CAPÍTULO 06: LA VISITA MÁS ESPERADA

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SERENA

Acabo de estacionar mi carro y bajo corriendo de él rumbo a admisión del hospital.

Al llegar dudo un poco de ingresar pero respiro hondo y tomo el valor para hacerlo. Me acerco a la señorita de cabello corto que se encuentra sentada y aún con temor la saludo.

- Buenos días -pregunto temerosa.
- Buenos días -aquella muchacha levanta su mirada hacia mí.
- Quisiera información sobre Daríen Chiba.
- Claro, ¿Parentesco?
- ¡Ah!... Yo... Soy su prima...
- ¡Usted es quien llamó temprano!

Menos mal que está chica no estuvo el día de ayer cuando ingresé de emergencia al hospital. -digo dentro de mí tranquila.

- Si, soy yo... ¿Cómo está Daríen?
- Su estado es estable, su habitación es el 210
- Muchas gracias -respondo suspirando- ¿Por qué pasillo es?
- Vaya de frente y ahí verá su habitación.

Camino por todo el pasillo y encuentro la habitación de Daríen.
Una corriente eléctrica me recorre por todo el cuerpo, tomo fuerte mi celular de los nervios y antes de entrar un doctor me mira muy curioso saludándome cortésmente.

Al irse aquel doctor abro la puerta y lo veo acostado. Se ve tan lindo así pero me lastima verlo aquí así tan frágil.

Me acerco lentamente quedando frente a él, ¿No habrá sentido que entré?, Me acerco un poco más y comienzo a acariciar sus mejillas hasta que lo veo abrir sus bellos ojos avellana.

- ¿Me morí? -pregunta con una voz dulce
- ¿Que? -pregunto molesta- ¿Cómo que si moriste? ¡Eres un idiota! ¡Sigues aquí aún vivo!
- Sere tranquila solo... que... despertar y verte me parece un sueño -me contesta entre suspiros
- Pensé que morirías... yo... yo... ¡No sé qué hubiera hecho si te pasaba algo! -respondo llorando.
- Sirenita no me gusta verte llorar, mírame -me toma del mentón levantando mi mirada que estaba lleno de lágrimas las cuales él limpia- Yo hasta que no logre que vuelvas conmigo por completo no moriré, solo cuando lo logré lo haré.
- ¡No hables tonterías! -le digo apoyándome a su pecho llenándolo de lágrimas.
- Sabes que eres el amor de mi vida -susurra- ¡Te amo!
- ¿Que dijiste? -pregunto secándome las pocas lágrimas que quedaban en mis mejillas- ¿Me dijiste te amo?
- ¿Yo? ¿Acaso dije eso? -pregunta entre risas
- ¡Darien! -respondo haciéndole cosquillas en la parte del estómago.
- ¡Auch! ¡Auch! ¡Sere duele! -me dice él entre quejas y risas.
- ¡Oh perdón! -respondo asustada alejándome de él- ¡Lo lamento!
- ¡Ja, ja, ja! Serena tranquila estoy jugando. Estoy bien además ni chocaste con la herida.
- ¡Eres un tonto! -le recrimino molesta pero riendo- Casi muero del susto de haberte lastimado.

Pasamos como una hora entre risas y juego pero solo eso hasta que una enfermera llega con el doctor que ví al entrar al inicio interrumpiendo nuestro momento.

- Daríen es hora de tu chequeo para ver cómo va tu herida.
- Dr. ¿No puede ser más tarde?

Lo veo suplicar a su doctor para que cancelen su chequeo pues quería estar más tiempo conmigo pero lo interrumpo para poder despedirme.

- Daríen, ¡Haz caso a tu doctor!
Yo mañana vendré a verte si. Descansa.
- Está bien Seré. Cuídate. -me responde dándome un ligero beso en la mejilla.

Me retiro de la habitación viendo en su mirada tristeza y preocupación pero es por su bien.

Camino hacia el estacionamiento pero algo me detiene, como una mirada que me sigue no hago caso y continúo mi trayecto a mi carro, llego y subo a él.

Veo mi celular y recuerdo aquel mensaje que leí el día que sucedió todo esto.
Darien quería hablar algo muy serio conmigo pero recién ahora me acordé.

Tal vez no sea momento.

Guardo mi celular en la cartera y prendo el auto para poder ir al supermercado.

SEIYA

El día de ayer Serena vino de frente a dormir, seguro debe de estar cansada así que hago el desayuno para que ella pueda descansar.

Es muy temprano así que tengo tiempo antes de ir a trabajar solo debo de tener cuidado de no mancharme el terno.

