La mejor droga se llama Amor

3. Ojiazul

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C A P Í T U L O   3

~Ojiazul ~

Mariana Rouss

Sus ojos color azul intenso me analizaron con la mirada, esos ojos los reconocí en seguida

Ese mismo ojiazul fue el que preguntó por mi nombre y el culpable que mi vestimenta estuviera levemente teñida de color rojo

—Así que — hizo una pausa notoria pero continuó sarcástico— ¿Marianita, no?

Aclaré mi garganta y lo mire con tal odio que ,a pesar que traía la misma máscara que antes, pude notar como su expresión burlona y sarcástica cambio a una seria y neutra—Mariana Rouss

—Me gusta más como suena Marianita la problemática

Retándolo le dije de mala gana—Dije que me llamo Maria-

—Si recuerdas porque la sangre de uno de mis trabajadores está en tu piel y vestimenta, ¿no?

¿Era una maldita amenaza?

—¿Es una amenaza?— Insinué incorporandome del colchón

—Será mejor que te vuelvas a sentar si no quieres

Lo atropellé, tomando la palabra— ¿Sino que? ¿Crees que me intimidas por ser más fuerte o más alto? No seas tan ingenuo ojiazul. No eres ni la mitad de valiente de lo que tratas de demostrar, y si no me crees ¿Por qué sigues teniendo la máscara puesta?— Aunque fuera una pregunta, yo misma la contesté sin darle chances de que él lo hiciera— Ah... ya entiendo, ¿tienes miedo a no poder controlar a una mujer, que se te escape y luego describir tu rostro para que toda la puta ley te ahogue mientras esa misma mujer se ríe de lo patético que te ves? — hice una breve pausa, imitándolo e incitándolo a que su impotencia crezca de una manera inimaginable— ¿O eres demasiado feo y te ocultas en esa máscara absurda? —Dije entre risas, tratando de atacar su gran aura de ego

Si estuviéramos en las animaciones de los dibujos de los 70's juro que mi mandíbula hubiera caído al suelo y mis ojos hubieran salido de mi rostro

Capas tanto encierro me había dañado la cabeza, seguro que era eso, porque me niego a admitir que ese ojiazul era el humano más guapo que alguna vez mis ojos habían apreciado

Su mandíbula tallada a la perfección, cejas pobladas, su cabello negro desordenado por el tiempo que estuvo aprisionado en aquella máscara, unos pómulos sacados de revista , una nariz recta ,sus labios... Estos tenían un leve toque rojizo muy bajo, pero lo suficientemente fuerte para resaltar en su piel levemente pálida.

Su mirada... Una mirada vacía. No, no estaba vacía. Estaba llena de ira e impotencia, y su voz levemente ronca hizo desaparecer mis pensamientos y adentrarme a la realidad

Sus pasos eran definidos, demostrando con cada uno de ellos quien mandaba entre los dos— ¿Crees que me da miedo que una cría estúpida como tú me haga daño?— Hizo una pausa luego de dejar una distancia considerable entre nosotros dos, no tan lejos, pero lo suficientemente cerca para intimidar a cualquiera— Además de estúpida ,ingenua— Ríe arrogante