Como un fénix blanco renaciendo cada verano de entre sus cenizas, volvía a reencontrarme con ella. Con sus manos curtidas por una juventud dedicada al trabajo en el campo, con su mirada limpia que ocultaba una pérdida mayor de la que se puede expresar llorando.
Su voz se había convertido en la banda sonora de todos mis veranos y sus brazos eran el refugio en el que resguardarse cuando la añoranza pintaba mi rostro de lágrimas.La alegría marcaba cada uno de los segundos que pasaba a su lado y las preocupaciones desaparecían bajo los rayos del sol en un pueblo sin nombre.
El verano pasado fue el primero en el que la felicidad se ocultó tras las nubes. El primero de tantos que están por venir. El primero en el que sentí la sal abrazando mis mejillas.
La vida se ha convertido en una extraña isla en la que habito sin el particular sonido de tu risa. Sin nuestros secretos juegos que nadie más comprendía.
Trato de llamar la atención desde la orilla, gritando en silencio, susurrando tu nombre que se pierde en la brisa marina y estalla en las profundidades de mi garganta.
Sin embargo, nadie me rescatará jamás de este lugar que encharca mis pulmones.La única persona que podría hacerlo
ya
no
está.Como una sirena, te convertiste en espuma para volver al mar.
➳ Dejé de amar las flores
cuando la que más amaba se marchitó
y no pudo volver a la vida
aún cuando mis ojos la regaban.
(12/04/2020)Reto en twitter de Yuls B. Seaver.
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Letras de medianoche ©
Poesie❝Las cicatrices que no se pueden ver son las más difíciles de sanar.❞