𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐓𝐖𝐎

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A quite interesting reunion:
part I
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24 de Marzo, 2019.

17 años después.






—Escucha, me enteré que mi padre murió hoy y, me preguntaba... si podía ir a la academia —dijo, a través del Walkie Talkie—. Lo sé. Sé que no debería volver, pero solo será por esta vez —hizo una mueca—. ¡Por favor! Ya no soy una niña. Bueno, me veo como una, pero no lo soy.

Era cierto. Raramente, se veía como una niña de trece años de edad. Mentalmente no era así, pero era terrible verse con esa apariencia. Aunque, tenía la posibilidad de usarlo para su conveniencia.

—Además, no creo que me vayan hacer daño. Es decir, no los veo desde... ese día —miró el cuadro donde estaban ella y una mujer—. De acuerdo. Adiós.

Suspiró, agachando su cabeza. La negación de la mujer, que cuidaba de ella, había sido tan clara y firme. No podía negarse a ello.

Apagó la radio y la dejó encima de la mesita de noche. Se encaminó hacia su armario y comenzó a vestirse. ¿Iba a ir a pesar de que le hayan negado eso? Claro que sí, siempre respetaba algunas reglas que le imponían, pero esta vez no será la ocasión.

Por alguna razón desconocida, quería ver a sus hermanos. Probablemente estarían molestos con ella, no lo sabía.

Antes de salir, tomó uno de los cuchillos que se encontraba guardados en un cajón.

—Por si acaso.

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Luego del corto viaje, ya se encontraba en frente de la puerta de la gran academia. Inhalo y abrió las puertas, para luego, adentrarse.
Comenzó a observar todo su alrededor. Nada había cambiado, el silencio era igual de desesperante pero relajador a la vez, las cosas aún seguían en su lugar y no ha visto nada de tecnología, que había hoy en día. Estaba yendo directo a las escaleras cuando sus piernas se detuvieron.

Giro lentamente su cabeza, hasta que su vista quedara en el objeto que se encontraba encima de la chimenea.

Un cuadro de un chico de ojos verdosos, con la mirada extremadamente seria. ¿Qué hacia un cuadro de Número Cinco ahí? ¿Qué...?. Su ojos se posaron en el otro cuadro, que se hallaba al lado del quinto Hargreeves. ¿Por qué ella estaba ahí? ¿Desde cuando su padre ponía un cuadro individual en la casa?

Sin apresurarse, se acercó a estos dos. Aunque, su mirada quedaba fija en la de Cinco.

—¿Señorita Emily?

Reconoció aquella voz al instante. Se dio vuelta, encontrándose aquel chimpancé que extrañaba.

—Pogo —le dió un cálido abrazo, que él aceptó gustosamente—. Es bueno volver a verte.

—Lo mismo digo —se separaron—. Creímos que se había ido con su hermano Número Cinco.

—Eso quiere decir, ¿qué nunca volvió a la academia?

Uncontrolled | number five  [EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora