"Puta alarma, no me dejas dormir en paz", dije ahogando un grito bajo la almohada. Es mi estupido tercer año en la universidad estudiando para ser agente inmobiliaria y aun asi, no paro de pensar como fue que llegue tan lejos, es que ¡Dios! Soy un desastre con patas, no se como entra tanto desorden en mi metro cincuenta y seis de altura.
Tengo que levantarme, por el bien de mis futuros hijos ( que es probable no tendré).
Arrastro como puedo mis pies fuera de la cama hasta el baño, me miro en el espejo y veo en la escala del desastre de Sofia como me encuentro.Mmmm, el cabello rubio desordenado, rastros de baba en mi boca, y ojeras del tamaño de un mapache en mis ojos... Si es un 3 en la escala del desastre, la únicas veces que llego al 10 son los dias despues de las fiestas universitarias. Son un total despelote.
Tomo un baño, lavo mis dientes, escojo un atuendo decente y ¡LISTO! Sofia esta lista para acabar con el dia, siempre y cuando, claro el no acabe conmigo primero.
-¡Sofia, cariño el desayuno! - dijo mi madre, al no escucharme levantar.
Bajo las escaleras a toda prisa, para el desayuno, doy una ligera sacudida a mi minifalda un alizado rapido con mis dedos a mi desastrosa cabellera y entro a la cocina.
- Vas tarde de nuevo - me "reprendió" mi mamá mientras servia avena para mi en un plato.
Me encanta esto, que mi madre me consienta tan temprano en la "mañana".
- Tu hermano, vendrá el mes próximo, traerá a su prometida - explico mamá sirviendome jugo de naranja.
-¡ Genial!, Voy a hacer lo posible por que mi cuñada se sienta en un hogar lleno de amor y comprensión, para que le queden ganas de volver - le dije con una sonrisa, en el rostro que reflejaba de todo menos bondad.
- No me le espantes, la novia a tu hermano, mira que te conozco muy bien - dijo mi madre ahora si regañando me.
Extrañaba mucho a mi hermano mayor, no nos vemos hace casi un año, el y yo somos muy unidos, de no ser cuatro años mayor que yo la gente pensaría que somos gemelos. Ambos tenemos la misma cabellera rubia y los mismos ojos azules intensos, claro que el mide un metro ochenta y dos pero son ligeros detalles sin importancia que no resaltan a la vista de los demas... Notese el sarcasmo.
No se por que mi mamá cree que espanto a las novias de mi hermano, culpa mía que no es les de miedo cuando me paseo por la casa con un soplete.
Luego de charlar un poco más con ella, decido irme a la universidad. Se me habia olvido que iba tarde a mi primera clase. Estoy becada en Harvard (es fantásticamente inexplicable) para estudiar Seguros, Contratos y ese tipo de cosas, materias que tienen que ver las personas que tambien serán agentes inmobiliarios. Llego a la universidad en bicicleta, siempre la dejo en estacionamiento algo lejos de los autos lujosos de los mimados hijos de papi que son mis compañeros de clase, la gente siempre se detiene a ver esos autos y no le prestan atención a mi amada y maltratada bicicleta.
Llego al aula de clase, y para desgracia ya habían comenzado, y es comprensible llegue veinticinco minutos tarde.
Busco a mi mejor amiga con la vista, ya que conociéndome habrá guardado un lugar para mi junto a ella.
En efecto la ubico, en el medio de las asientos con un espacio libre a su alrededor y corro a sentarme con ella, la gente ni siquiera me ve raro, por que soy Sofia y bueno... creo que deben de estar acostumbrados.

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Flores para ti
RomansaDos buenas amigas, se separan a temprana edad, para reencontrarse con nuevos sentimientos y cambios que las harán encontrar la forma de amarlos u odiarlos.