18

1.4K 127 11
                                    

[Rosalie]

Al dejar la carta escuché algo de movimiento dentro del apartamento así que salí corriendo de ahí lo más rápido posible.

El taxi que me trajo esperaba abajo por lo que me fue sencillo volver de vuelta a casa.
Al llegar me senté sobre el sofá con la respiración algo agitada.

¿Que mierda acabo de hacer? Fue un momento de adrenalina pura, era una sensación demasiado extraña.

Unos minutos después mi teléfono comenzó a sonar mostrando el número de Liv.

—Hola. — dije tras la línea —

—¡Hey! — exclamó — ¿Que has hecho toda la tarde? No respondes mis llamadas. —

—Lo siento. — contesté — estaba un poco... Ocupada. —

—No sonaste tan convencida. — me cuestionó —

—Si... — permanecí en silencio —

—Oh no. — dijo — ¿Lo llamaste? —

—No... — canturre —

—Gracias al cielo.

—Fui a su apartamento. — interrumpí —

—¿¡QUÉ!? — exclamó sobresaltada —

—Fue un momento de desenfreno. — dije apenada —

—¡Rosalie! — regañó — estás haciendo lo que él quiere que hagas. —

—¡Lo siento! — exclamé — es solo que me envió unos preciosos girasoles con una nota... Justo como solía hacerlo cuando íbamos a la preparatoria. —

— ¿O sea que te perdí por completo por unos estúpidos girasoles? — dijo furiosa —

—¡No son solo girasoles! — remarqué — él y yo le tenemos un significado distinto... —

— Se que debe ser difícil superar a alguien con quién has pasado mucho tiempo de tu vida. — dijo — Pero debes hacer el esfuerzo por entender que el Timothée que te envío esos girasoles no es el mismo del que te enamoraste. —

—No se si puedo estar segura de eso. — hice un mohín — ¿Que tal si yo malinterprete todo? —

—¿De qué hablas? — dijo confusa —

—Tal vez y lo que él dijo fue verdad. — dije — tal vez y me ama de verdad. —

— No puedes saber eso a menos que lo pruebes. — dijo —

—Estoy muy confundida ahora. — dije irritada —

—¿Quieres que vaya a tu casa? — preguntó —

—Si, por favor.

—Liv al rescate. — bromeó antes de colgar —

[...]

Liv apareció una hora después en mi casa, pero no venía sola, traía consigo un montón de municiones. Helado, chocolate, papas fritas, alitas. Mi cocina se convirtió en un mar de golosinas.

—Gracias por ser la mejor. — dije dando una enorme cucharada al bote de helado —

—Se que tú lo harías por mí. — sonrió —

—Si. — sonreí —

—¿Quieres que hablemos de lo que estábamos hablando por teléfono? — preguntó —

—Si, definitivamente necesito hablarlo. — suspiré — estoy muy confundida con todo. —

—¿Que es todo exactamente? — preguntó —

—No sé si he actuado de forma dura con él. — hice una mueca — es decir, él es un idiota a veces, pero ¿Quien no? — la miré — creo que necesito darle más tiempo al tiempo, ¿Sabes? —

— Puede ser. — se recargó sobre la barra de la cocina — tú aún lo amas, ¿No? —

—Si. — tragué saliva — creo que ese sentimiento nunca se irá de mí. —

—¿Entonces cuál es el problema?

—Estoy harta de salir lastimada siempre. — dije — Salir con él es demasiado agridulce. — pausé — amo estar con él, me hace sentir tan bien, pero al mismo tiempo hay muchos factores externos a nosotros que impiden que todo sea tranquilo. A veces pienso que si nunca hubiera debutado en alguna película podríamos ser una pareja feliz. —

—Ok, para. — levantó la mano — tienes que dejar de creer que el hecho de que Tim es una figura pública hace que su relación sea complicada. — exhaló — todas son complicadas, Will y yo peleamos todo el tiempo, pero tú decides que es lo que afecta tu relación. —

—Suena tan sencillo. — reí de forma irónica —

—Lo suena, pero no lo es. — contestó — al final de todo cuando se ama solo se trata de dos, nada más en este mundo importa... Solo lo que ambos sienten por el otro. —

Liv tenía razón. Nuestro problema siempre fue que permitamos que las cosas externas tomarán partido en lo que ambos sentíamos.

Era triste darme cuenta después de tanto tiempo.

—Gracias, Liv. — dije — espero no sea demasiado tarde. —

—Nunca es tarde. — sonrió — deberías llamarlo. —

—Nunca creí escucharte decir eso. — reí —

[...]

Sabía que a Timothée le encantaba desayunar en una pequeña cafetería cerca de su apartamento, así que sin más decidí buscarlo.

Bajé del bus y caminé unas cuantas cuadras hasta que pude ver la cafetería a lo lejos.
Había un par de mesas fuera del lugar... Él estaba en una de ellas.

Lo miré unos segundos a lo lejos. Leía un libro mientras bebía café de una taza. Su cabello caía por su frente mientras su perfil se veía tan perfectamente detallado.
Me acerqué un poco más sin que él se percatara de mi presencia.

Tomó un sorbo de su café y miró hacia mi dirección sobre saltándose.

—Ross... — susurró —

Sus ojos se posaron sobre los míos. Fue como si sintiera que algo atravesaba mi estómago causando un extremo revoloteo

—Hola. — di una pequeña sonrisa — ¿Puedo sentarme? —

—Claro. — contestó poniéndose de pie y tomando la silla ayudándome a sentar —

—Gracias. — me senté —

Él se sentó frente a mí. Ambos nos mirábamos fijamente sin pronunciar ni una sola palabra.

—Re- — tartamudeo — recibí tu carta. —

—Tambien recibí la tuya. — contesté —

—Yo...

—Tim. — lo interrumpí — estoy aquí porque creo que ambos merecemos más de lo que pudimos darnos. — lo miré — creo que tenías razón. — reí — no puedo estar lejos de ti mucho tiempo. —

Una sonrisa se formó en su rostro

—Lamento todo. — dijo sincero —

—Lo sé. — contesté — creo que no podemos volver a lo de antes de forma tan apresurada, pero creo que podemos ser amigos. —

—Pues, si es así. — se puso de pie — Mucho gusto, yo soy Timothée — me dió la mano —

—Yo soy Rosalie. — reí estrechandola — pero tú puedes llamarme Ross. —

—Que hermosa eres, Ross.

Adore You 》Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora