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El capitán no pudo evitar sentir que estaba cometiendo un error al zarpar en un viaje largo, directo a lo desconocido a buscar a alguien que no sabía si realmente aún estaba con vida o si siquiera era real, quizás su padre lo imagino en la borrachera, pero entonces su padre tenía razón, por Harry daría la vuelta al mundo por toda la eternidad con tal de encontrarlo, verlo una vez más, arreglar ese rebelde rizo que siempre cae por sobre sus ojos, quería darle la brújula que había robado alguna vez de él y que perderla seguro había desencadenado un montón de estrés en su corazón, deseaba enganchar su mirada de aquel suave y calmo mar que él tenía dentro de sus cuencas.

Mientras el oscuro galeón avanzaba casi invisible en la noche, lejos de la costa de su origen natal, lejos de su padre, su hermana y sus mejores amigos. Iba a volver a como dé lugar, esperaba que con su amor y entonces finalmente atarlo a su cintura por siempre. Mientras los días comenzaban a pasar frente a sus cansados ojos que ya no dormían su entereza se iba desprendiendo como las hojas que alguna vez decoraron un árbol, el frío comenzaba a calar sus huesos por las noches y es que ni siquiera quería dejar su lugar por la noche.

Su actitud volviéndose cascarrabias otra vez, nadie se atrevía a hablarle y mientras no lo hacían Harley se sentía peor, pero se sentía atrapado dentro de su cabeza, estaba trabajando sin su corazón en el pecho debido a que su dueño se lo había llevado con él. Su cabello creció apenas desde que el francés fue llevado lejos, ahora cubría mucho más de su rostro, endureciendo aún más sus rasgos cuando caían sobre su rostro los mechones ondulados incluso si llevaba el sombrero puesto.

No había forma en bajarlo de allí y no podían quejarse, el galeón era naturalmente lento y por lo tanto necesitaban mantener un ritmo veloz sin importar nada más, las piratas trabajaban a la par de su capitán, verlo de aquella forma les contagiaba su nostalgia por lo perdido, por lo que podría aún existir en algún lugar y entonces todos estaban nada más que enfocados en mover el gran barco, navegando de forma ceñida lo más lejos posible de Inglaterra y más cerca de la nada misma, las velas continuaban cambiando de dirección mientras ellas se movían alrededor casi ni necesitando que Harley diga palabra alguna.

Los Rogers restantes estaban anonadados con la actitud de su hermano, sabían que el hombre era serio y responsable contrariamente a cualquier estereotipo pirata que pudieran decirle sus maestros o su propio padre, sin embargo esta forma de vivir no era saludable para el hermano del medio, lo veían con el ceño fruncido mirando hacia adelante solemne e intimidante, parecía una vieja pintura de algún héroe marítimo, la barba creciendo alrededor de la zona inferior de su rostro.

Ninguno de ellos se atrevía a subir allá, optando por refugiar todos sus agrios sentimientos con sus respectivas parejas, sin saber que de esa forma el capitán lograba sentirse todavía más solo, si despegaba los pies del frente del timón se derrumbaría de necesidad. A esa justo periodo de tiempo tal vez cercana a la medianoche, sus párpados pesaron sin poder más con el cansancio, llevaba días despierto, casi sin saber en qué momento el sol se coloreaba de negro, él sólo miraba las velas, sentía el viento y dirigía la masa de piratas en su mando, algo brillante debajo suyo le molestó en sus ojos. Harley miró sus manos aferradas en la madera tallada de roble encontrando el montón de anillos en sus manos pero aquello no era lo que brillaba con tal intensidad, un poco más arriba a la altura de su pecho, su brújula de plata brillaba contra la escasa luz de la noche, el peso del objeto lo mantuvo intranquilo por un par de segundos antes de volver a subir la mirada hacia el frente, con una mano prendió el botón superior de su chaqueta escondiendo de esa forma el pequeño aparato.

La pequeña distracción lo espabiló otra vez por el resto de la noche, cuando vió los primeros y brillantes rayos del sol sus ojos ardían incluso llenándose de lágrimas por el dolor que la luz le provocaba, parpadeó con velocidad para despejar su vista, sus piernas comenzaron a fallar sin embargo se mantuvo firme en su lugar viendo de reojo como su familia comenzaba a salir desde la escotilla, carraspeó bajo y se enderezó en toda su altura por si alguno de ellos volteaba a verlo, Shuri subió la escalera como todas las mañanas llevando consigo un tarro mediano con té y apenas un poco de whiskey escocés, lo recibió y asintió a la mujer como agradecimiento, sabía que ella incluso podía tener deseos de golpearlo pero no haría nada para no molestar aún más al hombre.

Black Pearl (Harryley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora