vio obligada a salir.
Lo hizo lentamente y maldiciendo por lo bajo a quien quiera que fuese aquella inoportuna persona que tocaba a la puerta como si fuera su propia casa.

Volvió a maldecir al ver que no tenía ropa para ponerse en el momento y ni siquiera había abierto su escaso equipaje, un hecho que no se molestó en cambiar, así mismo como estaba abrió.

Allí estaba Serim, sudado, jadeante y perturbado.

Automáticamente su respiración se detuvo y su ritmo cardíaco se aceleró. Isabella no sabía que hacer, no esperaba tenerlo allí, pero en el fondo lo había deseado tanto que agradeció a cualquier divinidad que la hubiera complacido.

La mirada de Serim estaba sobre ella, profunda, intensa y dominada por un brillo diferente, anhelante, desesperado. <<¿En qué estaba pensando esta mujer para salir de esa forma?>>, pensó mientras exploraba su enloquecedora figura, cubierta solo por una minúscula toalla que dejaba a la vista sus largas piernas bronceadas, sus hombros y toda la piel de su escote hasta el comienzo de sus senos. Se detuvo en sus brillantes ojos, aquellos ojos peligrosos que despertaron su corazón de una forma desconocida, que lo hacían caer cada vez más por esa adicción que era ella, aquellos ojos que deseaban lo mismo que él.

Su cuerpo estaba reaccionando a ella de una forma inimaginable tan solo con mirarla. Se sentía demasiado caliente. Su respiración se hizo aún más inestable, su corazón estaba a punto de salirse del pecho y su sangre se estaba concentrando en otro lugar.

Cualquier rastro de cordura que aún hubiese en Serim, se esfumó en ese instante. Se abalanzó hacia ella y atrapó sus labios en un beso urgente, salvaje. Tomó su cintura y la estrechó contra su cuerpo con un agarre fuerte y posesivo, sin ninguna intención de soltarla.

Isabella soltó un pequeño gritillo al sentir su erección, lo que enseguida él aprovechó para introducir su lengua en su boca e intensificar ese beso y ella lo recibió de igual manera, desesperada por aquel contacto que buscaba cada vez que lo veía.

No tenían oxígeno en sus pulmones, pero tampoco la voluntad para detenerse, como si sus vidas dependiera de ello, como si hallaran en el cuerpo del otro todo lo que necesitaban.

No era necesario decir palabra alguna. Sus mentes sabían lo que buscaban, sus corazones lo que querían y sus cuerpos lo que anhelaban.

Serim, sin dejar de besarla, la hizo retroceder, con el objetivo de llegar a la cama, pero no esperaba que una pared se interpusiera en sus caminos. No le importó. La giró y para ese momento, la única prenda que cubría el cuerpo de Isabella había desaparecido, teniendo la oportunidad de apreciar su espalda desnuda y de sentir la suavidad de su piel sin obstáculos.

La chica del ascensor (CRAVITY - PARK SERIM) [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora