CAPÍTULO 15: CON ESTOS NERVIOS DESESPERO

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SERENA

No puedo creer que por fin llegó el día.

Es jueves por fin eso significa que hoy por la noche veré a Darién después de aquel episodio en el parque.

No negare que estoy nerviosa pero mis ganas de verlo y aclarar esto de una vez hacen que mi corazón salte y se acelere mucho más.

Llamo a Mina para ver si ella puede cuidar de Rini y de Chibi pues Lita no aparece desde aquel día que vino Seiya y aunque la llamé no me contesta.

Timbra y timbra pero no responden. Intentó nuevamente y esta vez la llamada parece ingresar.
Mi amiga me responde al otro lado del teléfono sin saber que soy yo quien la llama.

–Si, ¿Con quién hablo?
–Mina, soy yo, Serena.
–Amiga, por fin puedo hablar contigo, hay tanto que debemos de charlar.
–Lo sé Mina además se que te debo una gran explicación y te la daré pero no por aquí.
Sabes, hoy tengo que encontrarme con Darién pero no tengo con quien dejar a mis niñas, ¿Crees que tú puedes cuidarlas?
Solo será un momento.
–Claro que si Sere. Estaré libre hoy así que es un buen día.
Te paso mi dirección por mensaje y nos vemos aquí amiga.
–Claro que si Mina. Nos vemos –me despido de ella y cuelgo la llamada.

Aún es temprano pero sé que la hora se me pasará al ir a casa de Mina así que mejor salgo ahora y comemos algo de almorzar en el camino.

Tomo a mis niñas y las bajó hacia la avenida tomando un taxi e indicando la dirección de Mina.

En el camino el taxista pone en su reproductor la canción Umbrella de Rihanna la cual tomé como señal de que quizás todo hoy iría bien con Darién y no debía preocuparme por nada.

Tarareo la canción sin darme cuenta y mis hijas me ven sonriendo a lo cual les devuelvo la sonrisa y me callo.

Al llegar donde Mina, la veo parada en la puerta de su departamento.
Quizás me estuvo esperando.

Corre hacia mí y me abraza efusivamente ante la mirada cómplice de mis niñas.

–Pequeña Chibi, después de tanto te veo. –dice Mina mirando tiernamente a Chibi.
–Ella ya tiene siete años y ella –digo señalando a Rini– es Rini, mi hija menor, tiene cinco años.
–Es bellísima. Menos mal salió como la mamá porque el papá –pronuncia ella irónica entreriendo– ¿Entramos?
–Claro Mina, vamos.

Mina me enseña cada rincón del edificio hasta que llegamos a su bello departamento.
Al entrar mis niñas ingresan tímidamente.

–Niñas adelante, vengan –les dice ella llavandonos hasta su habitación– ¿Les gusta estos juguetes? –vuelve a decirles sacando unas muñecas y un juego de té de su armario– estos son regalos que tenía para sus cumpleaños pero como no estaban aquí se los guarde. –la miro escéptica pero que más podría explicar que tenga eso en su armario– niñas quédense aquí y jueguen. En la cabecera está el control del televisor si quieren ver algo, su mamá y yo estaremos en la sala, cualquier cosa nos avisan. –mis hijas asienten con la cabeza y salimos ambas de la habitación.

Mina me lleva a la sala y me deja ahí mientras va a la cocina por una taza de té.

–¿Cómo has estado amiga?
–De mal en peor Mina, ¡Ya no aguantaba a Seiya!
–¿Que pasó aquella vez que te llamé?
–Pues aquel día Seiya llegó como loco gritando que Rini no es su hija y que hacía yo con el teléfono es así como te dije esa mentira para cortar la llamada.
Antes de eso llegó un mensaje de una chica diciéndole amor y ahí empezó nuestra pelea.
Me secuestró, escondió mis documentos y el de las pequeñas, ponía seguro cada vez que se iba –cuento a Mina llorando– ¡YA NO AGUANTABA TANTAS COSAS!
–Sere, desde un inicio empezaste mal.
No debiste perdonarle tantas cosas a Seiya y mira ahora cómo estás.
Si tan solo le hubieras dado la oportunidad a Darién de que te explique qué lo que pasó en la universidad fue una confusión y nada más quizás tu vida sería otra.
–Me arrepiento de haberlo hecho pero hoy arreglaré eso.
–¿Cómo así?
–Nos veremos y le diré lo que siento además que hay algo que él debe saber y si o si le diré.
–Sere eres mi amiga pero quizás ya es tarde.
–¿Tarde?
–Pues si, es que Darién... –la entrada de un sujeto a la casa interrumpe nuestra conversación haciendo que Mina me deje con la intriga.

Veo como ella se levanta y recibe a la visita inesperada pero de una manera demasiado cariñosa.

–Yaten, amor, ¡Llegaste! –escucho decir a ella a lo lejos– ¡Ven! Quiero que veas a alguien.

Escucho pasos acercándose y al verlo me quedo sorprendida de ver lo diferente estaba mi querido amigo Yaten.

–Yaten, hace tanto no nos vemos.
–Sere –me dice Yaten abrazándome– tanto tiempo desaparecida también.
–Literal amigo –digo apenada.
–Bueno, bueno mi querido amor trajo comida, ¡Vamos a comer! –dice Mina yendo a su habitación a ver a Chibi y a Rini.
–¿Cuántos años? ¿Cuatro?
–Cinco Yaten, una eternidad debo acotar.

El almuerzo fue tranquilo.
Reímos recordando aquellos años en la universidad cuando éramos jóvenes y disfrutábamos de los viajes los tres juntos.

Al terminar de almorzar, Mina deja nuevamente a mis pequeñas en la habitación pues se habían dormido y Yaten se queda en la cocina limpiando todo.

Cuando regresamos a la sala ella se pone sería como si fuera a retomar nuestra conversación.

–Te verás con Darién hoy, ¿Verdad?
–¡Si! –digo emocionada– en un rato debo tomar ya mi taxi.
–Serena, Darién... –siento una pausa eterna aunque solo pasaron dos minutos– Darién se va a casar –esa noticia me deja helada sin saber que decir.
–¿Que? –pregunto incrédula– ¿Se va a casar?
–¿No lo sabías Sere?
–¡NO! ¡No lo sabía!

Sentí como mi corazón se rompía pero recuperé las esperanzas pues tenemos muchas cosas que aún nos unen y yo quería creer muy dentro de mí que el amor seguía allí solo debíamos encontrarlo.

–Aun no está casado Mina así que lucharé por él sea como sea.
–Estas loca amiga –me dice sonriendo.
–Lo sé. Lo estoy.

Tomo mi cartera y me despido de Mina.
La hora de la verdad estaba cerca así que salgo de su departamento y bajo por el ascensor lo más rápido posible.

Al llegar a la calle tomo un taxi y le doy la dirección de la casa de Darién.

Cuando logro llegar camino lentamente con mis botines negros hacia el edificio.
Subo lentamente las escaleras y encuentro el número de departamento de Darién.

Por un segundo lo dudo pero tomo valor y toco su timbre.
Su voz me hace escarapelar la piel poniéndola sensible, las piernas me tiemblan y mi corazón acaba de palpitar mucho más rápido de lo normal.

Todo estará bien, me repito una y otra vez, hasta que él sale y me mira incrédulo.

Al parecer olvidó mi visita.

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⏰ Última actualización: May 28, 2021 ⏰

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