Capítulo 5 | Limpieza, baile y risas.

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05 | Limpieza, baile y risas.

- ¿Cuándo te vas a despertar? - digo mientras golpeo su espalda con una almohada.

- Cinco minutos más mamá...

Hoy es sábado ¿saben lo que significa? Que debemos ir a limpiar el instituto. En realidad, solo limpiaremos la cafetería porque mis padres llegaron a un acuerdo con el director. Sí, Ryan les contó lo sucedido y se comunicaron con el señor Rogers. El trato fue que no me metería en más problemas en lo que queda de año solo si el director Rogers a cambio relevaba las dos semanas a solo un día. Si yo rompía nuestro acuerdo y causaba algún nuevo problema, las dos semanas aumentarían a cinco. Así que me conviene quedarme quieta.

- ¡Despierta! - le digo mientras le golpeo nuevamente - ¡Ryan!

Mi niñero es un idiota. Se supone que tiene que ser más responsable que yo, digo se supone porque no es más responsable que yo, claramente.

- ¿Qué quieres? - gruñe Ryan mientras aún se encuentra boca abajo.

- Tenemos castigo - respondo obvia.

- ¿Y por qué no fuiste? - me pregunta incorporándose en la cama.

- ¿Acaso me oíste hablar en singular? No idiota. Hablé en plural - coloco una mano en mi cintura - TENEMOS. TÚ Y YO. JUNTOS. AMBOS. ¿Comprendes?

Ryan simplemente se limita a levantar su cabeza y girarla un poco para enseñarme la lengua.

Paciencia Anne, paciencia. Me digo a mí misma tratando de calmar las ganas que tengo de golpearlo en el rostro.

- Querido Ryan - digo con voz dulce - ¿Podrías por favor levantarte e ir conmigo al castigo que ambos tenemos que cumplir?

Ryan se quita la sábana poco a poco. Cuando lo hace por completo me sonríe y yo suelto un suspiro de alivio, ¿ven? A veces lo mejor es hablar las cosas con calma. Es mejor tener paciencia y lidiar las cosas de la manera más simple... bueno de la segunda manera más simple hablando.

- No.

A la mierda la calma, la paciencia y todas esas mierdas.

Me giro sobre mis pies escuchando la risa de Ryan detrás de mí, pero no me importa, sabrá que desobedecer a Anne McDaniels tiene consecuencias y no son buenas. En la cocina busco una de esas jarras grandes de cristal que tiene mi madre para hacer la limonada que le gusta y la llené de agua. Abro el refrigerador, tome unos cuantos cubos de hielo y los metí en la jarra. Cuando termino mi perfecta y simple mezcla, subo las escaleras hasta llegar a la habitación del idiota. Y ¿adivinen qué? Está en la misma posición. Maldito flojo.

Me acerco sigilosamente a él... esperen ¿Quién podría despertar a esta especie en extinción? Me acerco haciendo el mayor ruido posible y nada, ni se mueve, sigue en la misma posición. Con que a eso le llaman dormir profundo o simplemente ser un maldito vago.

- ¡Despierta, bella durmiente! - grito a todo pulmón al mismo tiempo en que vierto el agua fría sobre él.

Ryan se levanta de golpe y se asusta tanto que se cae de la cama.

Obviamente yo también caí, pero de la risa.

- ¡¿QUÉ TIENES EN LA CABEZA?! - grita, levantándose del suelo.

- Cerebro, algo que a ti te falta - sonrío victoriosa, viéndolo empapado y muerto de frío seguramente.

- Si querías verme en ropa interior solo debías decirlo, Donald - dice viéndome divertido.

Mi sonrisa desaparece e inconscientemente miro hacia abajo y... oh sí, está en ropa interior, creo que estaba tan ocupada riéndome de la expresión de su cara que me olvidé de verificar si estaba vestido o no pero... ¿Quién demonios duerme en ropa interior? O sea, ¿No tiene pijama? Agh. Olvídenlo.

Mi niñero es un idiota ©. (#1) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora