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—Es un excelente chico, estoy segura que JeongHan a su lado hubiera sido igual de feliz que en Japón. 

El padre de JeongHan observó a SeungCheol, quien le entregaba un ramo de rosas rosadas. Su cuñada lo miró con precaución, quizá duda, pero sobretodo compasión. El almuerzo  había sido maravilloso. Ni siquiera existieron esas pláticas incomodas que JeongHan había pensado que sucedería cuando su novio y su padre se encontraran. Solamente existió un intercambio de preguntas, uno definitivamente que había sacado de quicio al tío de JeongHan. 

—Se ve que adora a mi hijo, pero hay algo en él que no me gusta para nada—confesó el hombre mientras terminaba de limpiar la mesa—. Ese chico, ¿es hijo único?

—Tiene un hermano menor; Chan. Un excelente muchacho. Es un encanto. 

El hombre volvió su mirada a ambos muchachos y observó como SeungCheol acariciaba el bonito rostro de su único hijo. Sin querer, una sonrisa se hizo presente en su rostro. El ángel volteó a verlo y lo observó con confusión en su rostro. Su padre no aceptaba del todo a sus novios y casi nunca les sonreía, pero esa tarde, cuando SeungCheol y él comenzaron a intercambiar ideas, pudo notar que existió un poco de aprecio por parte de ambos. En realidad, y a pesar de todo lo que pudo suceder desde que la madre de JeongHan falleció, el señor Yoon no era nadie malo. Simplemente, necesitaba abrir los ojos y entender que su hijo también necesitaba de otras personas para poder  salir adelante. Quizá no tanto ser su ancla, sino ser su soporte cuando más lo necesite. 

La tía de JeongHan palmeó la espalda de su cuñado, como si entendiera lo difícil que era ver a un hijo crecer. 

—JeongHan estará bien con o sin SeungCheol, pero si su destino es estar a lado de ese muchacho, no puedes hacer nada por impedirlo. 

SeungCheol y JeongHan volvieron a compartir tiernas caricias entre ellos. 

🐰🐰🐰

—Es que esa película es malísima. No entiendo que tanto le ven si al final los buenos ganan—expresó el tío de JeongHan. El rubio y el castaño comenzaron a reír por sus palabras, concordando con su pensar. El padre de JeongHan solo pudo rodar los ojos ante la pequeña alianza que los jóvenes y su cuñado formaron contra él. 

—Yo también creo que es pésima. Sabes cómo va a terminar o si no tienes idea, sabes que el malo siempre va a terminar derrotado—comentó SeungCheol, dando un mordisco a una papita frita. Habían pedido pizza y unas cuantas hamburguesas para pasar esa noche en paz, incluso si el castaño tenía cosas que hacer, la familia de JeongHan no le dejó ir. Parecía que deseaban disfrutar de esa noche juntos a pesar de ser la primera. Ninguno imaginaba que sería la última. 

Las bromas continuaron entre los tres adultos y la joven pareja. JeongHan tenía que admitir que se sentía entre almas jóvenes. Es decir, el rubio no percibía que debía cuidar sus palabras ni sus bromas, su padre y sus tíos las aceptaban tan bien, claro que tampoco deseaba arriesgarse a realizar una que desatara la incomodidad en el ambiente. Su charla continuó hasta que el señor Kim decidió ir a descansar. Ya eran casi las once de la noche y el castaño debía ir a descansar ya. 

—¿Estás seguro que podrás ir caminando? Puedo llamar a un taxi para que te recoja—murmuró en susurros JeongHan, acomodando el saco de su chico—. Es algo lejos. 

—Yo puedo llevarte, SeungCheol—una voz detrás suyo les hizo tensarse—. No gastarás ni un won y podrás llegar a tiempo. 

Habló el padre de JeongHan mientras se colocaba el abrigo. El ángel estaba perplejo y solo atinó a suspirar, dándole una mirada dubitativa a SeungCheol. Choi no se negó y partió junto a su suegro. El rubio parecía estar nervioso por lo que pudieran hablar ambos, pero la mirada de su novio le tranquilizó un poco. No dudaría en defenderlo si su progenitor intentaba algo. 