Mi hija se levanta y la siento en la mesa dándole una ensalada de frutas para que pueda comer.
Mi bella esposa se levanta y se queda en la puerta del comedor mirándome tiernamente viniendo a ayudarme.

Desayunamos como de costumbre.
Al terminar me despido de ella y de mi pequeña hija dándoles un beso en la frente y salgo de casa rumbo a la oficina.

Tomo un taxi el cual me lleva hasta mi despacho, ingreso y le pido mi clásico café al asistente que se encuentra dentro de mí oficina limpiando.

- Buenos días Kelvin.
- Buenos días señor Kou.
- Kelvin me puedes traer un café por favor.
- Claro señor Kou, ¿Dos de azúcar?
- Sí -respondo- ¡Kelvin! -le digo interrumpiendo su paso.
- Dígame señor Kou -me responde a lo lejos.
- ¿A venido Lita por aquí?
- ¿Lita? ¿Su secretaria?
- ¡Si!
- Pues vino temprano pero al no verlo dijo que vendría más tarde.
- Entiendo... Ve a ver mi café por favor... Gracias.

A si que Lita si vino y demasiado temprano.

Reviso todo el papeleo pendiente que quedó durante el tiempo que estuve en Francia hasta que recibo una llamada de un número desconocido.

- ¿Si?
- Buenos días, ¿Con el señor Seiya Kou?
- Si, soy yo... ¿Con quién hablo?
- Soy el doctor Wong.
Soy médico de cabecera de Daríen Chiba. Él me pidió que lo llame.
- ¿Darien? ¿Para que?
- Chiba quiere hablar con usted y es de suma urgencia.
- Entiendo doctor pero tengo demasiado trabajo.
Quizás en otro momento.
- Señor Kou espero que pueda venir, él se encuentra en la habitación número 210.
Tenga buen día. -responde el doctor colgando la llamada.

Darien quiere hablar conmigo y no entiendo el porque -pienso mientras reviso unos archivos.

Una mujer alta, de cabello castaño y ojos verdes como las hojas en primavera ingresa a mi oficina estallando en furia.

- ¡Claro!. El señor manda al asistente a decir que no está cuando si se encuentra aquí.
- ¡Lita! ¿Qué te pasa?
- Seiya, ¿Qué te he hecho yo para que me rechazes? -me dice con voz de niña queriendo llorar.
- Lita, ¿No te entiendo? ¿Rechazo?
- ¡Si! Prefieres andar con tu mujer que conmigo.
Yo hago de todo por ti pero tú solo me niegas.
¿Acaso no simbolizó nada lo que hicimos en Francia?
- ¡Lita cállate! Eso nadie debe saberlo.
- ¿Por qué? ¿Por qué tu mujer se divorciará de ti?
- Eso no te incumbe. ¡Ahora vete!
- ¡Seiya! -me responde llorando abrazándome- ¡No me dejes! ¡Yo te amo!
- ¿Tu que Lita?
- ¡Yo te amo! -me contesta dándome un pequeño beso en los labios.
- ¡Lita! -le digo apartándola de mí- Yo no puedo corresponder a tu amor. Yo amo a mi esposa.
- ¿Tú... amas... a tu esposa? -me responde riendo a carcajadas- ¡No me hagas reír! Si fuera así no le hubieras sido tantas veces infiel e incluso no hubieras ido conmigo a Francia, ¿No crees?
- ¡Vete Lita!
- Está bien mi amor me iré solo recuerda que te amo -me responde acercándose a mi dándome un beso- ¡Adiós!

Al verla irse respiro aliviado.
Veo mi celular y recuerdo la llamada del doctor de Daríen, dejo todo lo que estaba haciendo y bajo encontrándome con mi asistente.

- Señor Kou, ¿Se va?
- ¡Si! Debo irme. Cualquier cosa me llamas.
- Está bien señor Kou. Tome su café -me contesta dándome mi café el cual tomo apresuradamente.
- Gracias Kelvin. Nos vemos más tarde.

Camino a la avenida y tomo un taxi rumbo al hospital.

Al llegar camino por el enorme jardín y a lo lejos veo a Serena caminar hacia el estacionamiento del hospital.

No puedo creerlo así que limpio mis ojos con mis manos y la sigo viendo.

¿Para que habrá venido? ¿Que hará aquí?

Las preguntas inundan mi mente y veo como ella ve a los costados como si buscara algo pero luego retoma su camino.

Me quedo con la curiosidad quizás más tarde le pregunte.

Llego a la puerta principal y quedo congelado sin saber si entrar, ¡No sé porque!

El Precio de una TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora