No podía detenerme para admirar el paisaje así que, mi mente daba solo para pensar como cruzaría la calle, ya que, las malditas calles de esta ciudad son demasiadas anchas joder, no están hechas para persecuciones ni huidas, solo para "paseos", qué patética esta gente. ¡Ah!, en la plaza, tomé el carril de la derecha, decidí cruzar dándolo todo, si me muero aquí, bueno, a nadie le importo, así que, da igual, estaba tan eufórico que lo bueno es que los coches no me atormentaban, pero vagamente recuerdo a la gente tapándose los oídos y ojos para no presenciar algo que, al parecer, no estaban acostumbrados de presenciar, estaba en un estado diferente, que nunca había sentido, algunos le llaman "la adrenalina del momento", los coches me rozaban, solo uno me casi me lleva a la otra vida, si es que hay otra vida, eso es lo que dicen los cristianos, bueno, rodé por el parabrisas, y a un guardia si se lo llevo un conductor, me detuve para observar y luego reaccione rápidamente porque una bella damisela me quería tomar fuertemente para entregarme a un policía y solo le vi su tez pálida, ojos azules y flequillo rubio, pero me la quite de encima y seguí corriendo, crucé una calle llevándome a varios oficinistas de frente y cayéndome en sus torsos, alguien se atrevió alzarme una mano y yo le golpeé fuertemente la cara, tanto para brotar sangre inmediatamente de su nariz, luego, mi cabeza chocó demasiado fuerte con el casco metálico de un guardia y me caí, aunque logré arrancarle la parra y lo derriba tras golpearla brutalmente en las piernas, al tratar de levantarme, otro guardia salto sobre mí detrás de mi espalda y casi me esposa las manos aunque, automáticamente lo embestí con mi cabeza hacia su rostro, tuve suerte de no chocar contra el casco porque el golpe sería tan fuerte que incluso tal vez quedase inconsciente, Y después de eso, me camufle entre varios oficinistas, incluso le robe la maleta a alguien, tapando mi rostro, cruzando otra avenida ancha, abrí la maleta y arrojé todo lo que tenía para aturdir en el paso, afortunadamente había ropa de colores varios y con mi saturada vestimenta pude luego camuflarme entre otra gente, había otro guardia en una plaza y pitó para avisar a otros, yo tomé la copa de un joven sentado en una fuente y se la arrojé a los ojos a ese idiota policía, y seguí corriendo, yo quería encontrar un sitio subterráneo para esconderme, pero para infortunio, estaba el metro aéreo, y no tiene otra opción que subir las escaleras, montarme en un vagón que acababa de abrir las puertas y con la porra golpear a todos los que iban a entrar, quedándome yo solo, ¿cómo? No lo sé, de pronto, a lo largo del pasillo, había un guardia que había abierto la puerta del vagón en que yo estaba y corrió hacia mí, le golpeé en el torso pero no le dolió, debajo cargaba un chaleco resistente, el dijo qué, no tenía más opción que dispararme pero yo espere a que sacara el arma y con la porra la tumbé, aprovechando que el piso del vagón se había resplandeciente, me deslicé por debajo del policía, tomé el arma y la arrojé por la ventana, pasé al otro vagón y aseguré la puerta dejando la porra entre las manijas como seguro, son automáticas las puertas, pero en caso de emergencia, se mantienen. Esperé sentado pocos segundos antes de que hiciese su primera parada el metro, baje rápidamente las escaleras y oía sirenas, eso sí me llego aturdir, esta perdiendo el control, había llegado a un boulevard, y corrí, me caí, me levanté, y ya oía disparos a lo lejos, me tiré al suelo como tres veces por los sonidos tan estruendosos, me escondí en un kiosko, y me sorprendo al escuchar un disparo hacia la madera, salí, y seguí corriendo por el ancho boulevard en sentido norte, de repente, un coche se puso a mi altura y veo como el conductor con su mano izquierda saca una pistola directo hacia mi yo simplemente corrí luego me detuve y el coche siguió, no disparó porque no tenía cargador, ah... Yo me veía muerto ya, entonces, ya me cansaba, de pronto, un taxi, pasaba y recogía a una pareja, yo me introduje antes que ellos y le pedí al conductor que solo siguiera derecho, preocupado y casi entendiendo lo que sucedía, se negó a manejar, pero yo le mostré mi paca de billetes y accedió: - con gusto conduzco para usted señor.
Tomo la calle La Concordia, y a lo lejos oía sirenas, yo simplemente abrí la puerta del taxi y salte, había una puerta abierta y entré, la cerré inmediatamente y luego observando, me encontraba en una casa pequeña cubierta de muchos árboles, había un perro ladrando que luego se aproximaba así que rápidamente subí el árbol y me mantuve en una rama.
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Diario de Arturo
Teen FictionUn muchacho problemático con poca educación decide emprender un viaje hacia una gran ciudad dónde vivirá situaciones pintorescas y de persecución policial.