Después de despedirse temporalmente de su hijo, el señor Yoon llevó a SeungCheol hasta su auto. No tardaron demasiado en desplazarse hacia la carretera y el silencio se hizo presente entre ambos. El castaño ni siquiera se sentía nervioso, pero sí tenía curiosidad. ¿De verdad solamente lo quería llevar o había algo más?

—En verdad pareces amar a mi niño—el silencio se rompió gracias al hombre mayor. 

—Lo amo más que a nada, señor. Él es muy importante para mi—respondió sin duda ni miedo en su voz—. Puede parecer que lo intento retener, pero él tomó una decisión y la respeto. Solo quiero que él sea feliz, incluso si no es conmigo. 

—Pareces muy decidido. 

—Lo estoy.

—Él sufrió mucho desde que perdió a su madre. No parecía querer sonreír siquiera y yo no fui de mucha ayuda. Mi cuñada y su marido fueron la salvación, aunque eso no quita que haya sufrido con ese tal MinGyu—escuchar aquel nombre parecía poner de malas a ambos—. Solo quiero lo mejor para él. 

—Ya veo—SeungCheol iba a decir una estupidez, dudó, pero después habló sin temor a recibir un golpe. No volvería a ver a ese hombre nunca más y era tiempo de que alguien pusiera las cartas sobre la mesa—. Es comprensible, incluso si lo está privando de su propia felicidad. 

El padre de JeongHan sonrió. Faltaban unas cuantas calles para llegar al hogar de SeungCheol, y a pesar de sentir rabia por ser desafiado, no lo hizo notar. Quizá esa era la parte que JeongHan había adorado tanto de aquel muchacho: su estúpido pensamiento de querer arriesgarse. 

—El mundo no consta solamente de la felicidad, SeungCheol. JeongHan quiere ser actor, brillar en los escenarios y poder demostrarle al mundo que ningún chico o tragedia lo va a detener. Dime tú, ¿Crees que acá va a lograrlo? No hago de menos esta ciudad ya que aquí conocí a mi mujer, pero aquello no quita posee demasiados límites. Una cosa deja de ser hermosa cuando te limita—habló con seguridad el hombre mientras estacionaba el auto frente al hogar de su yerno—. Deja de enojarte con el mundo, SeungCheol. Toda oportunidad tiene un límite, ya depende de ti si resignarte. 

El castaño bajó del vehículo y observó fijamente al hombre, pero este no lo miró. 

—En unos días me lo estoy llevando. Aprovecha esos días—una sonrisa genuina apareció en su rostro y volteó a ver al menor—. Que tengas una bonita noche, hasta luego. 

Y sin más, arrancó. SeungCheol observó como el auto se alejaba y dejó ir un suspiro. No pensaba que aquello se desataría de aquella forma, pero ya no importaba. JeongHan se iría, pero aquello no significaba que se daría por vencido. Lucharía por aquello que consideraba correcto. 

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Pido disculpas JAKSJAKJSKAJSKA

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Pido disculpas JAKSJAKJSKAJSKA. Dios santo, la universidad me asfixió, me maltrató y me dijo "No estúpida, tú no escribes nada hasta pasar el semestre", pero bueno regresé. Se podría decir que estamos casi, casi, casi terminando el fic. Aunque debo admitir que a estas alturas ni yo sé qué rumbo tomará. 

De todas formas, debo agradecer su amor y paciencia. Ya pasamos los 100 seguidores y recién podré festejarlo en paz. Decir que publicaré todos los días es mentira, pero sí será cada semana. Agradezco su apoyo infinito, sin ustedes yo no estaría escribiendo. 

Los amo y las amo hasta el infinito y más allá. Nos vemos en el siguiente capítulo. 🤍



Flower Festival • JeongCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora