El cabello de Regina estaba recogido en un moño en la coronilla con largos rizos despeinados que caían a cada lado de su rostro. Llevaba un traje de pantalón a rayas azul marino y blanco con una camisa blanca de cuello abotonado con zapatos de tacón azul marino, un collar de diamantes y un arete de Tiffany que había recibido para su primer Día de la Madre, su característico lápiz labial rojo ruby woo, y un nuevo anillo adornaba su mano. El anillo de bodas fue reemplazado por un anillo de compromiso de platino.
Tan pronto como atravesó la puerta, Robin inmediatamente la miró de arriba abajo, su rostro mostraba emoción pero también confusión.
Verdaderamente había estado toda la semana repitiéndose a sí misma cómo se lo diría, pero al cruzar la puerta se sintió flaquear.
Ella le sonrió, pero no era su sonrisa normal y él vio a través de la fachada. Sabía que ella no lo visitaba con buenas noticias. Regina se detuvo a medio camino hacia él entre las mesas y la puerta de la sala de visitas conyugales que ya estaba preparada para ellos.
Podía ver que su comportamiento había cambiado drásticamente, no cálido y acogedor como hace un momento. Se puso una máscara que ella no había visto en años. "Te veo solo a ti, Regina. Así que, ¿dónde están mis princesas?"
"Robin, tenemos que hablar".
Instantáneamente se acercó a la mesa donde Regina se encontraba parada; cortando la brecha entre ambos, cara a cara con ella. La miró a los ojos tratando leerla, pero todo lo que pudo leer fue certeza, ella tiene aquí malas noticias. Él tomó su meñique y movió sus rizos fuera de su rostro, delineando con él su tersa mejilla hasta que alcanzó su barbilla para acercarla a un beso. El cambio fue instantáneo, de tan dulce gesto, estrelló sus labios violentamente, sus dientes chocando contra los de ella, y aunque ella jadeó no fue de placer como veces anteriores.
Se apartó de ella e inclinó la cabeza, mirándola de arriba abajo con los ojos oscuros hasta obtener la reacción que deseaba, el miedo.
Regina se quedó allí mirando a Robin y comenzó a sentarse. Finalmente, se sentó frente a ella, con los ojos abiertos, todavía tratando de comprender lo que estaba sucediendo.
Regina miró hacia la mesa, incapaz de mirarlo porque estaba conteniendo las lágrimas. "Regina, ¿qué está pasando"? Se sentaron en silencio durante cinco minutos hasta que ella recuperó la compostura y quitó las lágrimas.
“Robin, no traje a las niñas porque tenemos que hablar”.
"Sí, dijiste eso. ¿Quieres decirme de qué se trata todo esto, cariño?" Antes de que Regina pudiera hablar de nuevo, él miró su mano izquierda confundido. Regina los sacó de la mesa y comenzó a buscar dentro de su bolso Chanel sacando una pila de papeles blancos en un sobre.
"Regina, ¿dónde está tu anillo de bodas?"
Ella lo miró con lágrimas en los ojos de nuevo, maldijo sus emociones por traicionarla una vez más. Realmente no creyó que costaría tanto acabar con esto. Ella dijo: “Robin, hemos pasado por muchas cosas juntas, hemos compartido altibajos, una casa, negocios y me diste dos hijas hermosas”.
Habló, su tono gravemente bajo y entrecortado. "¡Regina, dilo!", Sus ojos siempre tan azules estaban oscuros y mostraban un aumento de la rabia que ella no había visto desde la escuela secundaria cuando rompió con él durante un mes por un malentendido, y comenzó a ver un jugador de fútbol llamado Daniel, horrible error.
Regina se puso muy nerviosa y las palabras empezaron a salir forzosamente, pese al nudo en su garganta se obligó a soltarlas. "Robin, no quise que sucediera, estaba tan sola, no quise enamorarme de otra persona, fue solo una aventura, él quiere casarse conmigo, y él-".
Robin se levanta y le arrebata la carpeta con los papeles de sus manos y la abre para leer. Él se ríe, oscuro y siniestro.
"No quisiste decir demasiado, ¿eh?¡¿Realmente crees que tendré a otro hombre criando a mis hijas, Regina ?!" - Él la miró con esa sonrisa que no tenía detrás ningún otro propósito más que aterrorizar-"¡Ya es bastante malo que mi puta esposa lo deje en nuestra cama, entre sus piernas, dándole lo que es mío!" Regina comenzó a sollozar incontrolablemente, y Robin solo la miró disgustado, humillado y lleno de rabia.
