𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄

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A quite interesting reunion:
part II
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—Así que... ¿fuiste a rehabilitación, para luego, salir de ahí y seguir consumiendo drogas? —Klaus asintió—. Genial —dijo, sarcástica.

—¡Lo sé! Deberías probarlo, hará que tu vida mejore, hermanita —sonrió.

—No, gracias. Mejor paso. Aún me gusta estar en la realidad.

Cuatro alzó los hombros.

—Como quieras.

El quinto Hargreeves entró a la cocina, interrumpiendo la charla de estos. Parecía querer encontrar algo, pues estaba buscando entre los cajones y muebles de la cocina, abriendo y cerrando varias veces. Klaus estaba en su mundo y Emily..., bueno, ella intentaba ignorarlo.

Sin embargo, una persona interrumpió el silencio que se formó entre los tres. Allison fue quien entró a la cocina.

—¿Saben dónde esta Vanya? —les preguntó.

Había querido hablar con Siete, pero, luego del desastroso funeral, no la volvió a ver. Busco en toda la mansión donde fuera posible su hallazgo. Pero nada.

—¿No estaba con Pogo? —preguntó Emily y Tres negó—. Entonces, no lo sé.

—Creo que ya se fue —respondió Klaus, haciendo un tono triste en su voz.

—Que lastima —dijo Cinco, acercándose a la mesa con un frasco vacío—. Una gran mansión, cuarenta y dos habitaciones, diecinueve baños, pero ni una sola gota de café.

Allison frunció el ceño.

—Papá odiaba la cafeína —dijo.

—¿Qué acaso viajar en el tiempo hizo que olvidaras ese pequeño detalle? —preguntó Emily con burla, esbozando una pequeña sonrisa en sus labios.

No se habían dirigido la palabra todavía, pero esa pregunta hizo que Cinco la mirara molesto. Para ella no hacía falta verlo, porque sabía perfectamente que lo haría. Tenían muchas cosas de que hablar, pero..., de alguna forma, Emily trataba de que esa oportunidad no se diera.

La pelinegra no se había dado la vuelta luego de soltar aquello. Ni siquiera lo miró de reojo. Nada. Su vista estaba puesta en una pulsera, observándola aunque esta no tuviera nada.

—Me llevó el auto —dijo de repente.

—¿Adónde crees que vas? —preguntó Klaus.

Cinco frunció el ceño —algo que se volvió una costumbre en su personalidad— y miró a su hermano drogadicto, entrecerrando los ojos.

—A buscar un poco de café.

—¿Acaso sabes conducir? —preguntó Allison, como si lo que dijera fuese una broma.

El ojiverde la vio de manera retadora.

—No hay nada que no sepa hacer —respondió, para luego, desaparecer ante las vistas de Cuatro y Tres.

Uncontrolled | number five  [EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora