IV

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La luz del sol era nula, las calles estaban alumbradas con lámparas y varias personas pasaban por estás disfrutando el fin de semana.

—¡Hey!—grito Arlo sacudiendo su mano de lado a lado.

—¿Qué no puedes ser puntual?—Leo pregunto con un poco molestia.

—Perdon amor estaba en entrenamientos—Arlo contesto en broma recargando su brazo en los hombros de Leo.

—No te preocupes amor—respondio siguiendo el juego al notar a dos personas mirándolos raro—. Ahora llévame a comer.

Arlo asintió con la cabeza y los dos comenzaron a caminar, varias personas los veían raro pero realmente no les importa era un juego entre los dos, después de un rato de caminata llegaron a un puesto de comida callejera.

—Esto está increíble—comento Arlo dando una gran mordida a su hamburguesa.

—Idiota tapa tu boca—exigio Leo con cara de asco.

Arlo volvió a hacer lo mismo para molestarlo, Leo respondió con una pequeña patada en la pierna de él.

—Arlo tenemos que hablar—un tono de madre regañona salió de Leo.

—¿De qué?

—De la apuesta que hiciste con Jack, se que quieres ser mejor que el pero la chica no ha tenido nada que ver con los problemas de ustedes—explico Leo—. Deja fuera de esto a esa chica.

—¿Que tiene de malo apostar? Además es una buena oportunidad para acercarme a ella.

—¿Solo para acercarte a ella aceptaste? Porque no simplemente le hablas y dejas de jugar con sus sentimientos

—Leo no creo que le haga daño

—¿No crees que le haga daño? Podria enamorarse de ti y tu y yo  sabemos lo feo que es que jueguen con tus sentimientos

—¡Oh vamos!—bufo—. ¿Esa chica enamorarse? Estás loco Leonardo—expreso molesto.

—¡Tu decías lo mismo y acabaste destrozado!—rechisto Leo aún más molesto—. ¡Por una vez deja de ser tan estúpido y entiende que Jack solo te está utilizando para hacerle daño a la chica como lo ha hecho antes!— grito Leo enfadado poniéndose de pie y dejando allí a Arlo.

—¡Eres un gran amigo Leo!—bufo Arlo.

Arlo llegó a su casa con los ánimos hasta abajo, había peleado con Leo pero no era solo eso, lo que le molestaba era el hecho de que no lo apoyaba como otras veces, aun molesto le envío un mensaje a Maya para quedar al día siguiente. A la mañana siguiente despertó temprano, se ducho, cambio y salió directo a la casa de Maya.

Después de caminar un poco llegó, tocó el timbre y espero a que alguien le abriera por poco tiempo ya que salió la hermana de Maya, Rosa.

—Hola ¿A quien buscas?—pregunto Rosa abriendo la puerta.

—Buenos días señora busco a Maya.

—¿Me veo como señora?—pregunto molesta.

—No, para nada es solo que es más grande que yo...

—Dime Rosa y dale un momento a Maya que se levantó tarde ¿Gustas pasar?

—No aquí estoy bien, gracias.

Tras unos minutos de espera Maya salió con un vestido floreado y una chaqueta de mezclilla, llevaba el pelo suelto se veía más bonita de lo que era. Arlo solo la observó, pensando en porque todo le quedaba tan bien a esa chica.

—¿Nos vamos?—pregunto Arlo.

Maya asintió sonriendo y los dos comenzaron a caminar, hablaban de algunas cosas que tenían en común. Después de un rato de caminata mezclada con viaje en autobús llegaron al centro de la ciudad comieron un poco y vieron algunos espectáculos callejeros.

Hasta EnamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora