cap. 34

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“Noche tras noche, lágrima tras lágrima.”

Narrador omnisciente:

Ella siguió caminando mientras lagrimas resbalaban por sus mejillas. Ambas manos sostenían su nariz ensangrentada.

Sentía ser una persona a la que todo le duele, sentía dar pena, sentía ser una inútil, sentía no ser fuerte, sentía dejar que ellos ganaran una vez más.

Había tenido un día triste, como los anteriores. Sus pesadillas estaban regresando, estaba cometiendo los mismos errores, su vida era tan enredada que siempre se repetía lo mismo.

Estaba cansada, cansada de todo esto llamado “vida”.

Estaba teniendo pensamientos suicidas, no lograba comprender en lo que se había convertido después de todo.

Quería dejar de llorar, dejar de hacer las cosas mal, quería no decepcionar a nadie… Ella solo quería aceptarse a sí misma.

No aguantó más, esos días en los que había dejado de autolesionarse se fueron a la mierda, la ansiedad la volvía a invadir, esas ganas de sentir recorrer sangre, solo así sintiéndose satisfecha.

Ya no tenía ganas de seguir aguantando todo esto, quería morirse. Pero no podía suicidarse, ganas no le faltaban, pero por cobarde no lo hacía.

Era duro luchar con sus propios miedos, las voces que la atacaban y aun así la incitaban a hacer lo que hacía.

Limpio su nariz con un trapo húmedo, se quejaba del dolor, era tan intenso que ya no quería seguir limpiándola.

Se miró al espejo con cierto asco, lo único que encontraba eran imperfecciones.

Estiro su brazo dejando a la vista sus cicatrices, eran horribles.

Le dolía tanto, porque cada una traía recuerdos.

Camino con paso sigiloso a su buro y de la gaveta saco una pequeña navaja que estaba sin usar yacía días.

Ella decidida volvió a abrir las heridas de su piel como las de su corazón.

La depresión era como una guerra, y ella tenía dos opciones; intentaba ganarla o moría intentándolo.

Se sentía tan enojada consigo misma, lo estaba volviendo a hacer, se repetía la misma historia, la misma rutina de siempre.

Siendo insultada, nuevos cortes, nuevas heridas.

Y de un momento a otro se hundió, cayo y ya no pudo levantarse. Se largaba a llorar mientras sangre volvía a caer de sus muñecas y el dolor en su pecho que se oprimía.

¿Por qué nadie estaba para detenerla? ¿Nadie notaba lo que estaba pasando?

Palidecía, su respiración se estaba acabando, tomaba con fuerza el cuchillo sin estar consciente de lo que estaba haciendo.

Poco a poco fue cayendo y nadie –Como siempre– estaba para detenerla.

Ella sabía que estaba mal lo que estaba haciendo, pero se sentía bien haciéndolo.

Fue absurdo, no volvió al instituto, no volvió a esas estúpidas terapias con Ilsa, mando al demonio a su mamá, su papá trabajaba, no volvió a ver a Kyung Soo, no volvió a saber de Key ni de su pequeña hermana, Jong Hyun no la busco más, Minho era otro más del montón y con Taemin… Él estaba hecho un desastre. La buscaba y ella lo ignoraba, no quería ver a nadie.

Taemin se sentía la peor persona del universo, se sentía culpable de todo lo que le estaba pasando a esa chica, aunque no fuera de la toda su culpa. Él no sabía los problemas que tenía en su casa.

Tu broma a un es divertida? (Taemin y tu) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora