En esta última mitad de la serie...
Lia está lista para irse a Nueva York, todos tienen su futuro definido pero algo se interpone.
¿Cazadores?
¿Gerard?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- ¿Lobos o hombres lobos?- Preguntó Malia.
- Dijeron que lobos.- Respondió Lydia.
- Sí, entonces están bien, yo me quedaré aquí.- Hablé.
- Liam pidió ayuda de la mujer coyote, no de la banshee.- Habló Lydia.
- Gracias a Dios no pidió la del fénix.- Me recosté en la cama de Malia.
- ¿Por qué yo?- Preguntó Malia molesta.
- Porque solías ser animal. Nadie entiende las situaciones misteriosas de animales mejor que tú.- Respondió Lydia.
- No quiero más situaciones misteriosas de animales.-
- Quieres hombres franceses.- Hablé y ella asintió.
- Franceses y misteriosos.- Añadió Malia.
- Oui.- Alcé ambas cejas.
La computadora de Malia comenzó a sonar.
- Tu vuelo se atrasó.- Habló Lydia.
- No, cambió de ruta, eso es diferente.- Respondió Malia.
- Cuando cambian de ruta, los vuelos se retrasan. Tienes mucho tiempo para ayudar. Y hay una tormenta que causará el cierre del aeropuerto Charles de Gaulle.-
- Es una lluvia ligera.- Malia suspiró.
- Lydia, llevamos ayudando a todo Beacon Hills tres años seguidos. No nos necesitan.- Hablé y ella alzó una ceja.
- Sí, Liam puede hacerlo solo.- Malia cerró la laptop.
- Lobos muertos no suena sobrenatural. Suena a la naturaleza haciendo de las suyas. A parte tengo que empacar, la ciudad de la moda me espera.- Hablé.
- ¿Cuándo te vas?- Preguntó Lydia.
- Un poco antes de que acabe el verano.- Sonreí. - Quiero terminar lo más antes posible para ir con Stiles.-
- De verdad que estás enamorada.- Lydia rodó los ojos.
- ¿Stiles irá a Nueva York o tú a Washington?- Preguntó Malia y fruncí el ceño.
- Oh, no lo sé. Tengo que hablar con Stiles.- Tomé mi celular y ambas rieron.
[...]
Guardaba cosas en mi maleta. Guardaba ropa, accesorios, zapatos.
En realidad eran muchas maletas.
- Mamá, ¿cuántas maletas puedo subir al avión?- Pregunté.
- ¡Dos y una de mano!- Exclamó desde el piso de abajo.
Bufé y me puse las manos en la cintura.
- Mierda.- Miré las cuatro maletas llenas en mi cuatro. - ¿Cómo se supone que llevaré todo en dos maletas?- Me dije a mí misma.
