My Princess |Liskook|

|Culpa|

"Nuestro amor no conoce el tiempo, ten la certeza que siempre te alcanzaré. No importa el tiempo que me tome, ni las distancias que nos separen... 

Indudablemente llegaré a ti" 

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•My Princess•

"¡Asegúrate de mirar esto, Chaeyoung-ah!"

Diciendo esto, Lalisa agarró algo de aire preparándose.

Extendió sus pies poniéndolos firmes contra el suelo y levantó la mirada con decisión. Al instante, sus labios se estiraron en una sonrisa que pareció trasformar todo el aire a su alrededor.

Presenciar eso fue... impresionante.

Los ojos de Chaeng se abrieron demasiado sorprendida por la energía que proyectaba Lalisa con solo hacer un par de movimientos.

Movimientos demasiado gráciles y precisos.

Era como si un aura especial la rodeara una vez que empezó a mover su cuerpo.

Y esa sonrisa en su cara... nunca la abandonó. Sin duda alguna era lo más atrayente de verla bailar.

Era como ver a una estrella sobre el escenario.

Y no podía quitar su mirada de ella, era como si Lalisa la estuviera obligando a admirarla bailar con tanta pasión.

"Pam, pam, pam vuelta y giro" Jadeando, terminó. Lisa miró a Chaeyoung con el pecho subiendo y bajando rítmicamente. Quería sabe que opinaba de la rutina que apenas ayer había memorizado.

Sentada en las gradas, y con el pan a medio comer, una aturdida Chaeyoung rompió el silencio después de recuperarse.

Sus alegres palmadas no se hicieron esperar.

"¡Lalisa!, eso fue waao... ¡solo waoo!" Soltó sin saber qué otra cosa decir para felicitarla.

Eso realmente había sido waoooo.

Una apenada Lisa se sacudió el pelo de la cara diciéndole que no era para tanto. Sus movimientos todavía eran torpes y sin dudas le faltaba mejorar un montón.

Solo tenía que seguir practicando. Es lo que le había dicho la capitán del equipo de danza, Seul Gi-ssi animándola.

"Aun así eres impresionante. ¡Bailas como toda una profesional! ¿Segura que no lo habías hecho antes? Es como si hubieras nacido para esto" Chaeyoung le extendió una botella de agua sin parar con los elogios que la hacían querer enterrar la cabeza en el piso.