El primer día de la gloria de tenerte,
titubeante tal vez, en la penumbra.
Palpitante, el aliento de la vida
contenida la semilla
en marcha el impulso creador.
Fui apartando palmo a palmo
los lugares que te iba a recorrer.
Separamos tierra y aguas. Muslo, musgo y cadera.
Descubrimos las vertientes de los cuerpos
y el amor.Amarrando en mi pecho las montañas
separé los horizontes...
El último aliento dio la vida
muriendo en mí
para nacer en tu vientre.¡Y forjé la luz!
¡Sí! Dios!!!
Dios, existe!
existe...
existe...
existe...
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El Marques de la Umbra y el Fundamento de la Manzana
PuisiPoemas de amor, de viajes y olvidos...