↪Capítulo 11

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Jungkook y Taehyung a pesar de estar en el auto no se habían soltado de las manos y eso para el menor se le hizo tan cliché. Pero, se sentía extraño, tenía esos momentos con el maestro y en las clases solía darle indirectas, estaban estudiando una leyenda de dos hombres enamorados, pero no tenía nada que ver con la historia de Corea.

Aún así que bien se sentía, el corazón se le hacía enorme de sólo pensar estar a su lado y cuando tenían el mínimo contacto sus mejillas ardían por el buen sentimiento. No es como si estuviera enamorado de Taehyung, no aún. Pero por eso mismo, quería conocerlo, y si se podía, llegar a quererlo.

Taehyung era como un príncipe, era guapo, alto, listo, agradable, podía ver que estaba en una buena posición económica y era tan educado que ahora entendía porque hasta lo hombres caían a sus pies, incluso los animales eran amantes de él, no él de ellos.

Después de estar entre tanto pensamiento escuchó a Taehyung salir del auto después de estacionarlo y se dio cuenta que ya habían llegado al restaurante. Se veía tan elegante, las paredes de color negro eran adornadas con foquitos que daban luz amarilla y dos árboles a cada lado, sonrió recordando que escogió buena ropa al ver a gente entrar igual vestidos con pantalón y suéter, no con esos trajes aburridos que usaban solo las personas sofisticadas.

Taehyung finalmente le abrió la puerta y le extendió la mano para ayudarlo a salir. Algo prácticamente innecesario porque era más que obvio que no había necesidad de ayuda pero aún así él se dejó llevar y hacer y cuando estuvo a lado de Taehyung tomado de su mano vió como le entregaba las llaves a un hombre de mayor edad y le agradecía.

—¿No te da miedo que se lleven tu auto?.— Taehyung rió por la pregunta y Jungkook se sintió tonto. Pero no es como si él tuviera un auto y experiencia en estos para saber cómo se manejaba ese mundo.

—Al principio, pero después de tantas veces empiezas a confiar. Además de que el lugar se hace cargo si su trabajador se lo roba, así que a veces sería bueno que se lo robaran para tener un auto nuevo.

Jungkook asintió sonriendo sin saber que decir, no es como si algún día tuviera la oportunidad de tener un auto porque al paso que iba tal vez y sería encerrado en un convento de monjas para dejar de salir con hombres mayores. Pero aveces se tenía que arriesgar y la verdad no le importaría, los besos de Taehyung nadie se los quitaría... Pero qué estaba pensando tal vez y ni llegue a esos extremos.

Decidió dejar de pensar tanto porque sino la cabeza le explotaría de la vergüenza, y mejor se concentró en que pedir de la cartilla que el mesero les había llevado minutos antes.

Tantos platillos que desconocía pero que el nombre le hacía saber que todo era delicioso.

—¿Ya decidiste qué pedir?.— interrumpió Taehyung y casi de inmediato bajó la cartilla larga.

—La verdad no. No soy de salir a restaurantes así que no tengo experiencia.— contestó avergonzado.

—No te preocupes, déjame pedir por ti.

Taehyung se estaba comportando como todo un caballero, como el hombre perfecto con el que Jungkook soñó muchas veces. A veces pensaba que le gustaban los hombres rudos con esas miradas frías como solía tener el novio de su hermano, alguien serio que se daba a respetar.

Pero no, se dió cuenta que los hombres cariñosos, que se preocupaban por él y solían complacerle en sus caprichosos le llegaba a llamar más la atención. Pero no sólo eso, también se dio cuenta que si le ganan por más de cinco años le atraían de cierta forma, y era lo mejor porque Taehyung le ganaba por once años.

Finalmente, y después de una charla de cómo estuvieron sus días, la comida llegó y el menor se sorprendió de ver dos copas y una botellas de vino. Nunca había sido fanático del alcohol pero tal vez esa noche podría hacer una excepción. Así que entre risa y risa se dispusieron a comer.

Maestro「Adap.」(Taekook) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora