8. ¡Salud!

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C A P Í T U L O 8


~ ¡Salud! ~


—¡Venga Mariana! ¡No te quedes atrás! — Jimena estaba unos 10 pasos adelantada, claro, ella no cargaba ni una sola maleta, lo hacían dos sujetos a sus costados, los cuales estaban exhaustos y ni siquiera habíamos llegado a donde se encontraban los autos. Estoy segura que estaba hasta peor que ambos sujetos, Jimena me hizo empacar demasiadas maletas, ella piensa que se necesitan todas estas cosas para una semana. Yo creo que es para 3 meses y eso si estoy calculando mal

—¡¿Crees que es fácil permanecer con todo este peso?!

—Oh por Dios, que desconsiderada, déjame ayudarte

Eso me sorprendió, creí que ella iba a llamar a esos dos hombres para que cargaran mis cosas, sin embargo, ella tomó una de las maletas y me dio una sonrisa de boca cerrada

Al parecer hay más que una cara bonita, dinero y autoestima en Jimena

Ese pensamiento hace que una sonrisa tonta se forme en mi rostro

Llegamos hasta el auto, mejor dicho, camioneta, en ella solo estábamos nosotras y ambos hombres, ¿Serán guardaespaldas?

Los dos sujetos acomodaron nuestras maletas en la cochera y luego tomaron asiento en los asientos de atrás, yo iba como copiloto y Jimena en el volante, teniendo el control de semejante Transformers

—¿Y Daniel?

—Ah, está en otra camioneta, iremos separados para no sospechar y así, más cómodos todos

Eso me alivia un poco, estas últimas semanas he estado evitando a Daniel, no quiero doblegarme ante él, pero tampoco quiero poner en riesgo la vida de mi hermana

Aunque la tranquilidad se desvanece y la suplanta la curiosidad, ¿A qué se refiere con "sospechar"?

Quise retener la pregunta dentro de mi cabeza, pero mis labios fueron más rápidos y poco inteligentes

—¿Por qué sospecharían?

—¿Cómo? ¿No te has dado cuenta? No creí que fueras tan ingenua ,Mariana

¿Ingenua?

Como he dicho antes, a veces paro demasiado tiempo encerrada en mi propio mundo que no me doy cuenta de lo que realmente está pasando a mi alrededor.

Todas esas máscaras, empleados, armas, dinero

Secuestro

Obviamente no eran señales buenas y hasta ahora me digno a pensar en eso

Ellos no eran multimillonarios por buenas acciones, todo lo contrario

Esto era una maldita mafia

Creo que mi expresión fue lo suficientemente obvia como para darle a entender a Jimena que ya había descifrado el puzle

—¿Sorprendida? No somos unos ángeles Mariana, y tú tampoco lo eres. Menos ahora

Aunque era chocante, era lo que menos me importaba, no tenía caso preocuparme, ya estaba aquí, no podía hacer nada para retroceder el tiempo

—¿El viaje es largo?

—Ni que lo digas, es por lo menos de 4 horas

—Maldición...— sobé fuertemente mis ojos y recliné mi cuerpo un poco hacia atrás, dejando caer todo mi peso en el asiento

—Ahora viene la pregunta del siglo

—Dispara —Dije mientras me acomodaba

—¿Eres de las personas que se duermen y se quedan calladas en los viajes largos o de las conversadoras que quieren conocer un poco más a su compañera de vida? — Una sonrisa se formuló en la comisura de sus labios mediante tiraba al aire la pregunta

La mejor droga se llama AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora