Adore You 》Timothée Chalamet

22

[Rosalie]

Han pasado 2 semanas desde que Timothée  me propuso vivir con él un par de meses. Hace unos meses compró una gran casa a las afueras de Los Ángeles, al parecer es enorme y preciosa. Anoche empaqué un par de cosas que llevaré a su casa. Timothée vendría por mi al anochecer para ayudarme a llevarlas y comenzar esta nueva locura.

Escuchaba un poco de música mientras seguía guardando las cosas en cajas. Aunque no llevaba mucho algo hacía que la casa luciera más vacía, lo cual era extraño.

Mientras guardaba las cosas de mi cajón de cosas viejas encontré una pequeña caja de madera que llamó mi atención de inmediato, al tomarla y desempolvarla un poco pude notar la pequeña leyenda sobre la tapa escrita con lo que parecía ser Sharpie negro.

"LETTERS TO ROSS"

Al leerlo pude sentir que todo dentro de mi se removió. La caja estaba repleta de las pequeñas notas que Timothée dejaba en mi casillero.

(...)

—¿Es enserio? — preguntó mirándola con las manos en la cintura —

— Si. — asentí —

— Dios... — susurró con una sonrisa — ¿Puedo verlas? —

—Hagamoslo. — contesté tomándola del suelo —

Timothée y yo nos sentamos cerca del balcón. Ambos estábamos algo callados y nerviosos al parecer, abrimos la caja tomando un par de cartas de ella y las revisamos.

— No puede ser. — dijo entre risas — no tenía idea de que las conservabas. —

—Obviamente lo haría, ¡son preciosas! — exclamé —

Leímos un par de cartas en voz alta mientras reíamos y recordabamos los distintos momentos que pasamos juntos. Cada palabra era un flashback continuo.

—Dios, me tenían tan enamorada... — musité — ¿Cómo es que estabas tan enamorado de mi? —

—¿Cómo no estarlo? — dijo con sinceridad — eras la chica más increíble de la escuela. —

—Obviamente no. — bufé — era igual que cualquier otra chica. —

—No lo eras. — apartó la vista de las cartas y me miró de reojo — La chica más divertida, lista y musicalmente inteligente, eso no se encontraba todos los días. — rio — pero hablando en serio, me gustaba lo que sentía al estar contigo... Me hacías sentir diferente. —

—¿A qué te refieres? — lo miré —

—Era como si estando juntos pudiéramos hacerlo todo. — miró a la nada — me hacías sentir imparable. —

—Ahora tú me haces sentir eso. — reí —

— ¿Hablas enserio?

—Muy enserio. — encogí mis piernas — cuando te fuiste mi vida se volvió algo aburrida, se que suena cursi, pero te llevaste mi vida entera... Y desde que volviste fue como si me devolvieras eso que te llevaste. —

—Nunca quise robarte nada, Ross. — negó preocupado —

—Lo sé. — toqué su pierna indicando serenidad — no tienes que explicarlo. —