Para el demonio desterrado Reki, el mundo humano era simplemente facinante, en evolución constante cada día había cierta emoción por descubrir que cosas nuevas podría aprender, pero bajo todo ese júbilo por el nuevo hogar (no sabe si llamarlo de esta forma, al menos es más reacio que los humanos) no puede evitar añorar algo más, aunque no sabe que es.
Fue quizá esa indecisión la causante de ser desterrado del infierno (otro lugar al que tampoco le tiene apego real), era absurdo que siendo un demonio se negara a jugar con las almas mortales, por el contrario, se dedicaba a observarlos con vivió interés, en muchas ocasiones fue atrapado en el acto cuando de ayudar a los humanos se trataba.
Un día sin previo aviso despertó en una colina verde con una brisa cálida, le transmitió paz y calma, totalmente opuesto al laberno del que provenía, al principio se asustó, no recordaba como llego ahí o a quien lo llevó.
No era raro que los demonios se matasen entre si para obtener más poder y escalar en la jerarquía, Reki siempre ha sabido que no es como los demás, el no tiene el poder de ir en contra del destino, honestamente considero que sobrevivió lo suficiente, por ello estar en este territorio desconocido se convirtió en una puerta a una vida diferente.
Gran error, si bien los primeros días fueron una maravilla tras otra, también dieron paso a la incertidumbre, como convivirá con la gente, sabe que no todos tienen buenas intenciones, no le preocupa realmente comparándose a ellos la ventaja es abrumadora, pero el sentimiento de soledad es mucho más pesado para llevarlo a cuestas.
Quizá es mejor si se mantiene solo, nadie saldrá lastimado, no es perfecto pero será suficiente.
Continuó vagando por años y acumulando conocimientos, que no lo prepararon para lo que vino.
Ha estado durante cinco años en el mismo lugar, Canadá?, No recuerda, nunca lo hace mientras menos nombres sepa mejor, es solo por si acaso. En esta ocasión debería recordar todo lo que le sea posible, en el futuro será su salvamento.
La mayor parte del tiempo hace frío, pero está bien paso más tiempo en el infierno lo que no es gran cosa, sabe que el lugar está pasando por el invierno, viendo desde lejos a las personas jugar con la nieve.
Demandalo si te parece espeluznante pero nadie quiere jugar con un demonio, menos en la nieve solo quiere ver a cierta personita que ha cautivado su atención desde hace tiempo.
La primera vez que lo vio estaba acompañando de un hombre mayor, alto, de cabello rubio y ojos azules, junto a una mujer de cabello castaño, se preguntó si eran lo que los humanos llamaban padres.
El niño por su parte tenía el cabello azul claro, y unos bonitos ojos aguamarina que recordaban a los del padre, no era muy alto quizá tendría a lo mínimo unos dos años, pero lo que más le gusto a Reki fue la sonrisa inocente que tenía, como si tuviera en ella las respuestas del mundo, una llama cálida se instalo en el pecho del demonio, lo más fascinante llegó después cuando lo vio realizar lo que llaman snowboard, en ese entonces el pelirrojo estaba aprendiendo sobre ello.
A partir de eso se encontró siguiendo al niño, verlo deslizarse en ese trozo de madera, fue emocionante, como si fuese el único humano capaz de volar sin que sus alas sean vistas, incluso los humanos poseen alas?, cuanto más crecía, mejor se volvía en el deporte. Reki estaba familiarizado con el fuego, pero después de esta demostración se encontró enamorado de la dulce ráfaga que la nieve podía proporcionar, otra promesa susurrada en silencio o al menos eso pensó su sentido poético.
Le entristeció cuando el chico dejo de ir, por lo que espero pacientemente a que el año volviera a girar para verlo, un ciclo de espera que estaba llevando sin ninguna queja. Fiel a su pensamiento él regreso el siguiente invierno.
