[1ª temporada en mi perfil]
El tiempo ha transcurrido desde que Lana se subió a aquel avión para no volver, alejándose del lugar que le enseñó la importancia del presente.
Todo parece haber cambiado desde entonces. Aquellos chicos especiales que con...
Hoy tenía reunión con la asociación de estudiantes a la que estaba apuntada. Había una reunión cada jueves, pero entre los exámenes finales del primer trimestre y las vacaciones de Navidad, hacía un par de meses que no iba. Así que tras terminar las clases del día y comer rápidamente con Alicia, Oliver y Noemi en el que se convertiría en nuestro restaurante, me dirigí a la Facultad de Bellas Artes con ilusión.
Entré en el edificio y busqué el aula de arte correspondiente. Al pasar por la puerta, el grupo de personas presente me saludó. La mayoría de personas en la asociación estudiaban Bellas Artes, Diseño o Ilustración, pero también habían estudiantes de la rama de humanidades e incluso de un par de carreras científicas.
Pese a que hacía tiempo que no venía, realmente me gustaba asistir. Porque, al fin y al cabo, aquellas personas que estudiaban carreras de arte lo hacían por pasión. En carreras como medicina muchos estudiantes estaban ahí por obligación de sus padres, pero el mundo del arte era una elección. Una dura de tomar.
Hacíamos diferentes actividades. La de hoy consistía en un retrato en directo. Nos colocamos en parejas y cada persona debía pintar a la otra, que se sentaba en frente. Yo me emparejé con Nadia, una estudiante de diseño de moda que cosía su propia ropa. Su estilo de vestir era impecable y muy colorido.
Con nuestros lienzos delante, comenzamos a pintarnos la una a la otra con óleos. Las quince de personas que éramos charlábamos de cualquier tema y cantábamos junto a la pequeña radio de la sala, que emitía canciones de David Bowie y Radiohead.
— ¿Prefieres que te dibuje seria o con una sonrisa? - Me preguntó mientras sujetaba un carboncillo y mantenía la mirada fija en el lienzo.
— Sonriente. Mi rostro serio es muy extraño.
— ¡Mejor! - Levantó la cabeza. - Eres alguien que sonríe mucho. Así se parecerá más a ti.
Solté una pequeña risita y le agradecí, porque pese a que no nos conocíamos mucho, parecía haberse fijado. Me quedé en una posición fija para que pudiera trazar el boceto, después ella hizo lo mismo.
Al terminar la hora y media, todos los miembros llevamos nuestros lienzos a otra sala para que pudieran secarse, puesto que el aula en el que estábamos iba a ser ocupado al día siguiente por la mañana.
En estos tres años que llevaba en la universidad, había intercambiado palabras y había conocido a mucha gente. Seguía siendo introvertida, pero gracias a las experiencias que había vivido, me había vuelto más abierta a conocer a nuevas personas. No siempre tenía éxito y creaba una relación valiosa o significativa, pero comencé a creer que las lecciones más importantes de la vida se aprendían gracias a escuchar a otros.
Y Chan me dijo una vez que todo el mundo tiene un mensaje.
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Eran las tres y media de la tarde cuando salí de la universidad. Cogí el autobús al que subí el día anterior para llegar al centro, pues haciendo el trabajo pasamos por una calle que nunca había visto. Una calle que, entre otras cosas, contaba con una preciosa floristería de fachada verde con un toldo rosa pastel.
