Capítulo 4

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Regina y las niñas saludaron a Diane cuando entraron por la casa dándole un abrazo y un beso en la mejilla. Regina le dijo que guardaría la comida mientras pasaba tiempo con las niñas, pero estas fueron a la sala de juegos y Diane siguió a Regina hacia la cocina. Hablaba con un fuerte acento británico, "Regina querida, no tenías que traer nada, ¡he estado cocinando desde anoche!"

Regina rió, "Diane, sabes que no podría venir aquí con las manos vacías aún más sabiendo como comen tus nietas".

Diane sonrió burlonamente, "Bueno, no puedo decirlo, ¡son tan altas y delgadas!"

Regina vacila antes de responder: "Te puedo asegurar que comen muy bien, ¡además de que se parecen a tu hijo!" Ella se rió.

Y como desería seguir teniendo bebés Locksley, si hay algo que Robin y ella hacen perfectamente hermosos son los bebés.

"Sí, ¿y has hablado con mi Robin, tu marido? No he hablado con él en más de una semana, y cuando llamé a la prisión me dijeron que no estaba tomando ninguna llamada. Nunca había pasado tanto tiempo sin hablar con mi hijo”.

Si los ojos de Regina fueran focos de luz, se habrían apagado. Ésta se acomodó en su asiento en la mesa de la cocina con los dedos entrelazados y antebrazos sobre la mesa.

No sabía cómo comenzar con esto, ¿Cómo le dices a la madre de tu esposo que estás apunto de casarte con alguien más?

"Diane, realmente quería hablar contigo hoy, hubiera preferido hacerlo en otro momento, pero creo que sería mejor hacerlo ahora". Regina terminó de descargar la comida y le hizo un gesto para que se sentara con ella en la mesa.

“No hay una manera fácil de decir esto, pero debo hacerlo”. Diane simplemente miró a Regina con confusión, inclinando la cabeza un poco casi como Robin.

No había pensado en una manera de hacer esto, porque simplemente nunca creyó que tendría que usarla, jamás.

"Sabes que no puedo mentirte, no a ti. Robin es el hombre de mi vida, lo amo, amo a las hermosas hijas que me dió y la familia de la que me hizo parte, pero no podemos seguir viviendo así. He decidido que lo mejor es separarnos"

Si hay algo que siempre ha destacado en Diane es su mirada dulce que solo viene con la edad, reflejando una vida de alegría, y por supuesto su tierna sonrisa de hoyuelos que también su Robin posee. Pero en ese momento no puede decir que esta sea la Diane que conoce desde hace casi veinte años.

"Lo visité el sábado pasado y, siendo sincera, no se lo tomó muy bien. Lo más probable es que esa puede ser la razón por la que se niega a recibir llamadas telefónicas".

Diane jadeó, miró a Regina, luego a sus manos y luego a su rostro. "¿Entonces Robin te da un anillo nuevo y así es como le pagas?" La conducta cálida y amorosa de Diane casi se desvaneció y la incomodidad de Regina aumentó.

"Robin no me dio este anillo, mi prometido Graham sí, y nos casaremos cuando me divorcie". Regina habló con toda la confianza que pudo, antes de que esta titubeara.

"¿Por qué, por qué Regina, cómo pudiste hacerle esto? Somos familia.¡Sabes cuánto te ama a ti y a esas niñas!" Señaló hacia la habitación que ocupaban las gemelas.

Oh, Regina lo sabe. Pero ese amor no es suficiente. Robin las ama incondicionalmente, por eso se ha sacrificado tanto en su trabajo para darles la mejor vida que es capaz, pero no es suficiente.

Su amor no fue suficiente cuando le pidió que se quedara en lugar de ir y desaparecer por días; no fue suficiente cuando se encontraba sola en una clínica con un aborto espontáneo mientras las enfermeras la compadecían; y no fue suficiente cuando le rogó que dejara esta vida por ellas y acabó en la cárcel.

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