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[Rosalie]

Timothée había llamado toda la mañana mientras yo rechazaba cada una de sus llamadas.

Me sentía tan tonta y tan furiosa a la vez. ¿Cómo pude haber caído de nuevo?  Debía haberlo imaginado antes, debí ser más cautelosa.

Supongo que el corazón solo siente lo que demanda sentir y después de todo lo que habíamos hablado y el tiempo que pasamos juntos aquel viejo sentimiento había despertado de nuevo.

Me dediqué a pintar el resto de la tarde mientras disfrutaba de una botella de vino. Pintar océanos sobre lienzos me relajaba de una forma inusual.

Había sido una tarde demasiado difícil. Cada canción que ponía mi reproductor me recordaba a él. La mayor desventaja de haber vivido con él tanto tiempo era el hecho de que se encontraba en cada uno de mis recuerdos. Buenos y malos.

Continue haciendo mis deberes. Limpie mi habitación y lave mi ropa. Mantener mi mente ocupada era un buen remedio para un corazón roto.

El interfón del edificio comenzó a sonar.

—¿Diga? — contesté —

—Buenas noches señorita, un paquete llegó a nombre de usted. — dijo el guardia del edificio —

—No ordené nada. — respondí confundida —

—El repartidor tiene su nombre y dirección, dice que alguien lo ordenó para usted. — contestó — ¿Quiere que suba? —

—Sí, dígale que suba.

Esperé sentada en un taburete de la cocina hasta que un par de minutos después llamaron a la puerta.

Me levanté de forma perezosa y abrí la puerta. De forma inmediata quise cerrarla pero su brazo la detuvo.

—Dejame entrar. — forcejeó —

—Largo de aquí. — dije —

—Ross, por favor. — insistió —

Timothée se encontraba tras aquella puerta intentando cruzar la puerta. Sus quejidos y los míos se escuchaban debido a la fuerza.

Ambos continuamos luchando hasta que cedí dejándolo entrar al apartamento.

—¿Que es lo que quieres? — dije cruzando mis brazos —

—Te traje tus galletas favoritas. — dijo extendiendo una caja decorada con un enorme moño rojo —

—Gracias. — contesté seca dejándolas sobre la mesa — pero yo no pedí galletas. —

—No has contestado mis llamadas en todo el día. — intentó tocar mi hombro —

—No planeo hacerlo de nuevo. — me aparté —

—¿Que es lo que te hice, Ross? — paso su mano por su cabello —

—Olvídalo Timothée. — bufé — tú nunca cambiarás.—

—No se de qué mierda estás hablando. — negó con la cabeza —

—Crees que puedes llegar e irrumpir en mi vida, enamorarme de nuevo y luego ir con la primer chica que se para frente a ti. — digo frustrada —

—Ross.

—¿Qué? — lo reté — ¿Vas a negarlo? —

—Ya, detente. — dijo fuerte —si, besé a una chica, una chica que no eras tú. —

—Vaya, que descubrimiento. — dije con ironía —

—Se salió de mis manos — continuó —estaba ebrio, Ross. — pausó — y solo fue un beso. —

—No se trata de que solo sea un beso — me quejé —

—No importa como haya sido. — contestó — no significó nada. —

—¿No significó nada? — reí con ironía —

—Entre esa chica y yo no hay nada. — insistió — ese beso no significó nada para mí. —

—¿Si yo te besara no significaría nada para ti?

—Es distinto.

—¿En qué sería distinto? — elevé la voz —

—En que de verdad siento algo por ti. — contestó —

—¿Entonces por qué la besaste? — dije seca —

—No lo sé. — negó frustrado —

—No te reconozco. — negué — desearía que fueras el viejo Timothée. —

—¿De qué hablas?

—Desearía tener frente a mi a aquel chico dulce y tierno que desbordaba sus sentimientos a través de cartas. — suspiré —

—Soy la misma persona.

—No lo creo. — contesté — porque el Timothée del que me enamoré no es el mismo que esta aquí. — apreté los labios — solo desearía que te dieras cuenta de lo mucho que te quiero y de esa forma apreciarás lo que ver ese beso significó para mí. —

—Ross... — susurró —

—Vete. — dije — por favor. —

—No hagamos esto de nuevo. — me miró — ya te perdí una vez, no quiero perderte de nuevo. —

—Debiste pensarlo antes, Tim. — miré al suelo —

—Nunca he sido bueno pensando.

—Lo sé. — suspiré — es por ello que estoy cansada. —

—He intentado cambiar. — dijo dolido — y tal vez para ti no signifique nada o ni siquiera lo notes, pero también ha sido un proceso difícil para mí. —

—¡Claro que lo noto! — exclamé — es por ello que decidí darte una segunda oportunidad, porque creí que está vez sería diferente, pero no lo fue. — mordí mi nudillo — Timothée, querer a alguien no es sencillo, pero amarte a ti ha sido aún más complicado, ha dolido y mucho. —

—Lamento que amame sea tan difícil. — dijo dolido — desearía que el dolor que sientes no fuera causado por mi. —

—¡Entonces deja de lastimarme! —

—¡Es lo que he intentado cada puto día de mi vida desde el día que rompimos! — sus ojos comenzaron a aguarse — pero es imposible, soy igual que una bomba destruyendo cada cosa que construyes, eso lo sé. —

—No sé si puedo seguir cerca de ti. — confesé —

—Yo no puedo seguir lejos. — una lágrima corrió por su rostro —

Permanecí en silencio unos segundos. Era doloroso verlo de esta forma.

Se que era duro, pero era real. Estar cerca significaba lastimarme cada vez más y más, pero siempre prometí estar a un paso de él.

Lo quería mucho, pero no sabía si lo suficientemente para destruirme a mi misma.

—Necesito tiempo. — solté al borde de las lágrimas — necesito pensar. —

El asintió dolido

—Sin importar lo que decidas hacer. — pausó — sabes que siempre puedes llamarme. — limpio sus lágrimas — siempre me tienes. —

Adore You 》Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora