«Estabas en un momento más de tu vida.
Le conociste una madrugada de un día sin nombre. No puedes asegurarlo porque ya no te permites pensar en lo que pudo ser y no fue.
Pensaste que era cosa del destino, cruel y astuto, el que había decidido que te merecías un lugar más allá de las seguras paredes de tu habitación.
Había tantas cosas que querías sentir, tantas caricias que deseabas regalar con la misma curiosidad de un niño en su primera visita al mar.
Ojalá te hubieras marchado cuando tuviste ocasión.
Pues si bien desconocías lo que se avecinaba, el tiempo no jugó en tu contra hasta que se marchitó el tic-tac del reloj.Te arrepientes de cometer aquel pérfido error, de arrastrarte por un falso amor.
El anhelo de encontrar a alguien que te complementara no fue un desatino. Nos enseñan que no estamos completos, que necesitamos la otra mitad de la naranja
para llenar ese hueco en nuestra alma.Las personas estamos rotas.
Aunque no nos rompemos al mismo tiempo.
Cada una tiene su propio ritmo,
cada una tiene su propio tempo.
Y solo rotos aprendemos a recomponernos.Pusiste ese peso en los hombros de quien más decía amarte y te ahogaste como Narciso en su propio estanque.
Algún día mirarás atrás y te darás cuenta de que ese amor perdido te enseñó una valiosa lección:
todos apostamos en este juego de azar,
pero no todos encontramos en sus dados
la paz».
12 de agosto de 2021
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Letras de medianoche ©
Poetry❝Las cicatrices que no se pueden ver son las más difíciles de sanar.❞