Rompió los papeles por la mitad y se agachó para agarrar las solapas de su chaqueta y tirar de ella hacia él. Ella todavía estaba llorando y su cuerpo comenzó a tensarse de todas las formas posibles hasta que sintió que no tenía control sobre sus extremidades. Él susurró contra su rostro: "¿Cuánto tiempo, Regina?" Estaba congelada, llorando, deseando haber enviado a su abogada Carlyle en su lugar para entregarle a Robin los papeles y las malas noticias.
Gritó, "¡¿Cuánto tiempo, Regina?!". Las lágrimas ahora llenaron sus ojos y Regina ni siquiera podía mirarlo mientras la sujetaba con fuerza por las solapas, posiblemente magullando su pecho con los puños de la forma en que la tiró bruscamente hacia adelante y hacia atrás. “Mírame perra frigida”. Regina lentamente comenzó a levantar la cabeza, y vio lágrimas corriendo de ambos ojos llenos de pesar y rabia.
“¡Dos años, Robin!”. -Dijo Ella entre hipidos. Obligándose a sí misma a mirarlo a los ojos.
"¿Quieres decirme que durante dos años has estado en una relación con otra persona mientras tu marido está en la cárcel?" - Nunca la había mirado de eso modo, odio y aborrecimiento en sus ojos - "¿Lo tenías cerca de mis hijas, en mi casa, en mi negocio, entre tus piernas?"
Realmente no ose sentía capaz más que de mirarlo, no tenía nada que decir. Realmente lo había arruinado esta vez.
“¡Viniste a verme, me hiciste el amor, me sonreiste en la cara como si todo estuviera bien!”.
Comenzó a retroceder hacia la pared cerca de la mesa, todavía sosteniendo a Regina por las solapas de su chaqueta. "¿Él siquiera sabe de mí?¿Sabe lo que tu marido es capaz de hacer, Regina?"
Se limitó a mirarlo, incapaz de responder a las preguntas, apabullada por el miedo. Ella le dijo a Graham que estaba divorciada, que su esposo había estado ausente y no planeaba regresar con su familia. Regina creía que Robin estaba tan inmerso en el crimen que nunca saldría de la cárcel, que el detective Notthingham siempre encontraría una razón para llevarlo de regreso a la cárcel. Se había rendido con Robin y ni siquiera se dio cuenta hasta que se enfrentó a la pregunta.
Él vio la pregunta bailando en sus ojos, su expresión con ceño fruncido. "¿Qué pasa, cariño? No puedes inventar una mentira que pueda sacarte de esta, ¿eh?"
Una vez que la tuvo contra la pared, soltó su chaqueta y fue a envolver su mano derecha alrededor de su cuello. “¡Robin, me estás lastimando!”, Gritó Regina mientras se retorcía bajo su agarre. Él la miró, las lágrimas y el rímel ligero ahora cubrían su rostro y comenzó a calmarse. Él dijo: "Esto es lo que quieres, ¿eh?"
Regina sollozó, "Robin, por favor, déjame ir, por una vez haz algo por tus hijas, ¡se merecen algo mejor!¡Dijiste que nunca nos dejarías, han pasado cuatro años!" - Ella dijo, intentando convenserce a sí misma en el transcurso- "Robin, yo-
"Oh, sí, ¿y sabes qué es lo mejor para ellas?Confundirlas teniendo a otro hombre en nuestra cama, nuestra casa, jugando al padrastro". Él se rió de manera tan siniestra que ella comenzó a temblar.
"¿Crees que yo quería esto?¿Estar lejos de mi familia, para que puedas correr por la ciudad actuando como si estuvieras soltera, burlándome de mí?"
Robin la miró, "¡Moriré antes de dejar que me quites todo!" La dejó ir y comenzó a retroceder. "¡Lárgate de aquí y no vuelvas!"
Regina estaba de pie contra la pared, respirando con dificultad, con el cuerpo congelado. Ella dejó de llorar y siguió mirándolo. Cuando se armó de valor, caminó lentamente hacia la mesa y recogió los papeles y su bolso, "Robin, nunca quise que esto sucediera, pero ahora que lo sabes, espero que finalmente lo superemos por nuestras hijas".
"Oh, ¿es eso así, Regina?"
Ella lo miró sin palabras, antes de que se volviera y llamara a la puerta para llamar a Luck, y se fue para no volver nunca más.
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• Just let it be •
FanfictionRegina y Robin Locksley nunca fueron la pareja perfecta, incluso en su adolescencia; pero lograron establecer una vida junto con Robin siendo el jefe de la organización criminal más grande en Detroit, Michigan. Y Regina una conocida dueña de una fra...