Park JiMin era el Emperador Consorte perfecto en todos los sentidos: inteligente, valiente y sociable. Era amable con los súbditos y devoto de su marido. Se conformaba con vivir el resto de sus días como el sabio emperador consorte del Imperio de Or...
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El hijo del Vizconde Daesung era Bogum.
Bogum.
TaeHyung se mordió el labio. Él era el hombre que TaeHyung una vez amó, el hombre que después lo abandonó, y...
Era el padre del bebé.
"¡Esto no es lo que prometiste!"
La ira de TaeHyung estalló. El Vizconde había dicho que mantendría todas las figuras del pasado en secreto, y él no tuvo más opción que dudar de sus intenciones. Él chasqueó su lengua.
"¿No es lo que prometí? ¿Cuándo prometí mantener al bebé encerrado?"
"No te pedí eso."
"Bueno, no hay necesidad de revelar al bebé a la sociedad."
"¿Qué hay de Bogum o Beomgyu? ¿Se quedarán en tu mansión cuando lleguen? ¿¡Y si tus hijos hablan de Tae en la sociedad!?"
"Ni siquiera saben que eres el concubino del Emperador."
"¿Por cuánto?"
"Si se enteran, puedo mantenerlos disciplinados."
A pesar de sus garantías, TaeHyung se sentía intranquilo.
"No te preocupes. Bogum es el padre de tu hijo, ¿no?"
"¡!"
"Él mantendrá la boca cerrada por el bien de su bebé."
Él todavía no podía calmarse. No había manera de creerle a un hombre que ya había roto su promesa una vez.
"No hay otra opción. Bogum es mejor cuidando a Ahn de lo que esperaba, así que no podemos excluirlo."
"¿Ahn?"
"El nombre de tu hijo."
Los ojos de TaeHyung temblaban cuando él hablaba de su hijo. El Vizconde continuó sin perder el ritmo.
"¿Qué piensas acerca de esto? ¿Quieres conocer a tu hijo?"
TaeHyung dio una respuesta sorpresiva.
"No."
Habló sin vacilar, pero su expresión decía otra cosa. Ante el silencio posterior, el hombre soltó una corta risita, y después salió de la habitación.
TaeHyung comenzó a caminar por la habitación de un lado a otro, sus labios estaban apretados en confusión. Había llevado a su bebé por nueve meses, y lo amaba con todo su corazón. Tan pronto como se recuperó del doloroso parto, su bebé fue dado por muerto. El impacto de eso lo volvió loco, y había vivido en un estado de dolor y angustia por meses, hasta que decidió huir de la propiedad del Vizconde Daesung, decidido a morir.