Capitulo dos

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Capitulo dos

Brooke

Cuando llegue a mi habitación mis padres ya estaban allí pegados a sus celulares—como siempre—ni si quieran se dieron cuenta que yo llegue, y ni lo harán hasta que yo les hable.

—Hola.

Ellos levantaron la mirada y solo me sonrieron.

Fui al baño y me lavé los dientes, sentía la boca verdaderamente agria. Cuando Sali mis padres aun estaban en sus celulares. ¿Les ha pasado que sienten que sus padres no los quieren y están más al pendiente de otras cosas que de ti? ¿No?, pues a mi si me pasa.

—¿Y bien, que me cuentan?.

Me saque mi cánula nasal y me senté en mi cama esperando a que, al menos, alguno de los dos me respondiera y no me ignoraran como lo hacen siempre.

Mi madre levanto la cabeza y me miro fijamente a los ojos. Aquellos ojos verdes. Mi madre era una mujer de estatura media—se veía mas alta porque ocupaba tacones—pero lo cierto era que es mucho mas baja que mi padre. Su pelo es de un tono rubio claro, tiene unas cuantas pecas y siempre anda con el ceño fruncido. es muy facil de hacer enojar, y mucho mas si ocupo mi sarcasmo. 

—¿Y bien?—pregunte con el ceño fruncido—supongo que vinieron a verme, y no a estar pegados a esas cosas llamadas celulares—apunte aquello con un poco de ignorancia.

Bien, lo admito, odio la tecnología .

Desde muy pequeña he odiado la tecnología. No es que no encuentra innecesario estas cosas nuevas, pero ahora que esto existe los padres dejan de lado a sus hijos y lo único que hacen es comprarlos con la tecnología.

Y adivinen que. Mis padres hicieron eso desde que yo era muy pequeña.

Tengo de todo, de celular de última generación hasta una televisión de 77 pulgadas—la cual no ocupo casi nunca. En mi vida, he visto a penas dos películas en esa televisión

—Brooke—me llamo mi madre y salÍ de mi transé.

—Cariño, queríamos pasar el día contigo y ver como estabas—mi padre siempre fue mas de entenderme. A pesar de que el también pasa pendiente de la tecnología, trataba de entenderme en lo que mas pudiera.

—Yo estoy bien, ¿y ustedes?

—Todo bien.

—¿Segura que estas bien, cariño?

—Me sorprende que aun no se hayan ido. Cuando vienen duran quince minutos, o menos y se van a la empresa.

—Brooke, ya te dije que es nuestro trabajo. ¿Cómo crees que te pagamos todo? Este es uno de los mejores hospitales del país, queremos lo mejor para ti—y ahí estaba. Mi madre siempre que podía me sacaba en cara lo de mi enfermedad.

—Bien, como tu digas.

—Ya nos tenemos que ir, tu abuelo nos necesita en la empresa. Mañana vendremos por la mañana para estar cuando el doctor diga como estas.

—Ya les dije que estoy bien.

—No nos quedaremos tranquilos hasta que el doctor nos diga lo contrario.

—Bien.

—Adiós—me dicen a la par y mi padre me deja un beso en la frente antes de irse.

Aun me pregunto por qué no tengo ningún parecido a mi madre o a mi padre. Muchos me dicen que es normal, que quizás es la genética y bla bla.

Alive Just BreathingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora