•Ser feliz• •TaeSeok•

◇Mi nuevo yo◇

•8•

Narra Hoseok.

•~2 años después~•

Empezar de nuevo no fue nada sencillo, el primer año para mí fue el más difícil, trataba de tener un pensamiento maduro y sin resentimientos pero las noches y frías y largas no ayudaban... Vivir en Canadá, aprender un nuevo idioma, tratar de buscar empleo estable, tratar de olvidarme de Taehyung no fue nada fácil... Pero lo logré, logré superarme, logré crear un nuevo yo.

Vivía a unas horas de la ciudad principal, trabajaba en una empresa de modelaje y aprendí gracias a cursos el idioma, también conseguí un gran amigo, Kim Namjoon, un bonito Sur Coreano alto, con piel bronceada, bonitos hoyuelos y un madurez inigualable, él me ayudo en muchas noches cuando me sentía completamente vacío, me escucho y me acompaño a mis terapias, todo fue mejorando cuando lo conocí.

De Taehyung no supe nada desde que me fui; como pude trate de sacarlo de mi vida, de mis pensamientos, de mis sueños, trate de dejar amarlo y lo logre, no fue un proceso sencillo, tuve que pasar por diversas etapas, pero por suerte me encontraba mejor que nunca estos momentos.

Mi físico había cambiado, era un poco más alto, me había teñido el cabello rubio y me había hecho pequeños percings en las orejas y un pequeño tatuaje de una flor sonriente en la muñeca, mi vestimenta era mucho más apegada a lo que realmente siempre fui y ahora sí podía sonreír con sinceridad, me seguía hablando con Yoongi, él también me ayudo demasiado y una navidad vino a pasarlas conmigo y con Nammie, en estos momentos no estaba aún seguro en conseguir a alguien como pareja, aunque ya estaba mejor no me sentía lo suficientemente estable para dar ese siguiente paso por lo que iba poco a poco tratando de superar aquello.

También adopte a un pequeño cachorro al que llame Mickey, gracias a él tampoco me sentía tan sólo, siempre salíamos a caminar por las mañanas, íbamos a una cafetería donde le compraba un bocadillo a Mickey y yo me compraba un café y volvíamos a casa para poder arreglarme e ir al trabajo, esa era nuestra tranquila y bonita rutina, por fin me sentía en paz; y sí, soy muy feliz, he aprendido a ver lo que valgo y lo que realmente merezco.