|Memorias de la Reina I|

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Canción para leer este capítulo: Heartbeat BTS, lofi ver. 


❈MEMORIAS DE LA REINA I❈

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MEMORIAS DE LA REINA I

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No podrás escapar para siempre de mí, mi pequeña Lisse.


Arrugando con disimulo aquel papel plasmado con la amenazante y mal garabateada caligrafía que la ha estado atormentado durante días, la Reina Consorte hizo su mejor esfuerzo en darle la bienvenida a la pariente de su marido, la princesa Gisselle, con esa jovialidad que la caracteriza.

Fueron sus doncellas quienes la habían alertado de su presencia al saludar a la cuarta heredera del trono en línea de sangre con el respectivo protocolo, lo que le había dado la oportunidad a Clarisse de actuar como si realmente estuviera muy ocupada cuidando el gran y colorido jardín que su esposo mandó a construir para ella, y no atormentando sus pensamientos con este misterioso sobre que recibió proveniente de la Capital del Norte.

Porque, a pesar de que apareció un día así sin más, entre los campos de su jardín, y no como parte de la correspondencia real, a Clarisse le bastaba con ver el sello y firma con la que ha sido sellada esta carta para saberlo.

Tendría que tratarse de él, seguramente.

Nadie más la llamaría "pequeña Clarisse" sin que sonara como las más cruel y despreciable de todas las burlas.

"¡Entonces los rumores son ciertos! ¡Una vez más has peleado con vuestro marido!"

Guardando la carta entre la tela de sus espesos ropajes, Clarisse se volvió hacia la princesa Giselle sosteniendo en sus manos el puñado de tulipanes amarillos que cortó con el fin de decorar sus aposentos. Labor en la que estuvo ocupada antes de sacar la carta a escondidas de sus doncellas y releerla como por quinta vez en ese día.

Dejó las preciosas flores en manos de una de sus doncellas antes de sonreír con gracia a la mujer.

"Y, una vez puedo confirmar que las noticias viajan a una velocidad sorprendente  y extraordinaria por todo el reino" Lisse le dio la bienvenida.

Giselle se rio de su comentario, agradeciendo una vez más que el humor de la esposa de su primo congeniara muy bien con el suyo. Por algo se habían vuelto rápidamente amigas.

La reina la invitó a sentarse junto con ella a tomar el té en el jardín, cosa que Giselle aceptó con facilidad.

¡Lisse siempre tenía los mejores bocadillos de todo Dezar!

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