Timothée
—¿Quieres más? — preguntó levantando la botella de sidra —
—Gracias. — contesté — estoy bien. —
Ross y yo estábamos teniendo una clase de picnic en uno de los pocos parques cercanos mientras pasábamos el tiempo juntos.
— Mira que precioso perrito. — dijo con ternura al ver a un gran peludo —
— Deberíamos adoptar uno. — solté sin pensar —
— Adoptar... ¿Juntos? — nos señaló con su indice —
— Si, ¿por qué no?
— Es un gran paso aunque no lo parezca. — dudó —
—No te sientas obligada a aceptar. — negué repetidamente —
—No, no. — negó — de hecho me agrada la idea. — sonrió de forma tímida —
— ¿De verdad? — contesté sorprendido —
— ¡Claro! — insistió — tal vez podríamos ir a un albergue el fin de semana —
— Me agrada la idea. — sonreí —
— Bien, es un trato.
Ross se recostó en el pasto un momento y miró hacia las nubes mientras cruzaba sus manos sobre su barriga.
—Ven, mira el cielo conmigo. — me miró de reojo con una sonrisa juguetona —
Me arrastré hasta su lado y me recosté poniendo mis piernas sobre las suyas mientras nuestros hombros también chocaban.
El cielo lucía de un azul muy vibrante. Era como si las nubes danzaran de alegría.
—¿Aún te gusta buscar figuras en las nubes? — preguntó —
—Si. — reí — es muy divertido. —
Ross sonrió de oreja a oreja y se acomodo un poco para tener una mejor vista.
—Veo un pequeño pececito. — señaló a una nube —
— Y a su lado hay un ancla. — seguí el juego —
—Yo veo un árbol. — ladeó la cabeza entrecerrado los ojos —
Sus ojos achinados intentando encontrar figuras en el cielo me causaba demasiada ternura y gracia. No podía evitar mirarla sin sonreír.
Su rostro giro hacia mi mirándome frente a frente. Estábamos tan cerca que podía sentir su respiración chocar contra mi mejilla causando un ligero cosquilleo.
—¿Y esa sonrisa? —
— Te ves muy graciosa. — reí —
—¿Ah si? — levantó las cejas juguetona —
—Si... — musité de forma lenta mirando cada detalle de su rostro.
Tenía un par de vellos brotando fuera de la zona de sus cejas, cada vez que inhalaba aire se formaba un pequeño hoyuelo sobre un costado de su nariz. Diminutas pecas adornaban sus mejillas debajo de sus ojos.
Había tantos detalles sobre ella que me hacían querer estar aquí todo el tiempo que fuese posible para descubrirlos.
Sus ojos estaban fijos a los míos mientras en pequeños instantes trataba de alejar su vista de mi. Su rostro se acercaba cada vez más a mi con lentitud hasta que sus labios rosaban con los míos causando una extraña sensación en mi estómago.
—Pronto será el momento. — susurró para después alejarse y sonreír —
Negué en una repentina risa y empujé su cabeza a lo que ella carcajeó.
—Eres mala.
—Soy responsable. — corrigió — tú y yo sabemos que si cedía caería primero. —
—No estés tan segura de eso Rosalie.
—¿Por qué lo dices?
—Yo volví a caer hace mucho. — contesté —
—Buen intento. — me dió un golpe — pero tendrás que hacer más que solo decir halagos para recuperar mi corazón. —
—Podré esperar — acarició mi hombro —Porque lo vales todo. — sonreí anonadado —
Ross se limitó a sonreír y se acurrucó en mi cuello aún mirando el cielo. Su respiración chocaba contra mi cuello y mi piel se erizaba.
—Sabes... — dijo — tú también lo vales todo. — me miró directamente a los ojos — es por eso que a pesar de todo sigo aquí. —
Sentí a mi corazón estremecerse y volví a sentirme como un niño pequeño frente a la niña que le gusta.
—Siempre estaré agradecido por eso...
(...)
Ross pasó la noche en mi apartamento, al parecer le encantaba estar allí. No paraba de repetir que se sentía dentro de una película llena de lujos.
— ¡No puedo creer que tengas otra película más en puerta! — exclamó sorprendida — eres imparable. —
—Es solo suerte. — reí —
— Es tu talento. — lanzó una almohada golpeando mi rostro — eres muy talentoso, nunca creas lo contrario. —
— Aunque tú también lo eres. — me senté en el sofá frente a ella —
Ella frunció el seño mientras encogía sus piernas hacia su pecho.
— No lo soy. — bufó —
— Eras una gran actriz en preparatoria. — sonreí al recordarla — en ocasiones me sacaste un par de lágrimas en nuestros ensayos. —
— Mentiroso. — rodó los ojos —
— Jamás mentiría sobre ti. — negué — hablo muy enserio. —
— Tienes razón, merezco un Oscar por fingir que eres un chico lindo. — bromeó —
— Concuerdo completamente. — carcajé —
Ross y yo tomamos el desayuno en la terraza del apartamento entre risas y un par de malas bromas. Al terminar ambos viajamos a un albergue a las afueras de los angeles para comenzar a conocer a un par de cachorros.
El camino al lugar estuvo lleno de risas y malas voces de ambos cantando nuestras canciones favoritas a todo pulmón. Podría jurar que éramos adolescentes de nuevo.
Al llegar al albergue una chica demasiado amable nos recibió y nos mostró a todos los cachorros que habitaban en ese lugar. Jugamos y pasamos el rato con ellos. Ross tenía un gran corazón por los animales y sin duda alguna verla tan feliz rodeada de pequeños y grandes cachorros me hacía sentir pleno.
Hacía tanto que no veía esa sonrisa en su rostro, y no me refería a una sonrisa simple porque ella lo hacía todo el tiempo, pero está vez era distinto.
Su rostro irradiaba su hermoso espíritu, esta Ross era la Ross que se había acercado a mi esa tarde en el almuerzo por primera vez en preparatoria. Esta Ross era la misma Ross que no temia a nada, la Ross que amaba estar viva.
Mientras volvíamos a casa después de un largo día conociendo el lugar la puesta de sol iluminaba la carretera y Conan Gray sonaba en el fondo del stereo, era el escenario perfecto.
— Tim. — dijo sin quitar los ojos de la carretera —
— ¿Si? — pregunté —
—Soy feliz. — me miró sonriendo — soy feliz estando contigo. —
— Siento lo mismo al estar contigo. — tomé su mano entrelazando nuestros dedos—
— Te quiero, Timothée.
(Yo te amo. Te amo hoy y siempre.)
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Adore You 》Timothée Chalamet
Fanfiction-No te reconozco. - negué - desearía que fueras el viejo Timothée. - -¿De qué hablas? -Desearía tener frente a mi a aquel chico dulce y tierno que desbordaba sus sentimientos a través de cartas. - suspiré - -Soy la misma persona. -No lo creo. - con...